12 de abril 2023
*Este es un breve relato del testimonio de las víctimas del ataque armado perpetrado en la comunidad indígena mayangna de Sauni as [WILU], ocurrido el 11 de marzo de este año, que dejó casi dos decenas de casas incendiadas, cinco hombres indígenas asesinados y dos heridos. El texto fue escrito por el indígena Mayangna, Larry Salomon P – Asangpas.
Como es costumbre, en las comunidades indígenas y locales de tendencia religiosa cristiana, los días sábado las familias se organizan para ir al campo a realizar la recolección de sus alimentos, que consiste en la selección de frutos de árboles, musáceas, raíces y tubérculos. Esta dinámica tradicional simultáneamente se complementa con la pesca de río y caza silvestre, abasteciendo con estos insumos las calorías de las familias para realizar satisfactoriamente las actividades del día domingo. Ese día la mayoría van a sus respectivas iglesias, a sus cultos religiosos. Otros se quedan en sus casas reposando o haciendo otras actividades domésticas.
En horas de la tarde, durante el verano, los jóvenes juegan béisbol y durante la época de invierno juegan fútbol, pero también realizan reuniones comunales para el abordaje de los asuntos de interés colectivo. También visitas a familiares y amistades.
Estas, entre otras actividades lúdicas, recreativas, comunales y de subsistencia, es la rutina de los fines de semana, en especial de los días domingo. Sin embargo, el pasado sábado 11 de marzo y el domingo 12 de marzo el territorio Sauni As se vistió de luto, lo que trastoca la rutina tradicional de las familias.
Testimonio de uno de los sobrevivientes:
Nosotros, cuatro miembros de nuestra familia (dos hermanos, un cuñado y el papá), madrugamos a las cuatro de la mañana del día 11 de marzo 2023, como de costumbre solíamos hacer. Tomamos nuestra canoa y nos dirigimos hacia el río arriba del Río Waspuk, desde Musawás hasta Wilú, con el objetivo de ir a traer banano, (musácea muy típica en Sauni As). Durante la trayectoria fuimos pescando y habíamos logrado pescar guapotes. Eran las diez de la mañana cuando llegamos al caño Wilú, que se ubica al frente de la comunidad Wilú.
Teníamos hambre, entonces empezamos a cocinar, hicimos asado de pescado y comimos con bastimento. Luego empezamos a caminar, nuestro guamil se ubica aproximadamente a dos horas desde el río. Cuando dimos como diez pasos nos encontramos con hombres desconocidos fuertemente armados, no andaban encapuchados, pero estaban vestidos de camisas de camuflaje del Ejército pero con pantalones civiles. Mi yerno iba al frente con un arma casera, dos hijos en el medio y yo por último. Mi yerno se posicionó con su arma, en eso, los mestizos gritaron diciendo “BAJE EL ARMA” entonces lo atacaron. En cuanto bajó el arma, le dispararon en la parte frontal, muriendo en el acto. Nosotros logramos correr en medio de las ráfagas de distintos calibres, pero recibimos disparos en distintas partes de nuestro cuerpo. Logramos cruzar el río, pero los tres estábamos heridos, uno más grave, también hirieron a mi perro. Nos dejaron de perseguir y cruzaron el río y entraron a la comunidad de Wilú. Dejé a mis hijos en una zona oculta y retorné con dirección a la comunidad Musawás.
A medio camino me encontré con una brigada de comunitarios que se dirigían hacia el lugar de los hechos, regresé de vuelta con ellos, llegamos a extraer a mis hijos, pero también vimos que Wilú (la comunidad), estaba totalmente incinerada. Una parte se quedó para constatar los daños, y otros retornamos con mis hijos, y llegamos al centro hospitalario primario de Musawás aproximadamente a las seis de la tarde, donde murió mi hijo. A mí y a mi otro hijo inmediatamente nos remitieron hacia el hospital secundario de Bonanza, con la camioneta de la vicealcaldesa de Bonanza para la atención médica necesaria.
Desde las once de la mañana, las redes sociales de activistas y organizaciones defensoras de derechos humanos desbordaban la noticia preliminarmente, sobre el ataque de la comunidad indígena de Wilú. Muchos no creímos, las autoridades oficiales del territorio tampoco confirmaban los hechos, dada la lejanía y la falta de señal telefónica, no se podían confirmar los hechos. Eran como las 6:00 p. m. que habían confirmado el ataque, pero sin precisar la cantidad de víctimas fatales.
A esa hora, aún la Policía Nacional no había entrado al lugar de los hechos y fue hasta el día domingo, o sea, al día siguiente, que las autoridades policiales y militares habrían entrado en el terreno.
Testimonio de uno de los comunitarios de Wilú:
Ese día yo estaba en la comunidad. Aproximadamente a las nueve de la mañana fui a la venta de mi tío a hacer compras, ya que ese día no me motivé para ir al campo. Tal vez si hubiera ido me mataban en el camino. Regresé a mi casa y de pronto escuché unos disparos, luego ráfagas, entonces salí al corredor de mi casa para ver qué pasaba, en eso me dispararon. Como mi casa estaba al frente del río, yo me adentré en mi casa y salí por detrás logrando escapar.
Corrí con dirección a Musawás, llegando a las once de la mañana y alerté a la gente de la comunidad del ataque. Yo calculo 18 casas quemadas. La verdad si no fuera por el ataque que recibieron los primeros cuatro hombres al otro lado de la comunidad, la tragedia sería más desastrosa. Al parecer los colonos venían con el plan de asesinar a todas las personas de la población que estuviese presente. Pero como en la entrada a la comunidad se atravesaron los cuatro hombres que se dirigían hacia sus campos de trabajo, al escuchar esos disparos la gente que estaba en la comunidad logramos escapar, había mujeres y niños bañándose en el río, pero todos logramos huir. Solamente no quemaron la iglesia. También destazaron ganados, saquearon las pulperías que había, se llevaron y botaron cosas en el camino.
Los sepulcros de las víctimas fatales
Siendo las ocho de la mañana del día lunes 13 de marzo, sonó la campana de la iglesia morava. “Toque de luto.”
Cuando alguien muere, las iglesias tocan la campana con una melodía muy triste en tres momentos distintos, a la hora de su partida, a la hora de la misa y por último, a la hora de dirigirse hacia el Camposanto. Ese día, no era un día normal, a cada rato escuchábamos esta melodía de luto. En una comunidad pequeña, enterrar a cinco personas el mismo día implica mucho trabajo, sobre todo en la preparación del hueco donde descansan los cuerpos hasta la eternidad.
Dos de los occisos se encontraban en una misma misa en Musawás, otros dos en otra misa en Anibusna y el último, a mediodía, se le realizó la misa en Musawás. Cuatro cuerpos de los asesinados hoy descansan en el cementerio de Musawás y uno más en la comunidad de Anibusna.
Llegada de las autoridades del Gobierno de Nicaragua
El día martes 14 de marzo, las autoridades del Gobierno de Nicaragua llegaron a la comunidad Musawás, capital del territorio y del pueblo mayangna. Reunidos en la asamblea territorial, los comunitarios demandaron unánimemente la necesidad urgente del saneamiento de ese territorio con un enfoque de desalojo contundente de colonos y una enérgica desarticulación de bandas organizadas, fuertemente armadas, que circulan en el corazón de Bosawás.
Los comunitarios aseguran que la falta de implementación y conclusión de dicha etapa ha desencadenado una ola de violencia sin precedentes y de forma sistemática desde el año 2020. Por parte de las autoridades del Gobierno han manifestado la voluntad expresa de continuar trabajando en la consolidación de los derechos territoriales, mediante la judicialización de los traficantes y usurpadores de propiedad comunal. Las autoridades del Gobierno Territorial Autónomo de ese territorio, en representación de las comunidades indígenas mayangna, han solicitado al Ejército de Nicaragua la instalación de tres puestos de control y vigilancia permanente del Batallón Ecológico (BECO), en función de la naturaleza de su creación.
Llegada de las ayudas humanitarias
Luego del ataque, la noticia se hizo viral; en las redes sociales, radios comunitarias, iglesias y otras fuentes. En primera instancia, el Gobierno Territorial de Sauni Arungka, había realizado una campaña de recaudación de ayuda humanitaria, ya sean víveres, avituallamiento, utensilios de cocina y todo lo necesario.
Las familias de las comunidades de Sauni Arungka aportaron positivamente. De esa manera se hizo llegar la ayuda a las familias afectadas en Wilú. De la misma manera, algunas instituciones del Gobierno y otras personas a título individual enviaron sus ayudas. Las iglesias también se sumaron a la campaña e hicieron efectiva la movilización solidaria. Aunque el apoyo no es suficiente, ha sido de gran ayuda para restablecerse en sus comunidades.
La Alcaldía Municipal de Bonanza, se está organizando para entregar materiales de construcción a las familias que han perdido sus casas. La solidaridad civil de organizaciones no gubernamentales y el respaldo a las demandas de Sauni As, es una realidad.
Muchas organizaciones internacionales y ONG, se pronunciaron condenando el caso y solidarizándose con las víctimas del repudiable hecho. La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Organización Mundial contra la Tortura y otras, condenaron fuertemente este hecho e hicieron un llamado al Gobierno de Nicaragua para que realice acciones concretas y vinculantes que resuelvan la situación. Que realice una diligente investigación y aplique sanciones a los responsables del crimen. También, por supuesto, la necesidad de atender al clamor de hacer efectivas las garantías constitucionales de derecho de propiedad comunal de forma individual y colectiva.
Otros Gobiernos Territoriales Mayangna se pronunciaron repudiando la tragedia e hicieron un enfático llamado al Gobierno de Nicaragua a realizar la conclusión efectiva de la etapa de saneamiento territorial. Entre algunos, el Gobierno territorial indígena de Sauni Arungka, el Gobierno Territorial Indígena de Sauni Bas, el Gobierno Territorial indígena de Awaltara, al cual tenemos que aplaudirlos.
Aunque el Gobierno de la Nación Mayangna, como de costumbre, se silenció y hasta la fecha no ha dicho nada. De igual forma, el Gobierno de Nicaragua hasta la fecha oficialmente no ha emitido algún informe de esta última tragedia perpetrada contra la comunidad indígena de Wilu y sus miembros, que se podría calificar de genocidio, dado que son reiterados y sistemáticos estos ataques con odio, saña, racismo y con afán de infligir una clara destrucción cultural que socave el tejido social de las comunidades indígenas.
A través de informaciones extraoficiales, nos enteramos que el Gobierno de Nicaragua se prepara para realizar acciones para dar inicio a la etapa de saneamiento de los 23 bloques territoriales titulados hasta la fecha, y que se iniciará con el territorio de Twi Yahbra. Pero muchos creemos que dada la magnitud de violencia y gravedad del territorio Sauni As, es imperativo dar prioridad a este territorio a fin de evitar más tragedias lamentables, así como la defensa de la Reserva de Biosfera de Bosawás.