18 de agosto 2021
En las votaciones nacionales del próximo 7 de noviembre el universo total de votantes podría ser menor al de las elecciones generales de 2016 y las elecciones municipales de 2017, al menos eso es lo que indican los datos del padrón electoral provisional que el Consejo Supremo Electoral (CSE) entregó a los partidos políticos el pasado 09 de julio. Las reglas electorales también son diferentes, aunque prevalece el manejo discrecional sobre los aspectos técnicos que aplican los magistrados del cuestionado Tribunal Electoral para depurar el padrón y cambiar la cartografía electoral.
Expertos en organización electoral consultados por CONFIDENCIAL difieren sobre la idoneidad de los cambios realizados en el padrón y la cartografía electoral, pero coinciden en que el secretismo oficial es parte del ocultamiento sistemático de datos en el CSE. A juicio de los especialistas, las modificaciones en el registro podrían deberse a una medida de austeridad o a una estrategia para ocultar la abstención u obstaculizar el sufragio universal en poblaciones ampliamente opositoras.
La presidenta del CSE, Brenda Rocha, informó —previo a la jornada de verificación— que hasta el 03 de julio pasado estaban habilitados para votar 4 347 340 ciudadanos, pero será hasta el 08 de septiembre (60 días antes de las votaciones) que se establecerá un padrón definitivo. Sin embargo, el dato brindado por la magistrada es inferior a las 4 990 020 personas que conformaban el universo de votantes en las elecciones nacionales de 2016 y no explica qué sucedió con las 642 680 personas salieron del registro.
Al comparar el dato de la magistrada Rocha con el padrón de las elecciones municipales de 2017, la disminución del universo de votantes es más notoria. Para entonces estaban aptos para votar 5 095 747 personas, lo que representa una reducción en el padrón de 748,497 inscritos, pero no es posible “determinar si pertenecen a ciudadanos cedulados (padrón pasivo) o si fueron eliminados del padrón”, reclamó la Alianza Ciudadanos por la Libertad (ACxL) en una misiva enviada al director de atención a partidos políticos del CSE, Julio Acuña, semanas antes de ser sacada de la carrera electoral.
Un listado desconocido
En sus declaraciones a medios de propaganda gubernamental, la magistrada Rocha no explicó qué pasó con el registro de las personas que se encontraban en el padrón pasivo que fue creado en 2012; el cual —en teoría— desapareció con la reforma a la Ley 331 o Ley Electoral.
Un experto en temas electorales indicó que perdura un registro de personas que no son asiduas a votar y que los cambios hechos en el acápite referido al padrón electoral fueron meramente “superficiales”.
Antes de la reforma electoral existía un “padrón activo” para los votantes regulares y un “padrón pasivo” con el listado de aquellos que no han votado en las últimas dos elecciones nacionales o municipales. “La reforma dejó las mismas dos categorías, pero les cambió el nombre”, puntualizó el experto.
“Ya no es padrón activo y pasivo; ahora hay padrón, que era el activo, y lo que era el padrón pasivo, ahora se llama el listado. No hay dos padrones porque suena horrible. Ahora es padrón y el listado”, subrayó. El CSE, sin embargo, no ha revelado ningún detalle sobre este listado.
Al desaparecer a más de medio millón de votantes del padrón electoral también se reduce el porcentaje de abstención, que según los informes de observación de las elecciones de 2016 y 2017, elaborados por el consorcio Panorama Electoral, corresponde a nicaragüenses que no militan en ningún partido político y los que residen fuera del país.
“Dado que el CSE mismo explica que buena parte de este pasivo son personas en el exterior o personas que por cualquier razón no han podido ejercer su derecho al voto, corresponde establecer formas de emitir y contar ese voto con prontitud, en vez de eliminar del registro a aquellos que están con su derecho amputado”, recomendó el consorcio en 2016. Sin embargo, el tribunal electoral ignoró la recomendación.
Para las elecciones municipales de 2017, Panorama Electoral volvió a enfatizar en la “amenaza” que representaba la depuración del padrón electoral. “Es urgente depurar el padrón electoral y descartar los actuales mecanismos de depuración, que apuntan a eliminar los votantes opositores o independientes”, se lee en su informe final.
Frente a las votaciones del 7 de noviembre próximo, el país atraviesa una profunda crisis sociopolítica provocada tras la represión y matanza orteguista contra las protestas masivas de 2018. Situación que dejó 325 asesinados entre abril y septiembre de ese año, decenas de desaparecidos, miles de heridos, más de 1600 presos políticos, de los cuales más de cien continúan en prisión, y más de 100 000 exiliados que difícilmente podrían votar y que, de no hacerlo, pasarán a engrosar el porcentaje de abstención.
Cartografía electoral no coincide con el padrón
La ACxL denunció —antes de ser despojado de su personería jurídica el 06 de agosto pasado— que existen “graves inconsistencias” entre el padrón preliminar y la cartografía electoral entregada por el CSE, las que aparecen reflejadas hasta en el universo de votantes. Por un lado, la cartografía refleja un total de 3 894 104 empadronados y, por el otro, el padrón suma un total de 4 347 340, por lo que “existe una diferencia de 453 236 registros que no están reflejados en los datos del consolidado de la cartografía, es decir esta cantidad de registros no son contabilizados en el estadístico, aunque existen en el archivo”, señaló el partido.
Por otro lado, la extinta ACxL señaló que el padrón omite varios campos de información como: la fecha de ingreso, el año completo del nacimiento del inscrito, si pertenece al padrón o al listado de ciudadanos cedulados. Esto “no permite hacer los análisis necesarios para determinar el flujo correcto de los registros del padrón”, dice la misiva entregada el pasado 20 de julio.
Para estas elecciones el CSE también eliminó 1199 centros de votación en todo el país, al pasar de 4309 centros de votación habilitados en las elecciones municipales de 2017 a 3110 para las votaciones del 7 de noviembre próximo. Una medida que según la magistrada Rocha fue tomada en aras de garantizar “mejores condiciones” para los votantes.
Augusto Valle, quien fuera el fiscal nacional de CxL, explica que la disminución de los centros de votación “afecta el principio de domiciliaridad del voto” y estima que 693 887 personas, equivalentes al 16% de los empadronados, fueron movidos de su centro de votación. Los más perjudicados son los pobladores de zonas rurales, donde los colegios y casas comunales, donde normalmente se ubican las urnas, se encuentran a grandes distancias.
El especialista en temas electorales valora que la reducción de los centros de votación y Juntas Receptoras de Votos (JRV) está asociada a una medida de austeridad por parte del CSE y estima que la compactación se hizo de tal manera que cada JRV tenga aproximadamente 400 votantes.
Fue “un ejercicio de compactación que —hasta donde pudimos ver en la verificación— no le cambió la vida a nadie”, señaló el especialista. Pero en toda esta lógica “hay una cuestión de ahorro y también de bandidencia, porque los centros privados uno por definición asume que son menos controlables que los públicos, desde el punto de vista del partido de gobierno. Pero no parece ser una cosa tan dramática, sí parece más bien una cosa de austeridad que no deja de ser raro con una nueva gerencia”, subrayó.
Además, el total de 13 296 Juntas Receptoras de Votos (JRV) que refleja el consolidado de la cartografía no coincide con el detalle de la información. “En lo referido a la cantidad de JRV, por cada centro de votación, esto apenas suma un total de 10 672 JRV, existiendo una diferencia de 2624 JRV que no están en este consolidado de la cartografía”, se lee en la carta enviada al CSE.
No parece una purga masiva
A pesar de la reducción en el padrón y los cambios en la cartografía electoral, los nicaragüenses acudieron a verificarse el pasado 24 y 25 de julio y, según reportes de los partidos políticos, les fue bastante bien. “Su gente por lo menos aparecía en el padrón donde correspondía. Más allá que —tal vez— les cambiaron el centro de votación, pero una vez que encontraban el centro de votación, llegaban y se verificaban”, comentó el experto.
Por lo visto en la jornada de verificación, el experto valoró que “no pareciera que haya una purga masiva de los abstencionistas de los últimos años”. Situación que le resultó “curioso” porque eso significa que probablemente “en algún momento el CSE no llevó bien las cuentas de quienes irían al listado y quienes quedarían en el padrón, de manera tal que no son todos los están ni están todos los que son”, agregó. Es decir, que algunas personas que tenían mucho tiempo de no votar aparecían en el padrón y en cambio, hubo casos de personas que votaron recientemente y estaban en el listado.