13 de febrero 2019
Un hombre alto, delgado y de voz fuerte, se pasea por un salón lleno de trabajadores del Ministerio de Educación (Mined). Habla en tono amenazante y advierte a los presentes que nadie debe “boicotear los proyectos” del Gobierno que presiden Daniel Ortega y su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo. Mientras sigue caminando, el hombre trata de hacer contacto visual con alguno de los trabajadores presentes para lanzar un ultimátum: “Aquí no puede haber gente que bebe leche y maldice la vaca”.
La persona que amenaza viste de camisa manga larga y pantalón de vestir. Se llama Harold Delgado y es coordinador de Cultura del Mined. Más conocido como el expresentador del popular programa de televisión La Liga del Saber, que hizo famoso el recordado profesor Julio César Sandoval, fallecido en 2009.
La reunión en la que Delgado vertió sus amenazas ocurrió a inicios de 2019, cuando daba instrucciones para un proyecto cultural del Mined e informar los planes de trabajo de este año, que en realidad fue una actividad cargada de amenazas, señalamientos y sentencias para los trabajadores públicos que puedan pensar diferente al régimen de Ortega y Murillo, y ahora se conoce porque su discurso fue grabado y filtrado a CONFIDENCIAL.
Habla de cordura y ética entre amenazas
“Y sabemos que hay unos cuantos que están tratando de boicotear este proyecto, sin embargo, estamos dándoles el último voto de confianza. Oiga bien lo que digo. No se trata de ponerle un bozal a nadie, lo que se trata es de llamar a la cordura”, manifestó Delgado a los empleados públicos del Mined.
Señaló que dicho proyecto cultural es “de nación” y que quien trabaje para el Mined, “debe tener ética en su trabajo y en lo que publica en su Facebook”. Es decir, abstenerse de opinar en contra del régimen.
“Broder trabajás para el Mined, el Ministerio más grande que hay en Nicaragua, que vela y procura calidad educativa, y te ponés a bombardear que estás en una dictadura. Y si estás en una dictadura ¿qué estás haciendo aquí? Y lo digo con respeto. Si esto es para usted una dictadura, ¿qué hacés aquí? Váyase al paraíso entonces”, advirtió.
La verborrea del funcionario estatal duró aproximadamente 25 minutos. Repitió que quien no estuviera contento, bien se podía ir del Ministerio de Educación. Incluso alardeó asegurando que “aquí esta dictadura cumplió doce años, y estoy seguro que hace doce años no teníamos lo que tenemos hoy”.
CONFIDENCIAL se contactó con Delgado y le cuestionó sobre la nueva política que amenaza con despedir a los empleados públicos si se atreven a criticar las las acciones del régimen. El coordinador cultural respondió que “nosotros dentro de nuestras políticas de unidad y reconciliación no le negamos el trabajo a nadie ni le ponemos bozal a nadie”. Antes de terminar de decirle del audio que grabó sus amenazas, Delgado colgó abruptamente el teléfono.
“Esta es una indicación institucional, aquí el que boicotee el proyecto se separa automáticamente, sin apelación alguna. Son funcionarios, ustedes deben estar a la altura de su cargo y su dignidad”, dijo Delgado a los más de 80 empleados que estuvieron en la actividad.
Trabajadores denuncian aumento de la persecución
Karla, trabajadora del proyecto cultural del Mined, estuvo presente en la reunión. Escuchar a Delgado le provocó molestia, repulsión “y asco”, dice. Se cuestionó si debía seguir en su puesto o irse y expresarse con mayor libertad, aunque estuviese en el desempleo. Compartió con otros compañeros su inquietud, y al final decidió resistir, pese a estar harta de las nuevas “políticas institucionales” de la dictadura.
En una entrevista a CONFIDENCIAL, reveló que a raíz de esa reunión, la persecución contra ella y demás compañeros de trabajo ha aumentado no solo en su oficina, sino en el barrio y en las redes sociales.
“En los barrios los delatores son los ‘cepesapos’. En las oficinas quienes te ‘venden’ son los ‘cepillos’, otros compañeros que son unos cuantos, pero que encuentran placer al ‘bombearnos’ con los superiores. En las redes sociales cualquiera puede ser el soplón. Una captura de pantalla basta para un despido”, dijo Karla.
Karla, quien solicitó su anonimato por temor a represalias, manifestó que en ocasiones cuando ha hablado por teléfono con sus demás compañeros o miembros de su familia, ha sentido que alguien más está escuchando la conversación. Cuando sale de su trabajo, ha visto a simpatizantes sandinistas que le siguen para conocer a qué sitio se dirige.
— ¿Cómo se sienten vos y tus demás compañeros después de esta amenaza?
— Mal. Ya no nos vemos ni para tomar un café, porque creen que estamos conspirando. Te andan supervisando a cada rato. Es un estrés en el que estamos.
Karla asegura que continúa en el trabajo solo por necesidad. Y asegura que a lo interno del Ministerio hay más ciudadanos en contra del régimen que a favor.
“No es una organización como tal, porque no podemos hacerlo, nos agarrarían rápido. Pero si hemos compartido muchos compañeros, y hablo de muchos, no de unos cuantos, que la situación nos está hartando, pero que somos más valiosos adentro que afuera. Al momento de una salida pacífica, vamos a impulsar el cambio”, expresa Karla con cierto tono esperanzador.
"Ellos quieren cambiarnos el chip"
Karla reveló que las amenazas de despidos están más presentes que antes. En la reunión realizada a principios de este año, el coordinador cultural del Mined expresó que “producto del golpe de Estado fallido” la economía retrocedió cuatro años y por eso “lamentablemente varias personas perdieron su trabajo”.
“Al no haber trabajo no hay impuesto, y al no haber impuesto no hay billete para nosotros. Así de sencillo. Les quiero hacer un llamado serio, a cuidar su trabajo. Mi abuelo decía ‘cuidá tu trabajo’, porque detrás de él andan muchas personas”, sentenció Delgado.
Karla está clara de que en Nicaragua no ocurrió ningún golpe de Estado, tal y como lo han ratificado organismos internacionales como el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) o la misión de eurodiputados que recientemente visitó el país. También está consciente de que “Daniel Ortega y la Rosario Murillo” son los principales culpables de esta crisis sociopolítica, que ha dejado 325 muertos confirmados, más de 700 presos políticos y miles de heridos.
La Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) pronosticó que la economía nacional se contraerá entre un 5.2% y 8.7% en 2019. Asimismo reiteró la “importancia de que exista voluntad política por parte del Gobierno para buscar una salida pacífica a la crisis”. Este año el Producto Interno Bruto (PIB) caerá un -4%, según proyecciones de organismos nacionales e internacionales, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
“Todos estamos claros de que eso del golpe de Estado nunca existió. Que ellos mandaron a matar a la gente que protestaba pacíficamente y que los juicios contra los estudiantes son políticos. Todo eso lo sabemos. Pero ellos quieren cambiarnos el chip, a cada rato nos dicen que el Gobierno ha hecho esto y lo otro, cuando bien sabemos que todo lo que medio han hecho han salido de nuestros propios impuestos”, insiste Karla.
Verónica, quien también solicitó el anonimato, es otra ciudadana que resiste a lo interno del Mined, pese a las imposiciones del régimen Ortega Murillo. Verónica también estuvo en la reunión de inicios de enero en la que les amenazó Delgado, y afirma estar molesta por las decisiones que ha tomado la dictadura entorno a la vigilancia de los trabajadores.
“Por la experiencia previa que he tenido en otros centros laborales, sé que no es la forma correcta de hacer las cosas. Algunos asumieron que es normal que a uno lo censuren y lo amenacen de esa forma. Es la tercera vez que lo dicen y se aprovechan de la situación”, manifestó.
Para Verónica, lo dicho por Harold Delgado se transforma en un ultimátum que busca silenciar las voces críticas a lo interno de las instituciones del Estado. Este año, reveló, una persona fue despedida por realizar unas publicaciones en Facebook.
“Dan a entender que debemos tener cuidado, que no son simples amenazas, que va a pasar si nosotros publicamos algo en contra del Gobierno. Por mi parte solo puedo estar prevenida, dejaré de publicar en algunos perfiles, porque sé que están pendientes de uno”, recalcó Verónica.
La imagen del funcionario público
Héctor es secretario político en una institución del Estado. A él le ha tocado salir a “rotondear”, marchar y hasta publicar en sus redes sociales que apoya al dictador Daniel Ortega. Todo esto lo ha hecho para mantener su trabajo y para que su familia no se “muera de hambre”.
“Algunos amigos me han dicho que obtuve mi trabajo por ser un sapo. Pero esto no es así. Yo, al igual que muchos, soy víctima de un dictador que nos ve como piezas en un rompecabezas. Me han dicho un montón, pero yo solo me quedo callado. Hay cosas que es mejor guardarlas para no generar más problemas”, aseguró Héctor.
La última encuesta realizada por la firma costarricense CID Gallup, entre el cuatro y el diez de enero de este año, revela que existe la percepción de que los funcionarios públicos son contratados por simpatías políticas, independiente de su capacidad para ejercer el puesto que se le nombra. Esta opinión es mayoritaria en especial entre opositores al sandinismo, quienes además tienden a considerar que los funcionarios del gobierno no se preocupan por dar una buena atención al público.
Héctor no es indiferente al resultado de la encuesta de CID Gallup. Entiende que es un reflejo de la opinión pública, sin embargo, expresa que no es totalmente cierto que, por ejemplo, los trabajadores del Estado, se encuentren contentos realizando caminatas o siendo espiados por el régimen.
“Nosotros no somos ningunos tontos. Sabemos lo que pasa en el país y sabemos todo lo que esta gente fue a hacer a los pueblos, a Masaya, a Carazo, en las universidades. Muchos hemos abierto los ojos. Eso de ponernos un bozal, decirnos cómo debemos actuar, prohibir marchas y robarle a los medios de comunicación, eso es ilegal, a todas luces, y todos los que estamos adentro vemos eso. Ya son pocos los que creen fielmente”, agregó.
Héctor pidió el anonimato porque no quiere perder su trabajo. Esto lo repitió varias veces durante la conversación. Me dijo una y otra vez que la necesidad que tiene él y otros, es grande, y que el desempleo no es una opción en estos momentos.
“Yo te lo digo, somos muchos, muchos, la gente allá afuera no se imagina cuántos somos. Y estamos del lado de la verdad, como debe ser, pero hay presiones y necesitamos comprensión. Creemos en que vamos a salir de esto por la ruta pacífica, sin armas, sin guerra, y cuando esa opción esté presente, que esperamos que sea pronto, nosotros nos vamos a levantar. Eso va a ser así. Que entiendan que si renunciamos, no vamos a encontrar donde trabajar”, expresa.
El efecto dominó de la renuncia de Solís
Héctor conoce cuáles son las nuevas directrices de la política institucional del Gobierno. Su trabajo le ha permitido también conocer cuáles son las opiniones de los demás trabajadores de otras alcaldías y de varias instituciones. La renuncia del exmagistrado Rafael Solís el pasado ocho de enero, provocó un “terremoto” interno que ha generado más réplicas.
“El día que se supo lo de Rafael Solís, todos nosotros estábamos asustados. Yo pensaba que era una noticia falsa que ellos mismos habían creado, porque son buenos para hacer eso, pero pasó la noche y los secretarios políticos no dijeron nada”, aseguró.
Un día después de haberse conocido la renuncia de Solís, en distintas instituciones, llamaron a los trabajadores a reunión para explicar lo sucedido. Héctor relata que a él y sus demás compañeros les dijeron que la salida del exmagistrado era una noticia falsa que pronto el mismo Solís iba a aclarar en los medios oficialistas.
“Nos quedamos esperando esa aclaración porque nada de eso pasó. Pero lo que me molesta más es que ellos creen que somos babosos. Así nos ven a todos, así ven hasta al sapo más fiel. Porque creen que uno no ve redes sociales, porque creen que uno es ajeno a lo que le pasó a la vecina a la que le mataron a su hijo, por ejemplo”, señala.
Héctor aseguro que algunos funcionarios del Gobierno están siendo más vigilados que otros. Manifestó que el resto de magistrados, dos días después de la renuncia de Solís, que querían salir del país a “vacacionar” les dijeron que no podían sin previa autorización. “Una de ellas fue la tal Alba Luz Ramos, pero eso ella no lo va a decir”, asegura.
En las instituciones del Estado las réplicas provocadas por el terremoto de la renuncia de Solís, están destruyendo esa confianza que el régimen les otorgaba a los funcionarios. Héctor afirmó que en el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), a mediados de enero hubo más de cien despidos. Y que existen más trabajadores que están a la espera de sus cartas.
“No podés renunciar porque te va peor, en esos casos, lo mejor es que te despidan. Renunciar es un acto de traición, aunque sea porque te ofrecen un mejor trabajo. Ahí viven diciendo los jefes de áreas que cuidemos nuestros trabajos, y todos los que estamos en contra del Gobierno, vivimos en zozobra”, afirmó Héctor.
— ¿Los trabajadores del Estado apoyan a Daniel Ortega?
— Hay unos cuantos que siguen creyendo, son pobres de mentes, ignorantes que no estudiaron, que solo miran los canales oficiales. Pero la gran mayoría, la gran masa está cansada de esto. Ya nos aburre ir a las rotondas, ya nos aburre andar marchando, ya nos aburre seguir venerando a un presidente que nos ha jodido.
Héctor insiste en que dentro de las instituciones del Gobierno son muchos los trabajadores que están preparándose para apoyar un cambio en el país. Insiste que hasta “el más fiel”, está harto de continuar en su “normalidad” y de ser obediente a un hombre que “traicionó la revolución”.
De acuerdo con este empleado público, existe una gran inconformidad dentro de los trabajadores del Estado, que ha llevado a pedir a sus compañeros a que se sumen para actuar y apoyar un cambio en Nicaragua cuando sea necesario.
“A la gente de afuera, que perdió su trabajo, que se exilió, que está siendo perseguida, que aguanten, así como nosotros estamos aguantando el estrés al que somos sometidos. A las amenazas o a los CPC. Pronto Nicaragua volverá a ver la luz. Nos vamos a levantar. Dios primero que suceda pronto y que aprendamos de nuestros errores”, dijo Héctor esperanzado.