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"Quiero que la paz sea irreversible"

Para terminar 52 años de conflicto: cese al fuego, solución agraria, justicia transicional, plebiscito, y reintegración de las FARC como partido

Carlos Salinas Maldonado

3 de septiembre 2016

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Dos cifras resumen la gran tragedia colombiana. 52 años de guerra que han acabado con la vida de 260 mil personas. El largo conflicto armado, además, ha hecho que miles de personas tengan que salir al exilio y otros millares han sido desaparecidos. Diferencias políticas entre conservadores y liberales, guerra abierta entre guerrilleros y militares, creación de grupos paramilitares financiados por ricos hacendados, conflictos por tierras y el gran negocio de la droga han sido el combustible para el horror. Pero ahora el país se enfrenta a un histórico proceso que podría poner fin a la guerra: hace cuatro años el presidente Juan Manuel Santos inició en La Habana, Cuba, unos diálogos de paz con representantes de las FARC y tras horas de negociaciones se ha llegado a un acuerdo sobre un alto el fuego, se acordó un documento que establece los compromisos de ambas partes para el fin a la guerra y el dos de octubre los colombianos votarán en un plebiscito para decidir si aceptan o no lo acordado hasta ahora. De triunfar el “sí” se pondría fin al último gran conflicto armado de América Latina. En esta entrevista el embajador de Colombia en Nicaragua, Carlos Salgar, explica los pormenores de este proceso histórico. “He vivido pocos años de mi vida en un país en paz, por lo tanto yo sí quiero que esto se vea como un proceso irreversible y que mis hijos y mis nietos vivan en un país en paz”, admite el diplomático.

¿Cuáles son los principales aspectos del acuerdo, los compromisos que adquieren tanto el Gobierno como las FARC?

Cuando el 24 de agosto el presidente Juan Manuel Santos anunció la finalización de la negociación puso punto final a cuatro años de negociaciones que se realizaron en La Habana y que cumplieron todas las expectativas de la agenda que se planificó. Ese día inició un cese bilateral al fuego, el fin de la guerra y se inicia el verdadero proceso de paz. Lo que está por firmarse en un fecha próxima, y que será refrendado el 2 de octubre por un plebiscito, cumple seis aspectos principales. El primer acuerdo es sobre tierras. Uno tiene que retomar cuáles fueron los orígenes del conflicto, que se remontan a la tenencia de tierras, a los desplazamientos. Lo que busca este proceso de tierras, que implica reformular la propiedad en siete millones de hectáreas, es crear un catastro rural, legalizar y dotar de tierras a los desplazados, a las víctimas y a la gente que ha estado en medio del conflicto. El pilar de este punto es terminar lo que genera el conflicto.


¿Qué pasará ahora con los guerrilleros de las FARC?

Tiene que ver con el segundo punto del acuerdo, que es el de la participación política, el retorno a la democracia por parte de quienes van a dejar las armas: se abren los espacios para que tengan participación en la vida política. Se va a crear dentro de ese espacio político de democracia lo que se llama el estatuto de la oposición, que no es únicamente para las FARC como posible partido de oposición, sino para todos los partidos políticos que en un momento determinado que están en la oposición al gobierno.

Y qué sucederá en el caso de los guerrilleros que pueden ser acusados de crímenes, ¿habrá una amnistía?

Se establece la aplicación de una justicia transicional para los diferentes actores del conflicto armado. No basta con confesar la comisión de un delito, tienen que confesarse todos los delitos, todo lo que se hizo, para que haya verdad, porque la verdad es parte de la credibilidad y permitirle a la víctima hacer su duelo adecuadamente. El Tribunal Especial de Paz tiene una de las salas que se va a encargar primero que todo de mirar cuál es la verdad, lo que elimina una serie de riesgos. Pero cuando la situación conlleve delitos de lesa humanidad, crímenes de guerra, etc., que están dentro de los Estatutos de Roma, todos los acuerdos de justicia transicional están circunscritos y normados con ese estatuto para que no haya una confrontación de jurisdicciones. Ahora, ¿qué pasa con los que no confiesan o confiesan incompleto? Ellos van a cumplir unas penas y podrían ser juzgados por la justicia ordinaria en relación al Código Penal ordinario.

¿Se convierte entonces las FARC en un partido político?

No automáticamente. Tienen que cumplir los pasos para serlo, entre ellos entregar la totalidad de las armas, porque uno de los aspectos que establece muy claramente el acuerdo es que no podrán hacer proselitismo armado. No pueden ser partido político mientras tengan armas en su poder. Además participarán en elecciones solamente en 2018, no inmediatamente.

¿Qué pasará con las armas que serán entregadas una vez que se desmovilicen las FARC?

Más o menos a los 180 días siguientes a la firma de los acuerdos, un contingente de Naciones Unidas recibirá las armas en 16 municipios y seis campamentos, que suman 300 kilómetros cuadrados donde las FARC entregarán las armas y donde serán resguardados y tendrán seguridad por parte del Ejército de Colombia. Las armas las recibe Naciones Unidas, las cuenta, hace un inventario que deberá hacer público, y esas armas serán fundidas y con esa fundición se harán tres monumentos: uno que probablemente estará en Bogotá, uno en la sede de Naciones Unidas en Nueva York y uno en La Habana.

Colombia es un importante productor de coca y la guerrilla está involucrado en este negocio, ¿cómo afecta el acuerdo el negocio de la droga en Colombia?

Hay un acuerdo para el proceso de erradicación de los cultivos de drogas ilícitas, particularmente la hoja de coca y marihuana. Se hace un gran énfasis en cómo hacer la sustitución de cultivos, es decir, cómo hacer que el campesino que hoy cultiva hoja de coca deje de cultivarla. Obviamente hay un problema de rentabilidad, porque sembrar una hectárea de coca tiene una rentabilidad diferente a la de sembrar una hectárea de lechugas. Entonces hay mecanismos que se establecen  para hacer sustitución de cultivos ilícitos, pero que tienen que estar acompañados por otras acciones del Estado sobre mercadeo, ventas, para el traslado de los productos al mercado, para darle al campesino mayor seguridad social, de tal manera que el decrecimiento eventual de sus ingresos sea sustituido por una mejor calidad de vida. Las FARC se comprometen a no comerciar la droga, a suministrar información y ayudar en la erradicación de cultivos ilícitos.

Los colombianos responderán a la pregunta “¿Apoya usted el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera?”. Hasta ahora se había utilizado un lenguaje enrevesado y el el jefe negociador, Humberto de la Calle, admitió que el tema del lenguaje era una complicación en el proceso. ¿Cómo se diseñó esta pregunta? 

La pregunta es muy clara y se basa en el título del acuerdo. Se pregunta si apoya usted este documento o no lo apoya. La pregunta sigue los lineamientos que había prescrito la Corte Constitucional al Gobierno de que no podía ser una pregunta capciosa, que indujera a la votación en uno u otro sentido.

Ha habido oposición de algunos sectores políticos y sociales, primero a los diálogos y luego al acuerdo. Uno de ellos ha sido el ex presidente Álvaro Uribe, ¿cree que el presidente Uribe y sus aliados parlamentarios pueden llegar a bloquear este acuerdo?

A mí lo que me parece importante de la posición del señor ex presidente Álvaro Uribe, y del Centro Democrático como partido político, es que están actuando también dentro del derecho que tienen como oposición al gobierno en dar a conocer su punto, en hacer campaña en uno u otro sentido. Estamos en una democracia y votar es tan válido como votar sí y tienen el derecho a hablarlo. Lo único que se pide, tanto a los de un lado como a los del otro, es que voten en conciencia, que conozcan los acuerdos. Es difícil leerlos para cualquiera, porque son 270 páginas con tecnicismos, pero la idea es que a través de discusiones, lectura de documentos, resúmenes y discusión argumentada de los pros y los contras, la gente, cuando tome conciencia, esté preparada para el dos de octubre depositar su voto porque sabe lo que está votando.

¿Usted cree que este proceso es irreversible?

Quisiera que así fuera. He vivido pocos años de mi vida en un país en paz, por lo tanto yo sí quiero que esto se vea como un proceso irreversible y que mis hijos y mis nietos vivan en un país en paz. Pero acojo y respeto cualquiera que sea la decisión del pueblo colombiano, porque esa también es la expresión que ha buscado vivir en democracia y convivir con las diferencias políticas de los demás.


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