19 de febrero 2022
El anuncio de un plan de retiro voluntario por parte del conglomerado ALBA de Nicaragua S.A. (Albanisa), para sus trabajadores de ALBA Generación, muestra los efectos de las sanciones estadounidenses contra esa empresa, así como el envejecimiento de las plantas térmicas con las que generaban electricidad, indican fuentes del sector.
Washington fortaleció el cerco contra los negocios de la familia gobernante, cuando en marzo de 2018, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos reafirmó a los socios de la Cámara de Energía de Nicaragua (CEN), a los miembros de la Asociación de Bancos Privados de Nicaragua (Asobanp), y a representantes de las petroleras UNO y PUMA, que todas las sanciones impuestas a Pdvsa y sus subsidiarias, seguían vigentes.
En enero de 2019, la Administración estadounidense fue más allá, al aplicar sanciones directas contra Albanisa, lo que tuvo, entre otras consecuencias, la exclusión de las plantas ‘Hugo Chávez’, y ‘Che Guevara’, del sistema de generación de electricidad.
Tres años después, la situación económica de la empresa, que perdió sus ingresos por venta de electricidad, llevó a la creación de un plan de retiro voluntario, que ofrece doce meses de pago en concepto de antigüedad, en vez del máximo de cinco meses que ofrece la legislación vigente, a quienes hayan trabajado seis años en una empresa.
Se añade a eso, el proporcional de vacaciones y aguinaldo acumulado a febrero, “más lo establecido en el convenio colectivo que sea aplicable a cada trabajador”.
Una circular fechada el 17 de febrero de 2022, y firmada por el vicepresidente ejecutivo de Albanisa, mayor general Ramón Humberto Calderón, señala a “las agresiones externas”, como la razón para que las ‘Che Guevara’ ya no sigan formando parte del mercado eléctrico nacional, lo que “las deja sin ingresos para cubrir sus costos fijos”.
Una fuente del sector dijo a CONFIDENCIAL que eso es básicamente cierto, pero que elude admitir que “eran plantas que ya estaban desfasadas, de modo que desde antes de las sanciones, ya era muy caro operarlas y darles mantenimiento”.
El documento interno, que circula en redes sociales, indica que, “de forma general, para el resto de plantas se hace imposible asegurar la logística para su operación diaria, lo que paulatinamente va deteriorando sus condiciones económicas”.
Plantas viejas
En 2007, el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, entregó a Daniel Ortega una batería de pequeñas centrales energéticas, con capacidad para generar alrededor de 300 MW de electricidad, que funcionan quemando combustibles fósiles.
Eso permitió que, con el tiempo, ALBA Generación se convirtiera en el primer proveedor de electricidad en el país, a pesar de que la energía que entregaba al sistema estaba entre la más caras, lo que incrementó las ganancias de la familia presidencial, después que Ortega mandara privatizar la cooperación venezolana.
Esa decisión representó ingresos millonarios para el conglomerado familiar, calculados entre 50 a 70 millones de dólares anuales, por lo que la sanción estadounidense contra Petróleos de Venezuela S.A. (Pdvsa), afectó a Albanisa y con ello, las ganancias de la familia Ortega Murillo.
"Ya no quedaba nada"
Ser la primera empresa sancionada, implicó para Albanisa ser la primera entidad en salir del esquema de negocios del régimen orteguista. “Ya de Albanisa no queda nada más que el nombre y los negocios que hicieron. Todas esas empresas Alba que escuchabas ya prácticamente no implican nada en el país, a excepción de las empresas de generación eléctrica. Ahí si todavía siguen siendo el principal operador de mercado a nivel interno”, afirmó una fuente del sector privado vinculado al sector de los hidrocarburos en una investigación de CONFIDENCIAL sobre las sanciones a las empresas del régimen.
El economista Enrique Sáenz anota que “Albanisa se acabó con el desplome del acuerdo petrolero con Venezuela, que era lo que la alimentaba”.
A su juicio, “ahí fue donde esa caja se vació. Ahí el misterio es como quedan esas inversiones en las que estaba involucradas, como el plantel donde supuestamente iba a hacerse (la refinería) El Supremo Sueño de Bolívar”. El proyecto para el que el ya fallecido Hugo Chávez y Ortega colocaron la primera piedra en 2007, pero solamente es la refinería que no fue.