22 de julio 2015
Los recuerdos más vívidos de la infancia de Consuelo Benard transcurren en su casa de Granada. De pequeña siempre se encontraba con un lápiz en la mano haciendo garabatos en un papel o escabulléndose en la cocina para participar en la elaboración de los alimentos. “Siempre estaba averiguando como se hacían los platillos, sus ingredientes, siempre estaba experimentando con eso”, recuerda Consuelo.
De adulta, su gusto por el arte y la gastronomía no cesó, pero ambas cosas se convirtieron en hobbies a medida que las responsabilidades del trabajo y el ajetreo de criar a cuatro niñas aumentaba. Su pasión se mantuvo latente, hasta que hace dos años decidió combinar sus dos pasatiempos y fundar Limón Dulce, una empresa de postres creativos que ha redefinido el concepto de pastelería.
La premisa del negocio es simple, no es suficiente que algo sepa bien, debe verse igualmente hermoso. La fusión entre su talento por el dibujo y su buena cuchara es visible cada vez que Consuelo termina una galleta, un pastel o un pudín. "Lo que quiero proyectar y dar a mis clientes es que prueben algo rico pero a la vez lindo, que te haga admirarlo pero que sea con un sabor natural", expresa la emprendedora.
Para ella, es necesario recobrar el gusto por los sabores de antaño, el tipo de postres que llevan al recuerdo de la infancia, con las abuelas, las mamás y las tías. Ese sabor especial va acompañado además de ingredientes frescos y naturales, "nada de pre-mezclas”, explica la pastelera.
El pilar de su trabajo es la paciencia. Todos sus productos son elaborados con sumo detalle, ya sea un dibujo para el cumpleaños de una niña de seis años o un colorido ‘mandala' en una galleta, cada postre lleva un toque especial y por ello Consuelo sólo trabaja por encargo, para asegurar la máxima calidad, tanto en la ilustración como en sabor.
"Cada una de las galletitas o del pastel va dirigido a una persona o tiene un motivo especial. Eso se ha perdido, ahora vamos y compramos algo y no lo elaboramos especialmente para quien está hecho", plantea Consuelo.
La originalidad y el dominio de técnicas como el 'fondant' o el 'royal icing' son clave para el proceso creativo. La experimentación, entre prueba y error, logran llevar a la realidad hasta los pedidos más exigentes. “Una vez un niño, que es artista, cumplía seis años. El diseñó sus galletas con sus dibujos. Traté de que quedaran exactamente como el niño quería y quedé bien por que se mostró feliz con sus dibujos hechos en galletas”, relató la creadora de Limón Dulce.
El reto de emprender en Nicaragua
Para Consuelo, emprender no ha sido un camino fácil. Conseguir recursos económicos y formar una clientela nueva ha sido una tarea que ha logrado llevar gracias al apoyo de sus hijas y a las herramienta del mundo digital. “Las redes sociales me han servido mucho porque es una manera de conseguir clientes sin mucha inversión. He tenido la ayuda de mi familia. Algunos me han ayudado con publicidad, otros con organización”, expresa la emprendedora.
El reto de crear un negocio en Nicaragua reside en la dificultad tanto de asentarse en el mercado, como de poder conseguir un capital base a través de préstamos accesibles.“Cuando sos una microempresa, lo primero que necesitás es el recurso económico pero los intereses de los préstamos son muy altos y te piden un gran cantidad de requerimientos”, manifiesta. Por el momento, pretende conseguir un local pequeño que le permita poder acoger más pedidos.
La filosofía de Limón Dulce radica en la personalización del encargo para cada cliente, pero la artista deja su sello en todos los productos que elabora. “La esencia del trabajo es la paciencia, se necesita mucho amor. Es una pasión. Se trata de un proyecto que tenés en mente todo el día, planeando hasta el último detalle. Tratar de que quede perfecto y para eso se requiere mucha paciencia, probar una vez otra vez, hasta que logras lo que querés”, concluye.
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Para mayor información sobre Limón Dulce, llame al siguiente número telefónico: 8883 5427