1 de febrero 2023
Jaén, mañana del 29 de mayo de 1814. En la calle Pozo, Pascual Luque, músico de la capilla de la catedral, abre la ventana de su casa. Un repique general de campanas anuncia a los cuatro vientos el santo del rey Fernando VII y la celebración de las fiestas por su regreso tras seis convulsos años de guerra contra Francia.
El clamor de los artesanos y jornaleros aproximándose en tropel a la plaza de Santa María; los vítores y aplausos mezclados con lágrimas de alegría; las salvas de artillería; los fuegos de artificio; los toques militares; la marcha de soldados y cadetes a caballo… A partir de estos sonidos, Pascual imagina el asombroso espectáculo multisensorial que se avecina en las calles. Cierra la ventana. Vuelve el silencio, la quietud, como si la ciudad quedase fuera. Pero en su cabeza este paisaje sonoro sigue resonando.
Pensemos por un momento en el impacto emocional que este y otros eventos debieron de generar en los habitantes de la época, en especial sentimientos de exaltación patriótica, adhesión a la causa fernandina y odio al francés.
En este breve artículo invitamos al lector a un viaje a través de los paisajes sonoros de la ciudad de Jaén a principios del siglo XIX. Pretendemos que reflexione sobre el poder del sonido en la configuración de la ciudad antigua y actual, abriendo ventanas a las reverberaciones del pasado.
Sonido, espacio, identidad
La ciudad, como espacio urbanizado habitado, está cargada de significados simbólicos depositados a lo largo del tiempo. En su percepción ha prevalecido un enfoque visual y ha sido definida como contenedor de calles, plazas, edificios e infraestructuras.
Esto refleja la tradicional primacía que la vista ha tenido sobre el resto de los sentidos, ignorando que la urbe es un espacio de experiencias multisensoriales construido social y culturalmente por sus habitantes. En este proceso, el sonido juega un papel clave, porque no solo organiza y define el espacio, sino también el tiempo y la vida cotidiana de la comunidad.
Ahora que están tan de moda los estudios del sonido, es interesante repensar la ciudad desde esta perspectiva. Así, a los tradicionales “puntos de vista” se añaden las “esferas de escucha”, lo que permite profundizar en el amplio, complejo y cambiante entramado de significados construidos en torno al sonido urbano.
Este modelo pluridisciplinar de análisis urbano, deudor del concepto de paisaje sonoro acuñado por R. Murray Schafer, concibe la ciudad como un cuerpo en el que tienen cabida todo tipo de señales acústicas.
Además de las diferentes músicas, se tienen en cuenta sonidos naturales y artificiales, agradables e indeseables, cotidianos y extraordinarios, en espacios interiores y exteriores, y ligados a actividades diversas y marginales, muchas de ellas desaparecidas o en peligro de extinción. Esto incluye también el silencio, rasgo auditivo asociado al pasado, ya que la Revolución Industrial invadió la ciudad de ruidos y sonidos mecánicos y eléctricos.
El sonido se propaga de un lugar a otro y, por tanto, va más allá del espacio visual. No obstante, cada lugar suele estar vinculado a uno o varios sonidos concretos que lo definen y caracterizan frente a otros territorios.
El paisaje sonoro hoy y ayer
El estudio del paisaje sonoro de la ciudad contemporánea puede hacerse por medio de grabaciones e informantes. Pero ¿cómo adentrarse en la historia con micrófonos y cómo reconstruir esos sonidos extintos y olvidados? ¿Qué significados y emociones iban unidos a ciertos sonidos en el pasado?
El estudio de los sonidos urbanos lejanos en el tiempo es infinitamente más complejo que reconstruir las imágenes visuales de los viejos paisajes, debido a la evanescencia del material de partida. Aun así, es posible hacerlo de manera indirecta recurriendo a una amplia variedad de fuentes, tanto orales como escritas, y evocando esos sonidos con imaginación y verosimilitud histórica por medio de asociaciones.
Una de las fuentes más valiosas para este propósito son las descripciones de fiestas, que permiten aproximarse a la morfología del paisaje sonoro del pasado.
Un ejemplo lo constituye la crónica de las festividades celebradas en Jaén (Andalucía, España) del 30 de mayo al 2 de junio de 1814 por la restitución al trono de Fernando VII, escrita por Diego Antonio Coello y de Portugal y publicada con un pomposo título: Descripción de las plausibles fiestas con que esta muy Noble y Leal Ciudad, el Ilmo. Sr. Obispo de esta Diócesis, el venerable Cabildo de la Santa Iglesia Catedral, las autoridades todas, diferentes corporaciones, gremios y personas de todas clases han solemnizado el fausto día de nuestro adorado soberano, el señor D. Fernando VII, y su restitución al augusto trono de sus progenitores (Jaén, Imprenta de D. Manuel de Doblas, 1814).
Una prueba de concepto
Tras hacer una relectura creativa de esta fuente, y apoyándonos en las tecnologías digitales y en un amplio equipo de trabajo interdisciplinar, hemos diseñado un paseo sonoro por el casco histórico de la ciudad de Jaén. Este aspira a recuperar la memoria acústica de aquel relevante evento, así como el contexto inmediatamente anterior y posterior a la invasión napoleónica y la guerra de la Independencia (1808-1814).
Nuestro principal reto ha sido trasvasar el contenido de la crónica a un formato multimedia accesible, añadiendo recreaciones sonoras. La consulta de los padrones municipales y parroquiales de la época fue imprescindible para reconstruir la ordenación urbana de la ciudad y georreferenciar en el espacio los sonidos, ruidos, locuciones y músicas según su descripción y tipología (considerando parámetros como altura, intensidad, duración, timbre y espacialidad), así como las emociones suscitadas en los oyentes.
El recorrido, creado con la aplicación de Google My Maps, se puede consultar en dispositivos móviles. Está planteado como una visita guiada de diecisiete paradas que recorre escenarios significativos mencionados en la crónica para escuchar in situ una serie de sonidos reconstruidos: desde un repique general de campanas hasta el suntuoso Te Deum para coro y orquesta compuesto por el maestro de capilla Ramón Garay en el Colegio de Seises, pasando por sonidos de una fuente, el molino de una almazara, una herrería o un mercado, sonetos y sermones recitados, sin olvidar toques militares, canciones patrióticas y músicas de corte popular como las seguidillas.
En síntesis, un muestrario selectivo de las tres categorías principales que configuran el sonido (la música, el ruido y el habla) y que componen la banda sonora de la ciudad a principios del siglo XIX. Además, la aplicación incluye imágenes históricas identificativas de los diferentes espacios, la mayoría de los cuales se han perdido o han sido profundamente transformados.
Experimentar el pasado hoy a través del sonido
Con el propósito de que la comunidad pueda experimentar afectivamente los sonidos del pasado se realizaron varios turnos del paseo sonoro dentro de un gran evento de divulgación científica: la Noche Europea de los Investigadores 2022.
Esta actividad permite convertir los espacios físicos de la ciudad en lugares emocionalmente compartidos, experimentados y significados con nostalgia a través del sonido.
Al mismo tiempo, ayuda a adquirir conciencia sobre el espacio que ocupa el sonido, la evolución del entorno sonoro y el problema de la contaminación acústica, transformando el oído en un sentido útil para hacernos revivir el pasado.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original titulado: La ciudad del pasado con oídos del presente. Virginia Sánchez-López, Universidad de Jaén; Isabel María Ayala Herrera, Universidad de Jaén; Javier Marin-Lopez, Universidad de Jaén.