27 de agosto 2022
Tener un negocio, ser empresario o empresaria y –por tanto, pensamos– dueños de nuestro tiempo es como el sueño dorado de muchos. Tener una pareja con la que te llevés al 100, que compartan valores, gustos y tiempo, también suena maravilloso, ¿no? ¿Quién no quiere eso?
Ahora, tener ambas cosas debería ser aun mejor… ¿o no? Quizá no es ni tan maravilloso, ni tan fácil como suena. Hoy te quiero contar nuestra historia.
Yo: el inicio de Plata con Plática
Si tenés un buen tiempo por acá probablemente ya conocés esta parte, así que trataré de ser breve. Comencé Plata con Plática, primero como un blog de hobby en el 2012, mientras estudiaba una maestría en Taiwán y luego de manera formal ya como empresa en el 2015.
Aquello que comenzó como un simple blogpost llamado «¿A dónde se fue mi dinero?» se ha ido transformando a lo largo de estos 10 años y hoy Plata con Plática es una plataforma completa y robusta de educación financiera, con un súper #TeamPCP de mujeres talentosas donde:
☑️ Producimos contenido bueno, fácil de leer, variado y actualizado para esta web y todas las redes sociales.
☑️ Diseñamos productos y herramientas físicas –PlatAgendas, PlataDiarios, libros– y digitales –como los formatos de presupuesto, calculadora para el retiro o ebook de deudas– para todos los gustos, colores, sabores, edades y necesidades.
☑️ Creamos e impartimos programas completos para empresas, con el objetivo de que el personal construya mejores hábitos financieros. Esto beneficia a la persona -obviamente-, pero también a la empresa, puesto que los problemas financieros generan estrés, ansiedad, depresión, falta de concentración y al final resulta en una baja de eficiencia y productividad en la empresa en general.
Como verás, al igual que sucede con otras empresas, el camino ha sido largo, los cambios muchos y nadie empieza siendo grande. Se construye.
Conocí a mi esposo en el 2014, cuando Plata con Plática estaba cumpliendo 2 años. Exactamente ese día lo cautivé. Y desde el primer momento se involucró con Plata con Plática porque me dijo que me ayudaría a conseguir clientes –cosa que no pasó, jajaja, la que caí fui yo. Desde entonces, aunque no es parte oficial del equipo, ni trabaja tiempo completo en él, muchas propuestas e ideas las peloteo con él.
Yass: el inicio de Origami Brand Studio
Llevábamos ya casi un año de novios –en el 2015–, cuando Yass comenzó su primera empresa: Origami Brand Studio, una agencia de Comunicación Creativa y Marketing Digital.
Comenzaron siendo 4 socios y muy pronto consiguieron varios clientes y comenzaron a contratar personal de Comunicación y Diseño para hacer frente a los desafíos del día a día y dar respuesta a sus clientes.
Desde el primer momento compartimos espacio de oficina porque nos hacía completo sentido:
● Éramos pareja y ya pasábamos tiempo juntos. Y QUERÍAMOS pasar tiempo juntos.
● Ambas empresas eran pequeñas y no podíamos rentar espacios aparte.
● Los giros de negocio eran similares: todo en digital.
● Nos apóyabamos: yo a él en la parte financiera, él a mí con las ofertas y los clientes.
Estuvimos dos años en aquella primera oficina en Los Robles, donde compartíamos espacio además con un tercer negocio de jóvenes: Kakao Media. ¡Ah! Casi lo olvido, tuvimos un episodio horrible, en el que 4 ladrones se metieron una mañana a la oficina, con armas y todo, golpearon a 2 personas y fue traumático. Acá lo conté en su momento.
Así que en el 2017 nos mudamos al Edificio Discover, para tener más seguridad y un espacio más grande para todos. La verdad es que todo iba muy bien… hasta que llegó Abril 2018.
Imaginate que un día antes de aquel fatídico abril, Origami tenía +35 clientes fijos y casi 30 colaboradores.
Tres semanas después de Abril 2018 solo quedaron 6.
Nuestras finanzas
Desde que me dedico a las finanzas personales y aun antes de tener una pareja formal, siempre he creído en las finanzas compartidas. Y es que en mis inicios, cuando daba asesorías personalizadas, me di cuenta de la enorme diferencia entre aquellas parejas que llevaban finanzas separadas VS aquellas que las llevaban 100% compartidas.
Y no tiene nada que ver con que fueran más o menos ordenadas, o tuvieran más o menos deudas. Hablo de un asunto enteramente emocional y de la salud de la relación misma: las parejas cuyas finanzas eran 100% compartidas, un solo bolsón para todo, estaban más compenetradas, se veían juntas a un plazo mayor y de alguna manera siempre lograban salir hasta del hoyo financiero más profundo.
Así que cuando Yass y yo nos mudamos juntos en Octubre del 2015 no fue una gran decisión cómo llevaríamos nuestras finanzas: ya los dos sabíamos. Y hasta el día de hoy, así lo mantenemos y así será hasta el día que muramos.
Manejamos un solo presupuesto en el que ponemos todos nuestros ingresos y todos nuestros gastos. Dejamos un monto MINIMO como de uso “discrecional”, que es el mismo para ambos. Con eso me compro mis gastos hormiga o salgo con mis amigas.
Ya está. No hay complicaciones. Creeme: es 100000% más fácil, sencillo y transparente. Para explicarlo aun mejor, comparto esta maravillosa gráfica que hice:
Y es así. Haya poco, o haya mucho. No importa si hay $100.00 de un lado y $0.00, nosotros siempre hemos y siempre vamos a sumar nuestros ingresos y restar nuestros gastos.
Hasta acá todo muy bien, peeeero, ¿qué pasa cuando hay problemas en las empresas? Eso, OBVIAMENTE también nos ha pasado. Seguí leyendo porque te lo voy a contar.
Mezclando todo: un chacuatol
La vida me ha enseñado que no existe nada enteramente bueno, ni nada enteramente malo. Todo lo que somos, hacemos y vivimos tiene dos caras de la moneda. Nuestro matrimonio, nuestras finanzas y nuestras empresas no son la excepción.
El haber mezclado taaaanto nuestro día a día con las empresas hizo que el 80%de nuestro día y nuestras conversaciones giraran en torno a esto. El otro 20% probablemente son los niños. Nunca lo vimos mal y las veces que nos preguntamos a nosotros mismos si era un error, nos auto-respondíamos diciéndonos que era lo que nos gustaba y apasionaba. Así que estaba bien.
Han habido también momentos en los que una de las empresas o AMBAS están pasando por malos momentos: ventas bajas, pocos ingresos, gastos que no son fáciles de bajar, etc., y que nos han puesto en aprietos financieros y problemas con nuestra relación.
Y te voy a compartir dos:
2018
Después de Abril 2018 nos comenzó a ir muy mal a los dos. Ya compartí que Origami pasó de +35 clientes fijos –iban por un camino de vender casi medio millón al año– a solo 6 y Yass con su corazón de pollo decidió aguantar y aguantar, no dejar ir a nadie, no recortar gastos y esperar a que todo se solucionara en junio… julio… agosto.. hasta que en Septiembre ya era tan insoportable la carga de los gastos que tuvo que dejar ir a los primeros colaboradores. Hoy sabe que es un error. Un error por el que literalmente seguimos pagando $$$.
Pero no solo él. Los contratos que yo tenía para generar contenido en redes sociales también se cayeron porque ninguna marca quería crear contenido, dada la situación socio-política. Ninguna empresa quería tampoco dar talleres o conferencias a su personal porque:
● Muchos estaban yéndose temprano a sus casas, por miedo.
● Estaban siendo conservadores con el gasto empresarial y todo lo que era capacitaciones lo cortaron de sopetón.
Esto de por sí ya era malo. Nuestros ingresos habían caído drásticamente y al mismo tiempo. Pero lo peor era que yo estaba embarazada y Luka nacería en Noviembre. No me voy a meter al tema de lo que cuesta tener un bebé –eso lo podés ver acá– y todo lo que debíamos comprar, pero podemos acordar que era bastante dinero.
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Solamente puedo agradecer a nuestras familias que nos ayudaron con todo. Mis cuñados Bent y Menchi nos heredaron muchísimas de las cosas grandes de bebé, incluyendo car seat, coche y cambiador; B.V. nos heredó la cuna de su hija; mis tíos en Miami nos regalaron prácticamente todo lo demás. Y mis papás nos dieron un gran empujón con el pago del hospital.
Y aunque al final todo salió bien, no nos hizo falta nada y al suave los clientes e ingresos comenzaron a volver, también nos dejó una deuda grandecita en la tarjeta de crédito por los gastos del día –comida, renta, transporte, etc.– que durante meses no alcanzábamos a cubrir.
2021
Si en el 2018 el problema fue la caída súbita de ambos ingresos, en el 2021 el problema fue el declive estrepitoso en que iba Origami. Viendo hacia atrás, creo que esa empresa nunca se recuperó –financieramente– del desastre del 2018. Y por más que intentamos darle RCP, no iba a sobrevivir, pues la carga era tan pesada que no había manera.
A mediados de año, los problema de flujo de efectivo, los bajos ingresos y los altos costos y gastos hizo que tomáramos la decisión de sacar a Yass de la nómina para quitar esa carga financiera. Sí, fue una decisión conjunta, incluso propuesta por mí que estaba dirigiendo la empresa en ese momento.
Esperábamos darle oxígeno. Pero no resultó. Muy pronto, no solo no estábamos recibiendo un salario de Origami, sino que además nos tocaba prestarle dinero a la empresa para que pudiera hacer frente a todas sus obligaciones financieras y gastos. Algo así:
Eventualmente, los préstamos rápidos para arreglar los problemas de liquidez dejaron de pagarse y simplemente se convirtió en dinero perdido. Creo que el peor episodio fue la noche que tocaba pagar planilla y vaciamos al 100% una cuenta de ahorro –personal, nuestra– para poderlo cubrir. De nuevo, era insostenible.
Como a todos, por supuesto que los problemas financieros de la empresa nos afectaron de manera personal; y los problemas financieros de manera personal también tuvieron su eco en nuestra relación.
Muchas de las ideas y recomendaciones financieras que eran más racionales y frías que yo le daba las rechazaba o no las veía. Hasta ahora que Yass está compartiendo con otros empresarios ha comenzado a entender por qué le decía ciertas cosas o le sugería caminos a seguir que siempre rechazó. Probablemente si él hubiera entrado a la Aceleradora de EO hace 2 años —como es parte hoy—, él no hubiera puesto resistencia y quizá el resultado habría sido diferente.
Hace unos meses decidimos darle una nueva vida a lo que solía ser Origami Brand Studio, con un nuevo enfoque y más fortaleza. Así ha nacido SherpAds. Encontramos unos nuevos socios que conocimos a través de EO y la Aceleradora de EO, con quienes compartimos valores, forma de trabajar y el sueño de hacer proyectos extraordinarios. Esta oportunidad —Diosidencias, le llaman algunos— vino en el momento indicado y Yass tomó la decisión de renacer como el fénix jajaja.
Financieramente hablando, a diferencia del final del historia del 2018, en esta no recuperamos nada. Simplemente lo asumimos como una pérdida: las pérdidas que todo y cualquier negocio puede tener.
Hoy – tiempo presente
Hoy continuamos manejando nuestras finanzas 100% compartidas. Ya dije antes que siempre será así.
Yass tiene 2-3 fuentes de ingresos, al igual que yo. Esos ingresos están dentro del presupuesto de cada mes y a partir de ahí decidimos cómo, en qué y cuánto queremos y podemos gastar. Así mismo se deciden nuestras metas de ahorro y cualquier plan que queramos hacer.
Esto no quiere decir que siempre coincidimos o que nunca peleamos. Ha habido infinidad de ocasiones en las que estamos en desacuerdo por asuntos financieros, por ejemplo:
1. Ahorramos o invertimos.
2. Pagamos primero X o Y gasto. Quién debe esperar.
3. Compramos un carro más nuevo y caro, o más viejo y barato.
Pero de alguna forma, siempre encontramos la manera de llegar a un acuerdo. A veces cede uno o el otro, a veces llegamos a un punto medio. Pero creo que siempre estamos conscientes que lo más importante NO es el dinero.
Lo más importante son las personas. Lo más importante somos nosotros. Siempre.
*Este artículo fue publicado originalmente en: Plata con Plática