7 de mayo 2022
“De Ciudad de México para Monterrey nos llevaron en un tráiler, fue un viaje de 16 horas, íbamos más de 500 personas. En un momento comenzó a faltar el aire, iniciaron a desesperarse muchas personas, los niños lloraban”, relata Luis, un migrante nicaragüense que recientemente hizo el viaje a Estados Unidos.
“Mi compañero me dijo que no podía respirar, yo le decía calmate tranquilo, pero yo también me sentía mal, así que me quité la camisa y encendí mi celular. Le escribí a mi esposa, le dije, mira vieja aquí nos va faltando el aire, pensé en decirte por si me pasa algo”, recuerda Luis.
Luis salió de Nicaragua un 23 de febrero, empujado por el estrés de tener un alto nivel de deudas, y una situación económica que no le permitía hacerles frente. Iba con una maleta pequeña, 5,000 mil dólares en los bolsillos para pagar su viaje, y el sueño de llegar a Estados Unidos.
En este tipo de viajes, los coyotes priorizan pasar primero a las personas que más pagan. “Los cubanos eran los que más pagaban, alrededor de 10 mil dólares, otros hasta 12 mil dólares porque iban familias enteras”, dice Luis.
Uno de los puntos más importantes es cuando él y su grupo llegaron al Río Bravo. Ya en ese trecho, el coyote que los llevaba les dijo -Dios los bendiga- y se retiró del lugar.
El último obstáculo: El Río Bravo
“Nos agarramos en cadena y comenzamos a pasar, pero al llegar a la mitad del río ya comenzó a subir el agua hasta el pecho, y a otros a taparlos”, cuenta Luis. En ese momento hubo llantos, niños arrastrados por la corriente, unos ayudando a otros a como podían, en medio de esa situación Luis que logró pasar el río.
Llegó a Eagle Pass, Texas. Allí se entregó a migración, le dieron zapatos, le permitieron bañarse. “Nos dijeron que podíamos agarrar manzana y galletas. Eso fue alegre porque no habíamos comido”, comenta el nicaragüense. Lo primero que hizo fue enviar un mensaje a su esposa, para decirle que había llegado, pero no se dio cuenta que el mensaje nunca se envió.
Mientras él estuvo en migración no le dieron acceso a comunicarse con sus familiares. A los días su esposa recibió una llamada de un cartel en México, y le dijeron que tenían secuestrado a Luis, y le solicitaron otros 5,000 mil dólares. “Le dijeron que si no enviaban ese dinero, iban a mandarle el vídeo de cómo me cortaban la cabeza”, cuenta Luis. Su esposa en la desesperación logró conseguir 1,000 dólares prestados para enviar al cartel.
La pesadilla terminó cuando Luis logró comunicarse con un familiar que ya estaba en Estados Unidos esperando por él. Le avisaron a tiempo a sus familiares en Nicaragua, para que no enviaran el dinero al cartel en México.
Por el momento Luis sigue en norteamérica, a la espera de una respuesta a su estatus migratorio.
“Yo si me tocara otra vez no lo haría, prefiero quedarme con todos los problemas allá en Nicaragua, pero cerca de mi familia”, confiesa Luis, quien ahora no está trabajando porque para hacerlo la mayoría de los lugares le solicitan papeles de residente, y los trabajos que no lo hacen, son temporales y mal pagados, ahora debe enviar dinero para que su familia pague la deuda que dejó en Nicaragua.
Nicaragua un país que exporta migrantes
La situación social y política del país empuja a cada vez más personas a irse de manera ilegal a Estados Unidos. En 2021 alrededor de 100.000 nicaragüenses según datos de la Organización Nicaragüenses en el Exterior (NEEM), se fueron a Estados Unidos y Costa Rica como principales destinos migratorios.
En abril de este 2022, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades CDC de Estados Unidos informaron que a partir del 23 de mayo quedará derogado el Título 42, una herramienta que permitía expulsiones masivas de migrantes en la frontera sur entre Estados Unidos y México. Por eso muchos de los migrantes nicas se van con la esperanza de que con ayuda de un familiar que ya sea residente en Estados Unidos, les permitan quedarse en este país o no los expulsen inmediatamente.
Tanta es la cantidad de nicas migrantes que cayeron en informaciones erróneas de los coyotes, que en enero de este año la Embajada de Estados Unidos en Nicaragua, hizo un comunicado para indicarle a los nicaragüenses que no ingresaran a territorio norteamericano de manera irregular. «Si llega a la frontera de Estados Unidos de manera irregular, solo o acompañado, será deportado inmediatamente. No crea en las mentiras de los coyotes, no inicie un viaje en vano», indica el comunicado.
El sueño que puede ser pesadilla
Un sociólogo nicaragüense a quien llamaremos “Arturo”, tiene cuatro años viviendo en Pennsylvania, en la ciudad de Pittsburgh en Estados Unidos, donde se le presentó la oportunidad de estudiar con una beca internacional.
Desde 2018 hasta la fecha, “Arturo” ha notado que se ha incrementado el número de latinos y nicaragüenses que llegan a la ciudad. “La ciudad no es un destino migratorio muy popular, pero cada vez hay más latinos en los últimos años”, comenta “Arturo”.
Desde su perspectiva, la situación que atraviesan la mayoría de los migrantes en Estados Unidos es dura, pues estar viviendo fuera y estar solo, “genera un desgaste en la vida de la persona, porque por más que uno añada nuevas redes, a uno siempre le pesa mucho extrañar a su gente”, explica el sociólogo. En comparación con quienes viven en Nicaragua, que en muchos casos tienen accesos a trabajos mal remunerados, sufren persecución política etc, “Arturo” considera que en general la mayoría de los nicas en Nicaragua “tienen una cierta calidad de vida que uno no puede a veces tener en Estados Unidos”, explica.
Parte de esa calidad de vida perdida a la que se refiere este sociólogo, es que como migrantes en Estados Unidos, las y los nicaragüenses viven solos después de estar acostumbrados a estar rodeados con sus familias y amigos, además tienen varios trabajos al mismo tiempo, esto limita sus decisiones de vida pues la mayor parte del tiempo están obligados a trabajar.
“Arturo” considera que cada caso es distinto, pero que las personas que están valorando esa posibilidad de salir de Nicaragua, deben evaluar bien la decisión antes de tomarla.
El objetivo de muchos nicas al salir del país, es entre otras cosas, mejorar la calidad de vida de ellos y sus familias, es decir trabajar para enviar dinero y tener acceso a una mejor economía. Pero, ¿qué tan cierto es que se puede mejorar la calidad de vida y generar mayores ganancias? ¿Cuánto cuesta vivir en Estados Unidos realmente?
De acuerdo a un estudio del Centro Norteamericano Pew Research Center, que recoge la BBC News, en Estados Unidos los migrantes latinos generalmente ganan alrededor de $30,000 dólares al año, es decir un aproximado de 2,500 dólares al mes.
Los sectores en donde más laboran son en educación, salud y servicios sociales, luego siguen todas las categorías de entretenimiento, recreación, alojamiento y servicios de comida. La mayoría tiene dos trabajos y logran ingresos más altos que los que tendrían en Nicaragua, pero sus gastos también son altos, el sobrante es lo que envían a sus familiares en sus países de origen.
De hecho, de acuerdo al Índice de la Big Mac que realiza “The Economist” desde 1986, podemos visualizar la variación del costo de vida que existe entre un país y el otro, si tomamos en cuenta el precio de una Big Mac que en Nicaragua es de 134 córdobas, y en Estados Unidos vale US$5,81 0 206.14 córdobas.
El dato es una guía que nos ayuda a visualizar la variación de los costos de vida que existe entre un país y el otro, por eso el modelo de migración que incluye trabajar y enviar dinero para que la familia se sostenga, o pague deudas, en términos generales no parece una oportunidad de cambio en la vida financiera de los migrantes y sus familias. Menos cuando familias enteras viajan y luego se enfrentan a la realidad de que deben trabajar día y noche ¿y los niños con quién se quedan? Además deciden vivir en estados que son caros y bastantes transitados por migrantes como Miami, y si no aprenden el idioma les cuesta mucho más conseguir empleos mejor remunerados.
¿Hay una excepción a la regla?
Claro que no todas las historias son pesimistas, dentro de la regla hay excepciones como la de José, que si bien vivió momentos duros, logró ante todo pronóstico, cumplir con sus metas profesionales, sin que esto signifique que los sacrificios que hizo no repercutan en su vida personal.
“Mientras estás trabajando en Estados Unidos, enviás dinero a tu familia, pero esos hijos que dejaste pequeños no te amarán nunca de la misma manera porque crecieron lejos de vos. Tus amistades te olvidarán. Vivirás en un lugar bonito, pero nunca lo sentirás tuyo porque no es lo mismo comer en el restaurante más caro de Miami, que una carne en Vaho en la Estación de León, yo pagaría más por poder comerme ese Vaho”. José, migrante nica quien lleva más de 15 años en Estados Unidos.
José salió de Nicaragua con una deuda de más de 7 mil dólares, hasta empeñó la casa de su mamá para poder acceder a ese préstamo, e irse en búsqueda de cumplir su sueño.
A modo de consejo para quienes planean dejar su país en búsqueda de mejores ingresos, José les sugiere que mejor se queden en Nicaragua. “Si tienen acceso a un préstamo para pagarle al coyote, busquen maneras de hacer dinero en Nicaragua” dice, aunque aclara que él entiende que cada persona decide sobre lo que quiere hacer con su vida, pero vivir en Estados Unidos “es duro”.
José indica que todas estas carencias las y los migrantes lo intentan ocultar. “La mayoría de los nicas en Miami viven una vida llena de carencias, pero hacia afuera muestran otra cosa, como farsantes”, dice José.
Situaciones similares las ha vivido “Arturo”, sociólogo nicaragüense, él cree que muchos migrantes tienen tendencia a publicar que están bien económica y emocionalmente, cuando realmente eso no es real. “He visto casos de personas que se proyectan como que están viviendo bien, pero llegan a sus trabajos a llorar”, confiesa Arturo.
Antes de tomar la decisión si irte o no a Estados Unidos, valorá tu situación personal en base a las oportunidades u obstáculos que podés encontrar, pues de acuerdo a José, necesitás estar preparado para realmente hacer el cambio financiero al que aspirás:
- Deberías saber inglés.
- Establecerte en estados que no son tan caros como Miami.
- Generar ingresos suficientes para pagar las deudas en Nicaragua.
- No viajar con muchos niños, pues tendrás más presión o estrés para mantenerlos e invertirás menos tiempo al trabajo por tener que cuidarlos.
- Si no tenés papeles no podrás alquilar un apartamento, y tendrás que pagarle a un residente para que lo rente por vos.
- Como ilegal vas a tener acceso a un trabajo cansado y mal remunerado al menos en primera instancia.
Sin tiempo para dormir
José duró 27 días cruzando México, perdió 30 libras y vio gente morir, eran lanzados al río porque sus familiares no pagaban el cruce de frontera a los carteles. “La mayoría del tiempo te venden un cartel y ellos se encargan de pasarte al otro lado . Yo mismo fui vendido a uno de Matamoros Tamaulipas por el coyote que me traía”, cuenta José.
Lo más duro fue cuando llegó a Estados Unidos y se dio cuenta que las cosas no eran como se lo había imaginado, sobre todo en Miami . “La gente –los latinos– ahí viven engañados, no tienen nunca un peso guardado, siempre están el día a día y mañana Dios dirá”, dice José.
Los primeros meses vivió en un barco abandonado en el patio de una casa, medio se lavaba el cuerpo en los baños de los McDonald ‘s, y comía todo el tiempo cheeseburger de un dólar.
Su primer trabajo fue poner ladrillos un lunes de Semana Santa, hacía frío y había neblina, lo que fue “horrible” para él por venir de un clima caliente. “Mi trabajo fue hacer una mezcla de cemento para pegar ladrillos. Las manos en carne viva de tanto cemento y el clima terrible me causaron una gripe brutal”, recuerda José. Pero eso no impidió que luego del día de trabajo, tomara un segundo trabajo, esta vez de lavaplatos. “Ni modo que decir que no, me fui ese mismo lunes”, indica.
El horario de trabajo de José era de lunes a viernes 6:30AM- 4:30PM trabajaba poniendo ladrillos, de 5:30PM -11:00PM lavaba platos, y los fines de semana cocinaba en un Ihop, una compañía de comida rápida, este último era el trabajo que más lo acercaba a su meta.
José quería ser un chef . “Mi sueño no era Estados Unidos, mi sueño era irme a Francia o Italia” confiesa.
De hecho indica que él no se fue a EEUU por necesidad económica, lo hizo porque fue empujado emocionalmente a buscar un cambio, por ambiciones más grandes y tranquilidad emocional. “Ahora acá estoy, con 3 hijas y 3 restaurantes” dice.
Añade que en Estados Unidos hay dos tipos de personas que llegan de Nicaragua:
Quienes visualizan oportunidades de negocio, se adaptan y aprenden el idioma.
Los que viven en Miami o California, en un sueño en donde no tienen un centavo y viven el día a día, y aprenden a hablar cubano.
Montar un negocio en el extranjero
José vive en Carolina del Norte, tiene actualmente 15 años cocinando comida japonesa, primero lo hizo para restaurantes de otras personas, y logró acumular experiencia en la cocina, pero le faltaba el capital para invertir en un negocio.
El primer pasó era buscar un local comercial, pues para hacerlo necesitás remodelar el lugar y adaptarlo a todos los requisitos que solicitan por seguridad. “Yo tuve la suerte de haber conocido mucha gente que me apoyara porque soy extremadamente responsable con mi trabajo, y mi reputación como trabajador, entonces mi primer local pertenecía a una señora que no me pidió mucho” explica. Otra norteamericana le prestó el capital que necesitaba y logró empezar su propio negocio.
Los primeros años fueron los más duros, pues estaba consciente que significaba trabajar en feriados, cumpleaños o navidad . Lo bueno es que su negocio fue creciendo poco a poco, tanto que actualmente abrió dos sucursales más para atender la demanda.
La historia de José le sucede a muy pocas personas, teniendo en cuenta el número de migrantes que se van de manera ilegal a Estados Unidos, y de igual forma a países como Costa Rica o Panamá.
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La gran mayoría de estos migrantes se dan cuenta de las consecuencias de sus decisiones solo hasta que ya no hay marcha atrás, por eso si estás pensando en migrar, antes de enrumbarte en un viaje que dura días, asegurate de haber explotado todas las opciones económicas de tu país.
Es más barato invertir en educarte financieramente, manejar mejor tu dinero para pagar tus deudas, y mejorar tu calidad de vida, que exponerte a la muerte y dejar un luto en tu familia por un aproximado de 2,500 dólares al mes, dinero que no enteramente para ellos porque tiene un costo vivir allá. Echale números y verás que la relación costo vs. beneficio probablemente no te salga tan bien.
*Este blog fue publicado originalmente en el blog: Plata con Plática