11 de agosto 2024
La chinandegana, Keyla Hernández López, migró en 2009 a Zaragoza, España, donde por más de una década trabajó “en lo que salía”, desde cuidar niños o ancianos, hasta servir mesas. Pero, en 2019 cumplió su “sueño español”: pasó de empleada a ser su propia jefa; actualmente tiene tres negocios en el centro de la ciudad: un restaurante típico nicaragüense, una barbería y una frutería.
“Empecé limpiando casas, cuidando niños y ancianos. Cuando me dieron los papeles de la residencia, unas amistades me recomendaron trabajar en una cadena de restaurantes, que se llama 100 montaditos, donde aprendí mucho; después fuí camarera en muchos restaurantes”, recuerda Keyla Hernández, quien migró a sus 19 años de edad.
La nicaragüense decidió que un día sería su propia jefa luego de sustituir momentáneamente a su hermana mayor, Gisselle Hernández, en un trabajó donde estaba interna y solo podía salir dos horas al día. “Esas dos horas más apreciadas del mundo, yo valoraba mucho la libertad de ese momento. Y yo dije esto no me gusta”, relata.
Años después, Gisselle Hernández abrió dos bares, pero uno de ellos no “marchaba bien” y quería cerrarlo para irse a un local más grande. En ese momento, Keyla Hernández decidió hacerse cargo del bar “en problemas”.
Sin ninguna experiencia en administración de negocios y sin ahorros, pero con toda su experiencia en atención al cliente, la joven nicaragüense decidió “lanzarse” y toda su familia se unió para cumplir el sueño de Keyla Hernández.
“Yo no tenía dinero, adquirí deudas, y pagué 5000 euros para comenzar el negocio. Ese dinero lo conseguí con mi madre y mis hermanos. Después fui pagando poco a poco las deudas, y ya logré pagarlas todas”, destaca.
El origen del bar y restaurante “Las Tejitas”
En el bar, la migrante vendía comida española, pero su deseo siempre fue ofrecer comida nicaragüense, pero un pacto entre hermanas le impedía hacerlo. Gisselle tenía, a unas cuadras, un restaurante típico nicaragüense de su hermana.
“Al final a mi hermana no le funcionó el negocio y cerró, porque el local no estaba bien acondicionado y se quejaban mucho los vecinos. Entonces, hablé con mi mamá para que comenzáramos a vender comida nicaragüense, y abrimos el bar y restaurante “Las Tejitas”, detalla la connacional.
“Al inicio solo vendíamos comida los fines de semana, comenzamos con nacatamales y asados. Pero, poquito a poquito íbamos diciéndoles a todos los nicaragüenses, que nos conocían, que estábamos vendiendo la comida de Nicaragua”, recuerda la chinandegana.
La sazón de su mamá, Ninfa López, y la ubicación estratégica del bar —cerca de la zona donde vive la mayoría de la comunidad latina en Zaragoza—, hicieron que poco a poco su clientela aumentara y así comenzaron a atender de lunes a domingo.
Los tres negocios de Keyla Hernández
Aprovechando las ganancias que ya le dejaba el bar y restaurante, Keyla Hernández incursionó en otra área: abrió la barbería “Petien”, a unos dos locales de “Las tejitas”. El negocio es atendido por un migrante cubano.
“La barbería lleva el nombre Petien por el apellido materno de mi esposo Hillen Campos Petien, con quien llevo casada 19 años y tenemos dos niñas nacidas en España”, comenta.
“Mis suegros Alba Petien y Manuel Campos nos han apoyado mucho económicamente cuando hemos necesitado un empuje”, agrega.
La idea de los negocios de Hernández es servir como fuente de empleo para los “migrantes que tengan el deseo de trabajar”. En sus tres locales trabajan, en total, ocho migrantes: cuatro personas en la cocina y dos en barra de “Las tejitas”; el cubano de la barbería y otro en la frutería.
“En el restaurante prefiero que los trabajadores sean nicas, porque nos llegan españoles, ecuatorianos, colombianos, hondureños o personas de todos lados. Entonces, yo quiero que mis empleados sepan explicar que es un nacatamal, un quesillo y cómo se come”, detalla Keyla Hernández.
En la misma calle, donde instaló el bar y la barbería, la chinandegana abrió la frutería y verdulería “Agateyte”, donde ofrece frutas exóticas y vegetales que se consumen en Nicaragua.
“Vendemos jocotes, mangos, pipianes, elotes de maíz y hojas de plátano, para que los nicas se hagan nacatamales o baho. También vendemos frijoles rojos, avenas, vainilla, frambuesa y frutas para hacer frescos nicas”, enumera la mujer de 35 años.
Algunas de las frutas que no son tan comunes en España, Keyla Hernández las consigue a través de proveedores conocidos de su esposo, quien trabajó en el Mercazaragoza, un mercado para mayoristas.
Un pedacito de Nicaragua en Zaragoza
El bar y restaurante “Las Tejitas”, ubicado en la calle José Pellicer, es un viaje nostálgico para los nicas que han migrado a España. Está decorado con los colores azul y blanco de la bandera de Nicaragua, en la entrada hay un mural decorado con maracas y matracas, máscaras del Güegüense y varias botellas del ron Flor de Caña. Y solo se toca música nicaragüense.
Su especialidad son los asados y la fritanga nica. Los platillos que más se consumen son: cerdo frito con yuca, tostones con queso, tajadas con queso, maduro con queso, quesillo, tacos o enchilada.
“Tenemos repochetas, nacatamales,vigorón, enchiladas, frijoladas y la especialidad de la casa los asados de pollo y carne, bistec encebollado, churrasco, pechugas en salsa jalapeña, sopas de albóndigas y de res”, describe.
Además, venden refrescos naturales nicaragüenses de mango, chicha de maíz, jamaica, chía, arroz con piña, calala, pitahaya, cacao y tiste. Los clientes escogen entre tomarlos en bolsa o en jícaras.
“Para los nicaragüenses es importante que haya restaurantes como ‘Las Tejitas’ por la nostalgia. Lo primero que uno busca al migrar es un restaurante de su país, por eso tratamos de tener un poquito de todo lo popular en Nicaragua”, sostiene.