El 12 de octubre de 1856, el coronel guatemalteco José Víctor Zavala cruzó la plaza de la ciudad hasta la casa donde se refugiaron los soldados de Walker. ... Les tomó más de dos semanas aplastar, quemar y arrasar la ciudad; sólo quedaron inscripciones en las ruinas que decían, "Here was Granada" ("Aquí fué Granada").
La frase “Aquí fue Granada” quedó asociada indisolublemente, y para la posteridad a William Walker.
No sé si aún se conservan en la actual ciudad de Granada. Lo que si sé es que una nueva frase, de la cual no se requiere buscar ninguna inscripción sustituyó la anterior:
“Aquí fue Nicaragua”.
¿Qué nombre(s) serán asociados para la posteridad a esa frase?
Parte de la destrucción sistemática de Nicaragua es precisamente ese, que todos nos vamos a acusar, los unos a los otros, de la destrucción del país más grande de Centro América. Nadie aceptará responsabilidad de la ‘veladora’ que prendió fuego al país, y menos, haremos los que nos toca para apagar el fuego.
¿Cuándo comenzó la destrucción sistemática del país? Menos todavía que haya una fecha al respecto, ya que la misma depende de tu filtro ideológico. Lo que sí es claro que el responsable de la destrucción ‘es el otro’, si has estado abajo, responsabilizas al que ha estado arriba, y si has estado arriba, responsabilizas al que ha estado abajo, y no en uno ni en dos ocasiones, tanto los de arriba como los de abajo responsabilizan al ‘foráneo’ (‘el otro’ es el culpable).
Nos han vendido la versión de que los que ‘le pasaron la cuenta’ a Sandino no fueron nicaragüenses, cuando nadie ignora que tanto Somoza como los que ejecutaron la orden fatídica, sin excepción, todos, eran nacidos en Nicaragua.
Luego en 1979, los que salieron del poder, responsabilizaron a un norteamericano Jimmy Carter por la ‘Nicaragua traicionada’.
Luego, en 1990, ‘el que no ganó las elecciones’ responsabilizó a los mismos (a los norteamericanos) que 10 años atrás habían intermediado una transición para trasladar el poder del moribundo régimen somocista a la emergente Junta de Gobierno, a través de la Comisión Bowdler in San José, Costa Rica.
Luego, en 1998-2000, aquel que en su momento decía ‘Obras, no palabras’ (Arnoldo Alemán), desde arriba suscribió con el que ‘gobernaba desde abajo’ un pacto político que básicamente establecía ‘Si yo estoy arriba, es como que tú estés arriba, y si tu estás arriba, es como yo que esté arriba’, y de los ‘de abajo qué?’, bueno, para el Pacto ‘los de abajo’ nunca fueron parte del arreglo político, o más bien, dicho arreglo político fue con el objetivo de negarle todo chance a los debajo de participar en la toma de decisiones que les afectaban.
La destrucción del país continuó en el 2006 al inmortalizarse el porcentaje ‘38%’, concesión y consecuencia esperada del Pacto Alemán Ortega, haciendo un daño irreversible al país al hacer posible que la ‘mayoría quedara subordinada a la minoría’, y desde entonces eliminando cualquier distinción relevante entre dos (y reduciendo a dos) ofertas políticas entre las que tocaba escoger. De ahí en adelante lo que iba a distinguir ‘a los unos de los otros’ no era lo diferente de sus programas, de sus ofertas al pueblo nicaragüense, y dos nuevos términos comenzaron a ser usados (en sustitución de sandinistas y liberales), siendo estos ‘principistas y pragmáticos’, los primeros como los que ingenuamente pensaban que las monedas tienen dos caras, y los segundos los que se resignaban a aceptar que no importaba de que lado cayera la moneda, ya que con el pacto, la moneda era de una sola cara.
Y bueno, era evidente que la desarticulación de la poca institucionalidad que se había intentado, que aunque imperfecta, le daba un chance a ‘los excluidos’, como consecuencia del pacto y de la atomización (inducida o natural) de los de ‘la otra acera’ iba a devenir en un monopartidismo en detrimento de todos los demás, desvaneciendo incluso la diferencia entre ‘principistas y pragmáticos’, y como en un álgebra política, ‘reduciendo el país a su mínima expresión’.
Y todos justificando ‘no es culpa mía’. Todos afirmando ‘yo he hecho de buena fé la parte que me toca, los que han fallado son los otros’.
En enero del 2022 es la fecha en que quedará registrada la expresión ‘Aquí fue Nicaragua’, similar a la de inscripción de Walker en 1856, ‘Here was Granada’.
No importa el resultado electoral de noviembre del 2021, sea que ‘el status quo’ se salga con la suya, o que la nueva UNO le aventaje al FSLN. En cualquiera de los casos ‘los de abajo’, los ‘ciudadanos del montón’ es poco (o nada) lo que tienen que ganar.
Si el ‘status quo’ (FSLN) se sale con la tuya será sobre la base de cualquier promesa espuria menos sobre la ilusión de que ‘todo será mejor’.
Y si gana la nueva UNO, repartirse la ‘victoria pírrica’, en ausencia de un sólido proyecto alternativo, dará lugar a luchas intestinas como de las que fuimos testigos en 1990, con el duelo de los de ‘cuello blanco’, Alfredo Cesar versus Antonio Lacayo Oyanguren, por mencionar dos, no los únicos de ese entonces.
Y esta vez la frase ya no será en inglés, como la de Walker ‘Here was Granada’, sino en el idioma de los conquistadores españoles en el que Darío hizo su lírica, el español, ‘Aquí fue Nicaragua’.
*Nicaragüense residente en California Raulvaldivia@sbcglobal.net