18 de diciembre 2022
Con 35 años, marcó siete goles y dio tres asistencias, este domingo finalmente Lionel Messi levanta una Copa del Mundo con Argentina, luego que venció en penales 4-2 (3-3) a Francia en Catar.
Ni Steven Spielberg pudo crear un guion tan emocionante con un cierre tan perfecto y emotivo, como el Diez de la albiceleste cerró en Doha, escrito por la pluma de sus pies y la poesía de sus goles. El pequeño rosarino que no podía crecer, se consagró en un gigante en Catar y le dio a su Argentina natal su tercera Copa del Mundo.
Si la historia del Lionel Messi se pudiera contar a través de los mundiales. Se podría decir que “La Pulga” empezó su sueño en 2006, tuvo los altos y bajos de las ediciones siguientes, llegó a acariciar el triunfo en una fallida final en 2014, y ocho años después, en el ocaso de su carrera se encontró así mismo y fijo su objetivo.
Parecía inalcanzable, pero Messi nunca dejó de creer, de luchar que su sueño podía materializarse. En el camino hubo grandes tropiezos, finales perdidas, señalamientos lapidarios de la prensa, pero el final fue épico, alejando esa sombra que le perseguía de Maradona, porque ciertamente, Messi es incomparable, porque ha escrito su nombre en el futbol con letras doradas dentro y fuera de la cancha. No hay nada que reprocharle, solo que este fue su último partido en un Mundial.
Un Di María y un equipo que respaldó al Capitán
A diferencia de otras ediciones, detrás de “La Pulga” había un equipo que le respaldó. Un Julián Álvarez acompañándolo en esa dupla ofensiva y en la final a su fiel compañero, Ángel Di María con quien tiene los recuerdos más amargos y alegres de su carrera. Es justamente “El Fideo”, quien ha brillado junto a su capitán y que se le reconoce muy poco, porque ante los franceses, Di María fue letal.
Quién hubiera pensado que aquella escuadra de Lionel Scaloni que perdió 2-1 ante Arabia en el arranque del campeonato terminó consagrándose en el torneo. Un equipo donde las jóvenes figuras como Enzo Fernández, Álvarez y Mac Alistar dieron el punto de partida para que el conjunto albiceleste se dosificará en el transcurso de la competencia y le dio esa colectividad que se necesitaba para que alcanzaran la final.
Una final de infarto
Desde que mi generación tiene recuerdos de un Mundial no se vivió un final tan infartante como la que Francia y Argentina ofrecieron en el estadio de Lusail.
Cuando Argentina tuvo la ventaja con el gol de penal de Messi y la anotación de Di María, se pensó que una Francia sin pies ni cabeza estaba derrotada, pero en esos momentos cruciales apareció su estrella, un Mbappé, quien marcó un doblete en los últimos minutos del tiempo reglamentario.
En extra tiempo, Messi puso el tercero, pero nuevamente el Diez de Francia emparejó las acciones para extender el duelo a la guillotina de los penaltis.
Emiliano Martínez fue nuevamente la figura y tapó dos penales. El de Coman y Tchouaméni que fueron predecibles para un arquero argentino que fue imbatible bajo los tres palos en la prueba de mayor exigencia.
Hugo Lloris, no acertó en ninguno, permitió cuatro de cuatro y Francia se quedó con el subcampeonato. Fue Mbappé quien cargó con el partido y le dio esperanzas a los “Les Blues” de mantenerse en el trono con su ‘hat trick’, pero no alcanzó. Argentina siempre buscó los goles y a los pies de su capitán no bajó los brazos por encontrar la victoria. Fue un justo triunfo para una final de antología.
Era el destino, el lugar y una generación de jugadores con convicción y garra, liderada por un Messi que eligió creer que levantaría la Copa. Ahora el pueblo argentino festeja y puede corear su famosa canción a la selección, solo que esta vez con la afirmación que han ganado su tercera Copa Mundial:
“Muchachos, nos hicieron ilusionar, ya tenemos la tercera, ya somos Campeón Mundial”
*Loanny Picado es periodista nicaragüense especializada en deportes, viviendo en Holanda. La columna “Dentro y fuera de la cancha” es una colaboración con la Revista Niú. Puede contactarse y seguir a la autora en sus redes sociales de Twitter, Facebook y YouTube. También en su blog: Zona de Penal