31 de mayo 2023
Más de cien mil nicaragüenses han salido de Nicaragua como consecuencias de la represión sistemática que ejerce el régimen Ortega-Murillo desde abril de 2018 en el país.
En Holanda existen decenas de compatriotas que han puesto un océano de por medio para sentirse seguros. Casi todos los solicitantes de asilo político han sido aprobados, debido a que la situación en Nicaragua empeora.
Despedirse de Nicaragua es un duelo lento y doloroso. Y fue precisamente lo que este fin de semana del 27 y 28 de mayo se reflejó en una de las salas de Amstel, en Ámsterdam, donde el grupo Lleca Teatro presentó la obra “Adiós Macondo”, la cual retrata el calvario que atraviesan los exiliados y el dolor que deja la ausencia de quienes fueron asesinados por la dictadura.
Quizás, inspirada en escena en “El Infierno de Dante”, específicamente en el Purgatorio, la obra nos muestra cómo las almas se enfrentan a su destino final, esperando la sentencia aferradas al recuerdo y el dolor de haber dejado el mundo de los vivos.
Gabriela, uno de los personajes, arranca la puesta en escena con fuerza. Ella lee el tarot para uno de los presentes, pero más allá de eso, predice y hace sentir con su voz desencajada el sufrimiento de la búsqueda del emigrante. Un crudo recuento de las almas que han fallecido para cruzar la frontera hacia los Estados Unidos, así como quienes fueron asesinados por la dictadura en Nicaragua.
“La obra plasma el dolor de dejar tu país, a una parte de vos que no podés traerte al exilio. Es un retrato de la vida y la muerte de los que aún vivimos y los que fueron asesinados o están presos por el régimen”, expresa el director del grupo de teatro.
El grupo Lleca Teatro está formado por asilados políticos radicados en Holanda, y por la mexicana Geraldine Guerrero, todos bajo la dirección de Miguel, quien aún en la lejanía prefiere no dar su nombre real para proteger sus familiares que aún viven en Nicaragua.
“Solo Geraldine y yo tenemos experiencia como actores en teatro, los demás es primera vez que actúan, pero lo han hecho muy bien”, admite el director del grupo.
La formación de Lleca Teatro en Holanda se ha hecho con la finalidad de canalizar ese duelo de estar lejos de Nicaragua y, más que un grupo de actuación, se ha convertido en un círculo de terapia y soporte emocional que se logra expresar en obras como “Adiós Macondo”, la realidad del exilio.
“Haber encontrado este grupo fue como una salvación para mí. Llegué hace un año a Holanda, luego de escapar de Nicaragua ya que estuve en diferentes casas de seguridad. Ahora con esta obra puedo canalizar esa tristeza de sentir esa pérdida de ser obligada a salir de mi país”, expresa Guadalupe, una de las integrantes del grupo, quien también prefiere el anonimato por seguridad.
La obra pega en momentos especiales, y la musicalización al sonido tenue de la guitarra eléctrica te adentra en ese escenario oscuro, adornado de cruces y fotografías de los presos políticos y personas que les han arrebatado la vida. Es el duelo crudo de la realidad del emigrante, a la espera de lo incierto, con la esperanza de que al final del purgatorio podamos ir al cielo, nuestra tierra de la que nos obligaron a salir.