22 de octubre 2015
La escena gastronómica de Managua se ha diversificado mucho en los últimos años. Ahora hay muchas opciones, muchas de ellas con decoraciones lujosas, minimalistas o con tendencias más frescas y creativas que te hacen sentir en un tablero de Pinterest. Bueno, Jimmy Three Fingers no es ni por cerca uno de esos lugares…
Lo que a este local le falta en decoración de interiores, lo compensa con la calidad de su comida. Las costillas al estilo Alabama – el Estado de donde proviene el dueño – son la referencia entre los conocedores de la buena cuchara. El secreto radica en saber cuándo un platillo ha sido preparado en cuestión de minutos y cuándo es marinado por muchas horas y cocinado lentamente en el ahumador.
Cabe mencionar que el establecimiento es una gema escondida. Antes de encontrarlo, podés recorrer el perímetro en círculos hasta (¡por fin!) dar con la casa, cuya fachada está pintada en verde y en la que han colocado un toldo de palma. Llevo un par de años creyendo que llegaré de una vez al sitio, pero siempre termino en la cuadra equivocada. Después de todo, Managua se presta para esto.
Un hombre con historia
Visitando este lugar descubrí que al dueño le apodaron “three fingers” (tres dedos, en español) porque carece de uno de los cuatro dedos de la mano izquierda con los que toca la parte superior de la guitarra. Jimmy me contó que aprendió a cocinar desde niño, cuando su abuela, de origen italiano, le enseñaba las artes culinarias de su país después de haber ido a misa. “Era eso o lavar los trastes”, me dijo con desagrado.
Conocí a Jimmy hace unos seis años, cuando su restaurante operaba en Granada y desde entonces pensé que había perdido su dedo cocinando. Para dejar de especular, esta vez me atreví a preguntarle directamente. Me contó que se había enredado con la mafia y que cometer ese grave error le costó el dedo anular. Me convenció por un momento, pero aquello era sólo una muestra del gran sentido del humor de este personaje. Será mejor que él mismo les cuente la historia cuando lo visiten, para ver con qué ocurrencia sale.
Como les contaba, Jimmy pareciera despreocuparse por lo estético. Tanto así, que su motocicleta Harley Davidson está parqueada en medio de la sala, junto a una refrigeradora vacía y una máquina para hacer palomitas, ambas desconectadas. Es como si se tratase de un garaje interno. Un par de láminas de cielo raso pueden estar cayéndose… y para él no pasa nada…
En cambio, este restaurantero sí se preocupa por cocinar con ingredientes frescos y de alta calidad. Él mismo va de compras dos veces al día y sólo escoge carne importada de Estados Unidos y mariscos de Bluefields (RAAS). Jamás descuida su cocina en hora pico. Si una noche tiene toque fuera, ese día no habrá costillas ni demás especialidades del menú (en su mayoría italianas), pues nada se hace sin su supervisión. A lo sumo habrá un par de bocas, pero él se lo dejará saber con tiempo a su clientela a través de su página de Facebook.
Estética vs calidad
Recomiendo este lugar a pesar de su estética. La comida es deliciosa y las raciones generosas. Como crítica constructiva sugeriría cambiar el pan, los nacho chips y las papas por unos hechos en casa, pero valoro que Jimmy priorice el tiempo para preparar las diferentes guarniciones o salsas. La ensalada “cole slaw” y la de papa son las mejores que he probado en mi vida. La salsa barbecue, la coctelera roja o la tártara son una delicia.
Las dos últimas salsas complementan unos camarones jumbo envueltos en carne de cangrejo fresco, aunque por su presentación parecen piernas de pollo. Y no lo digo yo, me lo dijo Eduardo, el atento mesero que cuando vio mi cara de extrañada, me leyó la mente. Me comentó que todos los clientes tienen ese momento de confusión la primera vez que los ordenan.
Respecto a las costillas que se desprenden del hueso, una vez más pensé que se habían equivocado y nos habían servido una porción más grande. Pero no, era la “lunch”. Al finalizar nuestra visita, tuvimos que pedir un recipiente aparte para empacar una parte. Si piden la “emperador”, prepárense para llevarse un cerdo entero “a tuto” a sus casas. No exagero.
De Jimmy Three Fingers siempre me voy con el estómago y mi billetera satisfecha. Sin duda, regresaré pronto por el meatlof que aún no he probado. Sepan que si llegan un sábado por la noche, con suerte podrán ver a Jimmy tocando su guitarra. Sino, igual podrán disfrutar de la música música del lugar, entre la que destacan géneros como el blues, jazz y, por supuesto, rock.
Nuestra orden:
Sándwiches de cerdo a la barbacoa: C$120
Costillas San Luis (Lunch size): C$250
Camarones rellenos: C$325
Horario: De martes a domingo de 12:00 p.m. a 12:00 a.m.
Dirección: De Ticabus, 1 c. arriba, 1/2 c. al sur.
Tel: 8861-0791