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El cazador que vino del frío

La película construye una realidad convincente, pero desperdicia ese rico escenario en una trama agresivamente superficial

Juan Carlos Ampié

23 de enero 2016

AA
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En la escena de “El Renacido” que pasará a la posteridad, el rastreador de caminos Hugh Glass (Leonardo Dicaprio) es atacado por una osa, empeñada en proteger a sus dos oseznos. El director Alejandro Gonzalez Iñárritu se toma su tiempo para retratar con lujo de detalle el suplicio del hombre. El animal lo agarra a dentelladas, desgarra su cuello, lo zarandea, lo aplasta con su cuerpo monumental. El horror visceral de la escena es profético, porque usted se sentirá igual al final de la película. Vapuleado, y no de buena manera. En esta columna hay “spoilers” sustanciales. Lea a su propio riesgo, o vea la película y regrese a esta página.

La acción se desarrolla en la norteamerica de principios del siglo XIX. Colonos e indígenas recorren la frontera oeste. Cuando no están cazando animales por sus valiosas pieles, se matan entre sí. La expedición del capitán Andrew Henry (Domhnall Gleeson) es emboscada por la tribu Arikara. El ataque se filma en una sola toma - una de varias secuencias técnicamente asombrosas. Si los hechos retratados no fueran tan violentos, uno quedaría embobado con la coregrafía. La cámara observa en contrapicada desde un punto cercano al suelo, como si registrara el punto de vista de un niño o un animal salvaje. Este admirable ejercicio de caos controlado es el climax prematuro de la película. El conflicto principal aflora posteriormente: el cazador John Fitzgerald (Tom Hardy) detesta a Glass porque este se hace acompañar de su hijo mestizo, Hawk (Forrest Goodluck). El racismo de Fitz lo codifica como villano.

Sabemos que Glass es un buen tipo por su relación con el muchacho, y por los artificiosos flshabacks con matices de realismo mágico, que dibujan los parámetros de su pasado: lírico romance con una indígena, brutálmente destruido por el hombre blanco. El ataque de la osa le da ventaja a Hawk. Encomendado al cuido de Glass, sin otra compañía que Bridger (Will Poulter), un muchacho noble pero influenciable, el villano se deshace de Hawk y da por muerto a Glass. Pero contra todo pronóstico, el “muerto” revive. De ahí el título de esta historia de retribución y venganza, con pretensiones míticas y muy poca sustancia para sostener su largo metraje.

Bajo la sangría, la película está bellamente producida. Funciona a la hora de construir una realidad convincente, pero desperdicia ese rico escenario en una trama agresivamente superficial. Si vale la pena verla, es por el trabajo del director de fotografía Emmanuel Lubezki, filmando sólo con luz natural. Su virtuosismo se ve informado por las películas de Terrence Malick, con quien colaboró en “The Three of Life” (2011). El contraste entre la violencia entre los hombres, y la majestuosa indiferencia de la naturaleza, que “El Renacido” constantemente invoca, estuvo mejor explorado en “La Delgada Línea Roja” (Malick, 1998).


El filo sensacionalista de la película la levantará en la taquilla y en la Academia. Después de 4 nominaciones actorales y 20 años de carrera, es la hora de Leo. Esto sucede por la coincidencia de dos fenómenos: primero, la acumulación de desplantes. Debió haber ganado en el 2014 por “El Lobo de Wall Street” (Martin Scorsese, 2013), pero el favorecido fue Mathew McConaughey por “Dallas Buyers Club” (Jean-Marc Vallée, 2013). Eso nos lleva al segundo factor que ahora favorece a Dicaprio: las tribulaciones del personaje ficticio suelen fundirse con las del actor. Se premia el sufrimiento. Dicaprio ha sido torturado para nuestro entretenimiento, en una película logísticamente difícil de producir. Para bien y para mal, suena como una combinación ganadora.

Dicaprio y Hardy se habrán llevado las nominaciones al Óscar, y bien puede ser que consigan la estatuilla. Sin embargo, ninguno de ellos brinda la mejor actuación del filme. Will Poulter, interpretando al joven idealista que finalmente abandona a Glass a su suerte, se roba la película. La escena en que debate si creer o no la historia de Fitzgerald es el momento más humano de todo el filme. Sabe sabe que el mercenario miente, pero el miedo lo conduce a traicionar sus mejores instintos. Su personaje es el único que trasciende arquetipos. Ojalá la película se hubiera concentrado en él.

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Clasificación

“El Renacido”
(The Revenant)
Dirección: Alejandro González Iñárritu
Duración: 2 horas, 36 minutos
Clasificación: * * * (Recomendada con ciertas reservas)
* Nominada a 12 Óscares de la Academia, incluyendo Mejor Película

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