30 de julio 2022
El anuncio este jueves 28 de julio, de que la economía estadounidense se encuentra en estado de ‘recesión técnica’, podría lastrar aún más a la economía nicaragüense, cuyo crecimiento se ha desacelerado a lo largo del año, según varias entidades financieras multilaterales, aunque el presidente del Consejo Directivo del Banco Central de Nicaragua (BCN), Ovidio Reyes, siga declarando otra cosa.
A principios del año, la Comisión Económica para América Latina (Cepal), pronosticaba que el producto interno bruto (PIB) del país, crecería 3.0% en 2022, dato que modificó en su previsión de abril, para dejarlo en 2.5%. De igual forma, el Banco Mundial preveía que la economía nica podría crecer 3.0% en el transcurso del año, pero ya en abril lo había hecho descender para dejarlo en 2.9%.
Aunque entre enero y julio de este año, la Unidad de Inteligencia de la prestigiosa revista británica The Economist (EIU, por sus siglas en inglés), aumentó en 0.1 puntos porcentuales su previsión de crecimiento del PIB nicaragüense (lo elevó de 2.0% a 2.1%), también advirtió que “se espera que el crecimiento se desacelere notablemente en 2022-2026”, por “una moderación de la demanda externa, un clima de inversión deficiente, y un débil crecimiento del crédito”.
En este momento, la previsión más alta es la del Fondo Monetario Internacional, que la sitúa en 3.8%, pero aun así sigue siendo inferior al optimismo al alza que muestra el régimen cada vez que actualiza sus propios cálculos.
Si a principios de año, el BCN pronosticaba un crecimiento de 3.5% a 4.5% para 2022, hace dos semanas, el presidente Reyes declaraba en el programa de TV ‘Estudio TN8’, que “ya recuperamos ese espacio negativo que tuvimos, y ahora estamos en el terreno de ir buscando esa senda de crecimiento natural para nuestra economía que, creemos, este año puede ubicarse entre 4% y 5%”.
“Esa proyección de crecimiento indica que ellos conciben un piso de 4%, es cercana al 3.8% del FMI, pero no considera las necesarias actualizaciones por factores coyunturales. En todo caso, esos niveles de crecimiento son insuficientes para sacar a más gente de la pobreza”, dijo a CONFIDENCIAL un economista que trabaja para un gremio del rubro agroalimentario.
“El Plan Nacional de Producción, Consumo y Comercio”, publicado con retraso, “refleja tasas de producción que indican que la economía no va a crecer tanto como se decía en principio”, apostilló.
De forma adicional, este experto hizo notar otra materia en la que el Gobierno también obtiene un ‘reprobado’, y es en lo referente a la distribución de la riqueza. “Los ciudadanos perciben que el crecimiento logrado solo incrementa los niveles de desigualdad”, perpetuando la injusticia de que los ricos se siguen haciendo más ricos, mientras crece el número de los pobres que son cada vez más pobres.
Decisiones políticas que dañan
El deterioro de la economía nicaragüense tienen dos orígenes: uno interno, y otro externo.
Entre las causas de tipo local, el economista incluye “elementos políticos y sociales, como la falta de gobernabilidad, que empuja a la migración, y desestimula las expectativas positivas de los ciudadanos y los agentes económicos”.
También los factores que condujeron a la reforma tributaria y la del sistema de pensiones, que “no son sostenibles en el tiempo, porque consume los recursos [de las empresas] en forma de impuestos que deberían ser destinados a inversión, además que cualquier inversión se ve restringida, porque ¿cómo invertir en un territorio donde el mercado interno está deprimido, y las capacidades instaladas no justifican hacer inversiones?”, cuestionó.
Desde el exterior, se enlistan el freno de la economía internacional por causa de la pandemia, y la crisis logística global que le siguió, más la invasión rusa contra Ucrania, a lo que ahora hay que añadir la publicación de los datos del crecimiento trimestral del PIB estadounidense, después que el primer trimestre de este año fue 1.6% menor que el cuarto trimestre de 2021, y que el segundo trimestre 2022, fuera 0.9% menor que el del primer trimestre de este año.
“La FED (la Reserva Federal, que es como se le llama al Banco Central de Estados Unidos) elevó las tasas de interés en 0.75%, para desacelerar su economía, impidiendo que los precios -y los salarios- sigan subiendo, porque se considera que una inflación crónica es más dañina que una recesión corta”, explicó el profesor de la Escuela de Negocios Terry, de la Universidad de Georgia, Julio Sevilla.
El desempeño de la economía del primer socio de negocios de Nicaragua -y principal fuente de inversión extranjera- así como las decisiones de política económica que sus autoridades tomen para tratar de incidir en la dirección que habrán de tomar los principales indicadores macro, tendrán consecuencias para nuestro país.
Exportaciones y remesas en riesgo
El profesor Sevilla explicó que, al elevarse las tasas de interés, significa que hay menor acceso al crédito, lo que afectará a los bancos de Nicaragua que busquen recursos en el extranjero para financiar la actividad económica local, a la vez que eleva el costo del dinero que conservan en sus arcas, para financiar la actividad de los empresarios nicaragüenses.
En materia del consumo interno de los ciudadanos y las familias estadounidenses, detalló que, aunque las estadísticas muestran un aumento del 1%, “la inflación ha sido más alta, así que el resultado neto es negativo”, lo que podría llevar a un menor crecimiento en los volúmenes de las exportaciones a ese país, o los precios que obtenemos por ellas.
“Hay sectores en Nicaragua que se han visto beneficiados por una mejora en las exportaciones”. El número de ciudadanos estadounidenses haciendo turismo “también se está despertando, pero una recesión volvería a frenarlo”, advirtió.
Del mismo modo, si esta ‘recesión técnica’ afecta los salarios de los obreros empleados en el comercio minorista, la agricultura, los restaurantes, etc., eso tendrá un efecto en los montos de las remesas que envían a Nicaragua, del mismo modo que la mejora de sus ingresos en los meses previos, permitió que aumentaran las remesas que recibe el país.
En todo caso, el economista citado anteriormente, indicó, que “no hay relación entre el crecimiento de las remesas con el de la economía”.
Su criterio es que “aunque haya más remesas, el consumo tiene un límite”, además que no todos los receptores de esos recursos los destinan para comprar productos y servicios. “Algunos los usan para pagar deudas, lo que lleva a mayor liquidez bancaria, sin que los bancos puedan encontrar clientes seguros dónde colocar los recursos captados. Esto mejora la situación de los bancos y los indicadores macroeconómicos, pero no lo micro”, reiteró.