Bajo los auspicios del LASC (Centro de Solidaridad con América Latina), el 10 de marzo tuvo lugar una reunión pública en Dublín, Irlanda, con dos miembros del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más. Asistieron alrededor de 50 personas.
Juan Carlos Arce, abogado de derechos humanos que trabaja principalmente con campesinos que sufren represión, y Marta María Blandón, feminista de larga data y defensora de los derechos de las mujeres, hablaron de las continuas violaciones de los derechos humanos que se cometen en Nicaragua, poniendo como ejemplo el ataque, de la semana pasada, a periodistas durante la misa realizada en el funeral de Ernesto Cardenal, así como el asedio policial en Managua en una actividad por el del Día de la Mujer. También expresaron su temor de que la violencia aumentara en 2020 y 2021, a medida que se acerquen las elecciones de noviembre de 2021.
Los dos oradores destacaron que la situación de los derechos humanos en Nicaragua sigue siendo crítica, a pesar de las afirmaciones del Gobierno de que el país se ha “normalizado” desde la represión de las protestas que comenzaron después de las impopulares reformas de la Seguridad Social, anunciadas en abril de 2018.
El Gobierno y las fuerzas paramilitares continúan aterrorizando a la población. Se han registrado al menos 325 muertes desde 2018, junto con más de dos mil lesionados y cientos de personas encarceladas y detenidas de manera ilegal. Más de 80 mil han huido al exilio, principalmente a Costa Rica y un pequeño número busca asilo en Irlanda.
El hostigamiento sistemático contra los presos políticos continúa, incluso después de la liberación de estos; también se les impide conseguir un empleo. Las fuerzas estatales y sus aliados paramilitares son inmunes al enjuiciamiento por abusos previos, bajo una amnistía declarada en junio de 2019.
En la reunión se leyó una carta, en la cual el presidente de Irlanda, Michael D Higgins, quien acompañó a Daniel Ortega en su gira por Irlanda en 1988, expresó su apoyo a la denuncia realizada por LASC sobre la represión y su “profunda creencia en el espíritu del pueblo mientras luchan valientemente por reconstruir una sociedad verdaderamente democrática que respete las voces de todos sus ciudadanos”.
Hubo algunas preguntas hostiles de unos partidarios del Gobierno de Ortega-Murillo, pero la mayoría de los asistentes expresó su agradecimiento a los oradores por describir el deterioro masivo de los derechos humanos en Nicaragua y a LASC por organizar el evento.