La Reserva Biológica Indio Maíz ha perdido alrededor de 30,000 hectáreas, es decir, 300 kilómetros cuadrados de su cobertura, a causa del despale provocado por colonos en la última década, principalmente, y los incendios, calcula un investigador que ha recorrido la zona y que prefiere denunciar bajo anonimato por razones de seguridad. Se trata de una extensión mayor que la del municipio de Managua (267.17 kilómetros cuadrados).
A un año del incendio que provocó protestas ciudadanas que exigían una respuesta adecuada del régimen Ortega Murillo, la situación de la reserva biológica, ubicada al sureste del país, es preocupante, denuncia la fuente. Ese cálculo no incluye los daños causados por el Huracán Otto, el cual impactó una significativa parte de la reserva en 2016.
El investigador también calcula que “alrededor del 20-30% de la reserva ya ha sido invadida por colonos… gente (que) se apodera de, aproximadamente, 50 manzanas por familia, como mínimo, y luego van despalando gradualmente para sembrar y hacer potreros”. La principal razón de la destrucción y deforestación es la creación de tierra para ganadería.
La fuente ha constatado nuevas invasiones en los bordes de la reserva, especialmente en las comunidades Rama Kriol y comunidades costeras, “de la zona de Punta Gorda hasta Río San Juan”, explica.
¿Quiénes están detrás de la invasión?
Dicha invasión es promovida por pastores de iglesias que se asientan en la zona protegida. Señala, específicamente, a la Iglesia de Dios de la Profecía. Al menos cuatro de estas iglesias pueden fácilmente ubicarse en Google Maps, en esa zona del país. En una reunión con los guardabosques de Río Maíz, el investigador supo que “están justificando la invasión y destrucción con la Biblia, dicen que la tierra es para producirla como Dios manda”.
Sin embargo, también aclara que hay intereses detrás de ese discurso. “Tienen mucha influencia. Siempre la primera institución que se asienta en una zona invadida, no es una escuela, ni un centro de salud, sino una iglesia. Detrás del pastor, puede haber un ganadero rico o un político con poder”, asegura. Lo dice porque, para tomar control del área, “tienen que tener el consentimiento de alguien que les ayude a entrar. Pueden ser trabajadores de algún ganadero grande o un político con influencia”.
Quienes toman control de la zona protegida también tienen colores políticos, dice. “Hablando con la gente local, pude saber que la mayoría de los que invaden son sandinistas. Hay un patrón. O bien, son miembros de la iglesia que también son sandinistas… es gente que tiene demarcada hasta más de mil manzanas”.
Municipalidades señaladas
Las autoridades municipales también son señaladas por la fuente. La Alcaldía del municipio de El Castillo, de Río San Juan, prevé realizar una trocha que pasa por la reserva, proyecto sobre el cual las comunidades del lugar han sido consultadas de manera confusa. Una trocha o camino, advierte, facilitaría la invasión que ya de por sí se da en esa zona.
Encima, a las orillas del Río Indio, existen personas asentadas en la reserva protegida que aseguran tener el permiso del alcalde del municipio de San Juan de Nicaragua, Misael Morales.
Algunos miembros de la comunidad en la zona de Haulover y la zona del Río maíz, también han invadido, algo sobre lo que “el Gobierno Territorial Rama Kriol tiene que tomar cartas en el asunto”, señala también.
En Río El Sarnoso, el cual desemboca en Río San Juan, también ocurre la invasión. En los mapas satelitales de la NASA se observan ahí puntos de calor, “quiere decir que ahí hay gente que está quemando para hacer potreros para ganadería”, explica.
Los puestos de vigilancia estatal han venido reduciéndose con el tiempo, sobre todo en los bordes, lo cual deja más vulnerable la reserva. “Son caravanas de gente las que entran”, expresa con preocupación.
“En la zona de Dos Bocas entran pescadores y cazadores ilegales. Incluso madera extraída pasa por ahí. Por el abandono de las autoridades, las comunidades han creado un plan propio” en un intento por proteger los recursos, añade.
En cuanto a la zona quemada en abril del año pasado, el investigador pudo observar que algunas zonas están rebrotando. “Si esa zona se protege, va a recuperarse. El peligro es que, en este momento, es un foco de entrada. Al estar dañado (el territorio) por el incendio ocurrido, es fácil para los invasores asentarse”, advierte.
Pueden leer el comunicado aquí.
A través de comunicados y solicitudes, las comunidades demandan atención y una respuesta. “Todo es ignorar de parte de las instituciones del Estado. Queremos una reunión nacional, las delegaciones de Bluefields o de San Carlos, no toman decisiones, solo viene de arriba. Queremos una reunión con los autores competentes en la protección de la reserva”.
Se trata de un reclamo que ha persistido a lo largo de los años, y que hoy, se ve aún más ignorado por la actual crisis sociopolítica que empezó en abril de 2018, cuando el Gobierno reprimió manifestaciones pacíficas, empezando por la de los ciudadanos que clamaban por la salvación de Indio Maíz. Un año después, el régimen Ortega Murillo hizo más por extinguir los clamores y demandas de la población, que por tomar acciones para proteger la reserva.