“Una nueva Nicaragua sólo puede surgir a través de la caída de la dictadura” 

El 20 de diciembre de 2023 se cumplieron 40 años de la partida de la primera brigada de trabajo alemana a Nicaragua. Entre 1983 y 1990, varios miles de personas, en su mayoría jóvenes, se movieron hacia Nicaragua para expresar su solidaridad con la revolución sandinista participando en la cosecha de café, la construcción de viviendas, la atención en salud y otros proyectos. Queríamos apoyar a los sandinistas en la construcción de una sociedad libre y autodeterminada. Tras la caída del dictador Somoza, el objetivo era construir un nuevo sistema económico justo, remodelar las relaciones globales e implicar a los activistas solidarios en el proceso político (reforma agraria, construcción de viviendas y mejoras en la educación y la salud). 

Nos identificábamos en gran medida con estos objetivos. Tras muchos años de dictaduras militares e intervenciones estadounidenses en América Latina, Nicaragua se convirtió en un faro de esperanza porque la revolución sandinista fue un intento de combinar la justicia social, el pluralismo político y la ética humanista. Las brigadas de trabajo combinaron la ayuda práctica con el simbolismo político, concretamente su uso como escudos humanos contra la amenaza de intervención estadounidense. Las misiones de las brigadas no sólo fueron una crítica práctica a la política alemana en Centroamérica y un medio de solidaridad directa, sino también un campo de aprendizaje para las conexiones globales, una señal política, así como una acción que impulso identidad y conciencia con un efecto duradero en todos los implicados. 

Nosotros, brigadistas de aquel entonces y simpatizantes, nos hemos reunido hoy para conmemorar  esta campaña, compartir experiencias y recuerdos y debatir sobre cómo han cambiado nuestras apuestas, visiones de las ideas y acciones políticas que teníamos en aquel entonces. En particular, también intentamos debatir nuestras propias actividades e idealizaciones del sandinismo de forma autocrítica (por ejemplo, con respecto al autoritarismo, el papel de la mujer, los movimientos indígenas). Hemos emprendido diferentes caminos en los años que siguientes, pero nuestras actitudes hacia la explotación, las condiciones neo-coloniales del mercado mundial, la economía capitalista, la participación democrática y la justicia global siguen siendo las mismas. 40 años después, la tarea de la solidaridad internacionalista es aún más urgente. 

Nos damos cuenta de que Daniel Ortega, el primer presidente de una Nicaragua libre, junto con su esposa Rosario Murillo, ha convertido el país en una brutal dictadura familiar en los últimos años. Con un fraude electoral absurdo, la represión de protestas pacíficas masivas en 2018 con más de 375 muertos, la sincronización y el control absoluto de todas las instituciones del Estado, la prohibición de más de 3800 ONG, la eliminación de cualquier libertad de reunión, asociación y de expresión, siguen aferrados al poder. Los presos políticos son torturados y maltratados, siendo las mujeres y los miembros de la comunidad LGBTIQ+ los que más sufren. Hasta la fecha se han desnacionalizados a 316 personas no deseadas y se han confiscado sus bienes y los de sus familias. Nicaragua está viviendo la mayor oleada migratoria de su historia.

El movimiento de solidaridad se enfrenta a las tareas de analizar auto-críticamente su pasado, apoyar al movimiento democrático y llevar a cabo una política de derechos humanos comprometida. Estamos profundamente convencidos de que una nueva Nicaragua sólo puede surgir a través de la caída de la dictadura Ortega-Murillo y que la familia Ortega-Murillo debe responder por sus crímenes ante los tribunales nacionales o internacionales y devolver sus propiedades, que fueron saqueadas de los fondos públicos.

Exigimos la liberación inmediata de todos los presos políticos y la restauración de todos los derechos democráticos en Nicaragua.

Hacemos un llamamiento a todas las instituciones, organizaciones y personas políticas para que apoyen solidariamente a los exiliados y refugiados de Nicaragua y les concedan asilo.

Aprobado por los 65 participantes con 5 abstenciones y ningún voto en contra, el 3 de febrero de 2024