13 de junio 2023
La selección nicaragüense de fútbol ha sido expulsada de la Copa Oro que se realizará en Estados Unidos y Canadá. La noticia fue conocida a menos de dos semanas de que el combinado Azul y Blanco empezará su participación en la competencia.
La sanción que ha impuesto la Confederación Centro, Norte y Caribe de Fútbol (Concacaf), a la selección de Nicaragua es por el incumplimiento al capítulo VII, artículo 17 de los estatutos, en la que hacen clara referencia a jugadores que pueden adoptar la nacionalidad.
En el estatuto se especifican tres factores: primero, el futbolista solo podrá ser elegible para jugar en la selección si nació en el territorio en cuestión; segundo, solo si uno de sus progenitores son de la nacionalidad del país que se quiere representar; y por último, tener al menos cinco años continuos en el país para adoptar la nacionalidad.
El uruguayo Richard Rodríguez y su nacionalidad exprés
Aunque el comunicado de Concacaf no especifica el nombre del jugador que no era elegible para jugar con la selección, los medios nacionales han dado a conocer que es el uruguayo Richard Rodríguez, quien jugó para el equipo nicaragüense en varias ocasiones.
Según las declaraciones de Rodríguez, se le ofreció jugar para la selección y el Real Estelí en 2017. Al jugador uruguayo solamente le bastaron dos años de juego con el equipo norteño para adoptar la nacionalidad y jugar en el combinado pinolero, una total violación a la Constitución Política de Nicaragua y los estatutos de la Confederación.
“Ellos me contactaron para adoptar la nacionalidad en 2017, me hicieron la oferta para ir al Real Estelí y además jugar en la selección y dije que sí”, aseguró Rodríguez a ESPN.
La legislación nicaragüense establece un mínimo de dos años de residencia en el país para obtener la nacionalidad, cuando se trata de centroamericanos u originarios de España, y cuatro años para los ciudadanos de otras naciones. Pero el orteguismo, que empuja al exilio, destierra y desnacionaliza a nicaragüenses que le cuestionan, es el mismo que ha regalado 130 nacionalidades a aliados políticos y prófugos de la justicia sin respetar los requisitos constitucionales.
Fidel Moreno detrás del Real Estelí y la Fenifut
No es secreto que el propietario del Real Estelí y el hombre de confianza de los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo, Fidel Moreno, ha utilizado sus influencias para nacionalizar a jugadores extranjeros para que militen en su club y también formar parte del equipo nacional.
Tampoco es secreto que las personas que manejan la Federación Nicaragüense de Fútbol (Fenifut), funcionan como simples títeres que obedecen órdenes de Moreno, quien además es secretario general de la Alcaldía de Managua. José María Bermúdez, secretario general de la Fenifut, es el puente directo entre la Federación y Moreno.
Por otra parte está el grupo de mexicanos encabezados por Javier Salinas, quien lidera el proyecto de la selección, avalado por Fidel. Salinas ha vendido la idea de clasificar a la selección a su primera Copa del Mundo en un lapso de cuatro años, una promesa no solo irreal, sino una total estafa que han comprado desde la Federación.
¿Quién salvará al fútbol nicaragüense?
El problema que origina esta sanción de la Concacaf no solo abarca la Copa Oro, también baja de categoría a la Azul y Blanco de la National League A hacia la B, y más allá de esta expulsión de la Copa, hay que señalar el problema que origina todo esto, y es la injerencia a la que está sometido el fútbol nacional a manos de personas ajenas a la Fenifut.
La experiencia con la Federación de Guatemala, que fue sancionada por FIFA por la injerencia existente, no ha servido de nada para la Fenifut. Si la Federación Internacional abre una investigación sobre la vinculación directa entre la dictadura y la entidad del fútbol nicaragüense, las consecuencias para el fútbol nacional podrían ser catastróficas.
No es posible que los equipos de la Liga Primera estén vinculados directamente con las alcaldías municipales, bajo el control del régimen. Así como el presidente de Liga Primera, el mexicano Luis Rosas, quien ha llegado a tener un puesto gracias a su vinculación con Moreno.
Manuel Quintanilla, presidente de Fenifut, prácticamente se limita a poner su firma y ser el rostro de la Federación, pero en la práctica es solo un dirigente honorario. Hoy la Federación no es la casa del fútbol, es la casa de Fidel Moreno y un grupo de mexicanos que tienen secuestrado el balompié nacional.
Es necesario que el fútbol nacional recupere su independencia y autonomía. Si no se pone un alto a quienes hoy controlan el fútbol nicaragüense no habrá futuro en este deporte, y seguirá siendo una cloaca de enriquecimiento ilícito para personas externas a la Federación.