24 de agosto 2022
Así como a la primera –y por regla general– la respuesta a esta interrogante es sencilla y común, tu auto nuevo que con tanto esfuerzo lograste adquirir es realmente un gasto.
¿Y con esto ya terminamos este artículo? No, porque en las finanzas personales no todo es negro y blanco, hay grises que son bien importantes y es lo que vamos a analizar. En otras palabras y como siempre decimos: las finanzas personales son PERSONALES.
Al momento de responder, también influyen muchos factores para llegar a una conclusión, por ejemplo: qué tan altos son tus ingresos, para qué usarás el carro, si lo adquiriste al crédito o al contado, la calidad que tiene, si es nuevo o usado etc.
Pues aunque por regla general un carro es un bien que se deprecia cada día, literalmente desde el momento en que lo sacaste de la concesionaria –y necesita mantenimiento, combustible, lavado– e implica gastos mensuales, existen algunos escenarios donde sí se podría considerar una inversión.
Gasto vs. inversión
Pero antes de adentrarnos a analizar si el vehículo es un gasto o una inversión o cuándo es una u otra cosa, comencemos por entender estos conceptos, pues con el tiempo hemos identificado que solemos confundirlos en el día a día.
Y es que, aunque ambos son una salida de dinero:
☑️ El gasto es un dinero que sale y queda ahí. Sea necesario o innecesario, simplemente no hay vuelta atrás ni adelante.
☑️ En la inversión, en cambio, yo espero recibir algo –normalmente dinero– en el futuro. Tener un retorno sobre el monto que desembolsé.
Escenarios en el que mi carro es una inversión:
Veamos por ejemplo el caso de una persona que ahorra el dinero para su auto, reúne una cantidad considerable ya sea para comprarlo de contado y/o pide un préstamo pequeño para ajustar lo que le falta.
Que además el auto que compra es de una marca reconocida y de calidad, que está en buen estado, con sus mantenimientos al día –lo ha llevado a un taller autorizado para realizarle una inspección completa– y que evidentemente cuesta menos de lo que costaría nuevo.
Esta persona estaría pagando pocos intereses por su auto. Adicional cumpliría la función de darle mayor comodidad para transportarse, viajar un poco más seguro y movilizar a su familia.
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El auto, además, se puede convertir en una herramienta para un negocio, por ejemplo, para hacer deliverys de su pequeño emprendimiento, para transportar la materia prima de dicho negocio, visitar a los clientes para ofrecer el producto… todo con el objetivo de hacer crecer el emprendimiento.
En este caso el carro podría ser una inversión, pues el precio a pagar es justo, con pocos intereses, le brinda comodidad, aumenta su patrimonio y encima podría generarle mayores ingresos.
El auto como un gasto:
Por otro lado, existe la posibilidad que el auto efectivamente se convierta solamente en un gasto.
Pues imaginate lo que significa que te entreguen un carro nuevo, tomarte la fotito para publicarla en redes sociales, montarte y que tenga un olor a estreno, ir al trabajo y llegar empoderada o empoderado con tu auto.
Pues realmente la mayoría de personas bajo los efectos de esa necesidad creada, se convencen de adquirir un auto nuevo, sin estar claras que desde que sale de la casa comercial, el carro pierde hasta el 15% de su valor.
Y si adquirís un préstamo automotriz a cuatro o cinco años para pagarlo, con una cuota mensual más los gastos en mantenimiento, gasolina, lavado… hasta los gastos más mínimos como estacionamientos, todo esto se suma y a largo plazo probablemente te resulte en una cantidad altísima.
Al final del día terminarás pagando más de lo que vale el vehículo, pues con los años pierde valor.
Pero ojo con esto, no es una crítica por gastar tu dinero para vivir esa experiencia, es más bien que estés claro que bajo ese escenario tu auto es un gasto, no una inversión. No te engañés.
Y claro que si tus finanzas personales, tu presupuesto y prioridades te lo permiten, tenés el semáforo en verde para gastar tu dinero, pues precisamente para eso es la planificación financiera.
En resumen ambas situaciones son distintas, y por lo tanto financieramente se encaran de diferente manera. Vos sos la persona encargada de valorar qué representará tu auto en tu situación financiera.
Con ambos ejemplos que te compartimos, podés tener una idea más clara de cómo lograr que tu auto no solo sea un gasto, sino una inversión a largo plazo.
No se trata de que un auto no sea funcional, porque sí lo es para la mayoría de las personas, peeero hay distintas maneras de adquirirlo o si ya tenés uno, de mantenerlo. No es igual un carro al que nunca le das mantenimiento y que eso te obliga a pagar grandes sumas de dinero en reparaciones, a un vehículo con sus mantenimientos al 100%.
*Este artículo fue publicado originalmente en: Plata con Plática.