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OEA resuelve: reelección de Ortega “no tiene legitimidad”

Mayoría de 25 países, uno en contra y siete abstenciones, demandan libertad de los presos políticos e inician aplicación de Carta Democrática

La Asamblea General de cancilleres la OEA discutirá y votará

Octavio Enríquez

12 de noviembre 2021

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El régimen de Daniel Ortega sufrió este viernes una derrota política en la Asamblea General de cancilleres de la Organización de Estados Americanos (OEA), en la que 25 países aprobaron una resolución que declara “sin legitimidad” las votaciones del 7 de noviembre, en las que el caudillo sandinista se reeligió por cuarta ocasión consecutiva, sin competencia política y sin garantías democráticas.

Los cancilleres de la OEA establecieron el 30 de noviembre como fecha límite para que el Consejo Permanente realice una “apreciación colectiva” de la situación del país, “de conformidad con la Carta de la OEA y la Carta Democrática Interamericana”, y que lo “tome las acciones apropiadas”, que pondrían al régimen de Ortega ante una posible suspensión del organismo.

Además acordaron reiterar sus llamamientos anteriores para la liberación de todos los candidatos y presos políticos, la restitución de sus derechos democráticos, y el fin inmediato de la detención y hostigamiento de los medios de comunicación independientes y miembros de la sociedad civil.

La resolución fue presentada por las delegaciones de ocho países: Canadá, Antigua y Barbuda, Chile, Costa Rica, Ecuador, Estados Unidos, República Dominicana y Uruguay. El único voto en contra fue el de Nicaragua, siete países se abstuvieron y uno se declaró ausente.


Según el registro de la votación, que anotó CONFIDENCIAL durante la transmisión, México, Honduras, Belice, Bolivia, Dominica, San Vicente y Granadinas y Santa Lucía se abstuvieron, mientras el país que estuvo ausente fue San Cristóbal y Nieves. Uno de los detalles más curiosos fue que Argentina, aunque se declaró preocupada por una condena anticipada al país centroamericano, votó a favor de la resolución, cuando en anteriores votaciones se abstuvo.

Las acciones de Daniel Ortega y Rosario Murillo son contrarias a todo lo que defiende esta organización: democracia, derechos humanos, seguridad y desarrollo. Han demostrado que no respetan ni la Carta de la OEA ni la Carta Democrática Interamericana, y sus acciones deben tener consecuencias, dijo el representante permanente interino de Estados Unidos en la OEA, Bradley Freden,  quien exigió nuevamente la libertad de los presos políticos y la restauración de la democracia.

Según Breden, la posible dinastía de Ortega y Murillo cerró medios de comunicación independientes, encerró a periodistas y líderes empresariales, y atemorizó a los líderes de la sociedad civil para que cerraran sus puertas, lo que ha tenido como consecuencia que la pareja presidencial sea “enormemente impopular y gobierne como autócratas, no diferente a la familia Somoza que Ortega y los sandinistas lucharon por derrocar hace cuatro décadas.

El canciller de Costa Rica, Rodolfo Solano, celebró la resolución de la OEA, demandó la libertad de los presos políticos y reconoció el rol del organismo y los países que lo constituyen en pro de la democracia y la protección de los derechos humanos.

Desde este espacio, seguiremos usando todas las herramientas diplomáticas de las que dispone el sistema interamericano para que Nicaragua retome el camino del restablecimiento de la democracia en beneficio del pueblo nicaragüense, añadió Solano.

Régimen responde con insultos

El representante de Nicaragua ante la OEA, Michael Campbell, calificó la resolución como un ataque a la democracia y enfocó sus críticas inicialmente en la OEA, de quien dijo no era nuestro Consejo Supremo Electoral, refiriéndose a las autoridades electorales controladas por el partido de Gobierno.

La OEA no tiene la autoridad para constituir nuestras Juntas Receptoras de Votos, los funcionarios de la OEA no son ni deben ser fiscales de partidos políticos, la OEA no es un árbitro o auditor del proceso electoral; cada pueblo establece estas autoridades, dijo Campbell, quien defendió que en el país se respetó la voluntad popular y hubo una participación del 65 %, aunque el verdadero ganador fue la abstención.

Según el representante de Ortega en la OEA, el país lo que vivió el siete de noviembre fue un proceso electoral en el que se ha manifestado el espíritu democrático y cívico de los nacionales, lo que demostró que se ha emprendido un camino sin retorno a la democracia.

Entre sus principales argumentos para defender la farsa estuvo que todos los partidos políticos que estaban en la boleta participaron en la formación de las estructuras electorales, no fueron agredidos ni atacados durante la campaña. Lo que Campbell no mencionó es que esas agrupaciones políticas son cómplices del régimen y llenaron sus listas de candidatos con desconocidos y familiares de éstos, lo que contribuyó a eliminar cualquier competencia en el proceso.

"¡Nadie puede negar esto, absolutamente nadie! a menos que tenga interés en justificar, proponer o cometer indignos actos de agresión contra nuestro país", insistió el representante nicaragüense en la OEA.

Con la resolución sobre Nicaragua, el organismo regional se sumó a los representantes de al menos 40 países que han denunciado a las  votaciones del 7 de noviembre como ilegítimas, porque que no se cumplieron las mínimas garantías democráticas en el proceso.

Campbell  enfiló sus críticas contra Canadá, Colombia, Costa Rica, Estados Unidos, Brasil, Ecuador y Panamá. Para cada uno de ellos tuvo insultos bajo la lógica de que estas naciones critican la democracia de Nicaragua mientras su sistema político se cae a pedazos.

El funcionario nicaragüense calló sobre  las graves violaciones de derechos humanos cometidos por el régimen, incluyendo la existencia de los presos políticos y el irrespeto generalizado a los derechos fundamentales.

Críticas a Brasil

Campbell  señaló a Estados Unidos por intervencionismo; a Colombia por crímenes contra líderes indígenas y narcotráfico; a Brasil por racismo y discriminación; a Costa Rica por corrupción y hasta citó el caso de la investigación de los Papeles de Panamá para arremeter contra ese país, Ecuador, Chile y Uruguay.

Los abusos y la negligencia de su Gobierno (de Brasil) también son notorios, evidentemente habiendo cometido crímenes de lesa humanidad en contra de su propio pueblo, por su negacionismo del covid-19, y que ha resultado en la muerte de más de 600 mil hermanas y hermanos brasileños, señaló a la Administración brasileña.

Una investigación de CONFIDENCIAL demostró que el régimen de Ortega ha restado importancia a la pandemia, ocultado más de 6000 muertes de la misma en el país entre marzo y agosto de 2020, mientras las cifras oficiales registran 210 fallecidos en 20 meses desde que apareció el primer caso en Nicaragua.

El representante de Brasil en la OEA, Fernando Simas Magalhães, rechazó los cuestionamientos de Campbell, cuyas palabras calificó de toscas e inamistosas.

Se trata en realidad de una pieza de ficción, donde habla de intimidación, y debe estar hablando de las centenas de prisioneros de presos políticos de su país, inclusive (sobre todo) de todos los candidatos presidenciales que se vieron privados de sus derechos políticos y de participar libremente en las elecciones en Nicaragua, dijo Simas, quien sostuvo además que Campbell, al hablar de negacionismo, seguro se refería a la negación de los derechos de los nicaragüenses.

El proceso electoral nicaragüense, que el régimen defiende como un acto libre, se desarrolló sin competencia política, luego que el sistema de justicia bajo control de Ortega apresó a 39 opositores desde mayo—siete de ellos precandidatos presidenciales—, mientras se ha intensificado el hostigamiento a la población en general. Las estructuras electorales están también en manos del partido oficialista.

La resolución aprobada en la OEA lamenta que el régimen de Ortega haya desoído los esfuerzos de la comunidad internacional por ayudar al país a superar la crisis. En el organismo, incluso se creó un grupo de trabajo desde agosto de 2018, cinco meses después que estallara la crisis causada por la represión contra miles de manifestantes que pedían un cambio de gobierno, inconformes el sandinismo.

La resolución fue presentada por Canadá que, desde el jueves, a través de su canciller Melanie Joly, lamentó que el gobernante sacara al país centroamericano de las democracias del hemisferio, lo que provocó una agria respuesta del representante de Nicaragua, Michael Campbell y le pidió “respeto” a Nicaragua.

Desde el nueve de noviembre, un día antes de la reunión de la Asamblea General que terminó este viernes, el secretario general Luis Almagro había cuestionado el proceso electoral y había señalado el control del Gobierno en las estructuras electorales, pero además la complicidad de los partidos que aparecían en la boleta y que analistas identifican como aliados del Gobierno. Los cuestionamientos también se habían centrado en el conteo sin la más mínima transparencia, en el que lo único claro hasta el momento era el triunfo de Ortega con el 75 % de las preferencias.

Hasta el momento, además de los pronunciamientos de los países, cinco expresidentes, Laura Chinchilla (Costa Rica), Luis Guillermo Solís (Costa Rica), Fernando Henrique Cardoso (Brasil), Juan Manuel Santos (Colombia), Jorge Tuto Quiroga (Bolivia) se han pronunciado porque los países del continente den una respuesta urgente a lo sucedido en Nicaragua.

Ortega ha sido descrito por Chinchilla y Quiroga como un nuevo Kim Jong-Um (dictador norcoreano) en Centroamérica. En términos generales, el régimen nicaragüense ha defendido su “soberanía”, mientras se ensaña con los presos políticos a los cuales el gobernante considera traidores, sin patria, “unos hijos de perra” como dijo el día de la celebración de su “victoria”.


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Octavio Enríquez

Octavio Enríquez

Periodista nicaragüense, exiliado. Comenzó su carrera en el año 2000, cuando todavía era estudiante. Por sus destacadas investigaciones periodísticas ha ganado el Premio Ortega y Gasset, el Premio Internacional de Periodismo Rey de España, el Premio a la Excelencia de la Sociedad Interamericana de Prensa, y el Premio Latinoamericano de Periodismo de Investigación del Instituto Prensa y Sociedad (IPYS).

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