10 de mayo 2017
Además del clima de inseguridad y la tasa de homicidios que agobia a los salvadoreños, por donde quiera que uno vaya en este país hay un tema recurrente: a pesar del increíble dinamismo económico de este pueblo, la economía crece lentamente y para muchos ya atraviesa por un largo período de estancamiento y postración.
En la última década media, entre 2000 y 2015, la economía promedió una tasa de crecimiento del 1.9%, según las cifras del Banco Central de Reserva y el Fondo Monetario Internacional. Son las más bajas de Centroamérica y mantiene la tasa más baja de atracción de inversión extranjera directa de la región, mientras las proyecciones de crecimiento para el quinquenio 2015-2019 no superan el 2.3%.
Lo que explica el bajo crecimiento de la economía salvadoreña es un tema de debate, y los analistas discrepan sobre el peso que atribuyen a factores estructurales, como la dependencia del crecimiento en el consumo de bienes importados financiados por remesas familiares que superan los $4,500 millones de dólares (17% del PIB), y no por la inversión y las exportaciones; y cuestionan una reforma previsional mal hecha que heredó un déficit fiscal financiado por deuda pública.
Otros, como el empresario Luis Cardenal Debayle, salvadoreño de padres nicaragüenses, actual presidente de la Asociación Nacional de la Empresa Privada de El Salvador (ANEP), le atribuyen mayor importancia al impacto negativo que tiene en el clima de negocios la confrontación política y la polarización entre el FMLN, ahora en el Gobierno, y ARENA, el partido de derecha, que gobernó el país entre 1990 y 2008.
La ANEP agrupa a cincuenta asociaciones o gremios empresariales, representando a más de 15 mil empresas. Cardenal fue antes presidente de la Cámara de Comercio e Industria de El Salvador, durante seis períodos, y en 2000 fue candidato a la alcaldía de San Salvador, por el partido ARENA, y ministro de Turismo durante el gobierno de Antonio “Tony” Saca.
Sus consideraciones sobre la economía salvadoreña resultan inseparables de su visión sobre la política, y las resume en esta frase: “La democracia no puede ser verdadera ni sostenible cuando las instituciones están tomadas por un partido político o por grupos de interés”.
El estancamiento económico
¿La economía salvadoreña está estancada o crece lento? ¿Cuál es el diagnóstico de ANEP sobre esta tendencia?
Tiene un lento crecimiento, casi rumbo a un estancamiento. La razón es que hay desconfianza, no hay reglas del juego claras, hay inseguridad jurídica e inseguridad personal, y esto no es nuevo.
Si hacemos una remembranza, aquí durante la guerra hubo dos modelos contrapuestos, éramos parte de la guerra fría: un grupo que quería instaurar el socialismo; y otro quería conservar el estatus quo, y dentro de ese grupo habíamos algunos que creíamos que debía de modernizarse el Estado, ampliarse la democracia, hacer una economía social de mercado. Esos dos modelos chocan hasta que se firman los Acuerdos de Paz en 1993, cuando (EE.UU. y la URSS) nos obligaron a firmar.
Cuando vos firmas algo en lo que estás obligado pero no estás convencido, quedan muchos cabos sin atar. En los Acuerdos de Paz, se firman aspectos políticos, militares y de reinserción, pero no se define claramente cuál es el sistema económico que nos va a regir, el tipo de democracia que vamos a fortalecer, ni cuál es el tipo de Estado de Derecho que vamos a fomentar. Entonces, se traslada el conflicto del campo militar al campo político.
Durante casi veinte años, El Salvador estuvo gobernado por presidentes de ARENA, Cristiani, Calderón Sol, Flores, y Saca, hasta que en 2008, se produce la alternabilidad en el poder con la victoria electoral del FMLN que llevó a la presidencia a Mauricio Funes. ¿Que representó este Gobierno?
Tuvo una oportunidad de oro, porque al comienzo todo el mundo le dio el beneficio de la duda, incluyendo nosotros. Pero sale con “la espada desenvainada”, porque el tipo es psicológicamente inestable, entonces empieza a sacar los resentimientos en unos programas (de radio) todos los sábados de tres horas, volándole reata a todo el mundo. Y en la práctica el gobieno se dividen, la parte política territorial el FMLN, y toda la parte económica le queda a los “Amigos de Mauricio”.
El Frente (fue) muy inteligente porque en ese momento estaba la crisis económica, le dejó el problema a los “Amigos de Mauricio”, y ahí es donde ves vos algunos tecnócratas en el Banco Central, Hacienda, y otros puestos, pero el 82% del presupuesto general de la nación lo maneja el FMLN, y tienen sus batallas ahí para ver quién se cruza un poco más de la línea que ha sido concertada. Pero también sucede otro fenómeno importante y es que empieza a haber una toma más abierta de las instituciones, como la Policía, empiezan a implementarse controles sociales de las organizaciones a través del Ministerio del Interior, donde inclusive las gremiales que algunas tienen hasta 100 años de existencia, para cumplir los requisitos te ponen miles de trabas para que no podrás inscribirte, empiezan a inscribir ellos sindicatos, empiezan a inscribir ONG de ellos en cantidades que nunca antes se habían existido
Los gobiernos del FMLN
¿Y la relación de Funes con el sector privado en materia económica?
Mala. O sea, al tipo no lo veías, llegabas, hablabas con él, hablaba él cincuenta minutos. Te hablaba de lo que estaba haciendo, vos veías que no te ponía mucha atención, no habías salido de allí, cuando ya estaban tuiteando los resultados de una reunión que no había terminado. Y empiezan a darse choques, primero con algunos sectores y otros sectores decían: --“miren no nos pelemos con el presidente, con el Gobierno”.
¿Hay diferencias entre ese gobierno de Funes y su relación con el sector privado y este gobierno del presidente Salvador Sánchez Cerén?
En el estilo. Este hombre más prudente, más calmado, menos explosivo, más respetuoso. El otro te decía cualquier cosa.
¿Y la política económica, o el entorno económico para la inversión?
Nada. Vos empezás a ver que para poder tener un crecimiento sólido, para tener predictibilidad y certidumbre de cara al futuro tenés que tener instituciones fuertes e independientes, reglas claras, Estado de Derecho, funcionarios que no sean corruptos, y un modelo económico con una visión de nación, que te lleve más allá de la siguientes elecciones.
Lo que lo sucedió es que empezaron a ocupar las instancias del Estado para intereses muy particulares. Allá en Nicaragua se quedaron con los tanques y la refinería de la Esso. Aquí, ocupaban algunas Secretarías de Estado, si digo los nombres me puedo meter en problemas porque pueden demandar, y ya tengo varias demandas. Entonces, empiezan a hacerse de todo tipo de negocios. ¿Cómo hacen eso? Yo no sé si en Nicaragua es así, pero aquí el trato que tenían con los venezolanos es el siguiente: compramos el petróleo, les damos el petróleo, y del 100% del petróleo, en un inicio era 40-60, después se cambió a 50-50; 50% del petróleo lo pagas a 90 días sin interés. Cincuenta por ciento del petróleo lo pagas a 25 años al 2%, entonces ellos crean una empresa mixta.
Es el mismo esquema, pero posiblemente en Nicaragua era mucho más dinero.
El mercado del petróleo es tres mil ochocientos millones de dólares, de repente ellos tienen el 30%, unos 600 millones, 300 millones los pagan en 90 días, y 300 millones los van a pagar en 25 años una sociedad que está conformada por diez municipios gobernados por el FMLN, que cuando pierden el gobierno en algunos de esos municipios, lo sacan de la sociedad y meten a otro municipio donde ellos hayan ganado.
El “modelo” nica visto desde El Salvador
¿Cómo evalúas desde ANEP la tendencia de los capitales salvadoreños y guatemaltecos de aumentar sus inversiones en Nicaragua? Por un lado, dicen que hay condiciones favorables para invertir, con el apoyo del Gobierno. Y por la otra parte, en Nicaragua se alega que esta alianza económica entre el sector privado con un gobierno autoritario que está apoya los negocios, podría ser un modelo para replicarse en otras partes.
Yo creo que ese es un modelo exitoso en un período de tiempo que puede ser corto o medianamente corto, pero no es sustentable en el largo plazo.
¿Por qué?
Porque al final del día “el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente”, como decía Lord Acton. Y te hago la referencia al caso de Somoza. Entonces ¿cuánto tiempo va a ser hasta el momento que la sociedad ya no aguante tanta corrupción, para que reaccione?, y cuando reaccione vas a volver a tener, ¡Dios no quiera! otra guerra civil, otro conflicto armado que va a dar al traste con tus inversiones. Claro, vos estás apostando a que ese momento no se vislumbra todavía y que tenés oportunidad de sacarle rentabilidad a tus inversiones en las actuales circunstancias, más si vos cumplís con las condiciones que te ha puesto Ortega que es: “no me critiqués, no te metas en política, no me lleves la contraria, no compitás conmigo, y habla bien de mí”, si es posible. Entonces, si vos haces eso no vas a tener problemas.
Pero yo me pregunto ¿qué estabilidad a largo plazo puede tener una empresa cuando vos sabes que no existe un sistema judicial que imparta adecuada justicia? A la hora que vos tengás un conflicto con un competidor tuyo, pero el competidor tuyo es más amigo del dictador que vos, ¿quién va a ganar? ¿El que tienen la razón, o el que tiene el amigo? Y si después tener un conflicto con el Gobierno ¿tú crees que tenés alguna oportunidad de verdadera justicia? Mientras no tenga conflictos, vos podés irla navegando, ¿pero vos crees que nunca vas a tener conflictos?
La otra cosa son las ambiciones. Ahorita él se ha mantenido contento, él, su familia y sus allegados tienen suficiente con los negocios que manejan ¿qué sucede cuando el negocio principal del petróleo se les caiga o entre en algún problema y tenga que buscar como suplir esos ingresos en otro negocio? Y resulta que vos estás en ese negocio que él se quiere meter ¿vos crees que vas a tener chances de competir?
Y la tercera, él para gobernar va a haber gente allegada, en este caso tengo entendido que es la familia, pero la familia después va a tener hijos, amigos, cuñados, y van a querer beneficiarse del poder, y van a haber más conflictos con otros, o van a querer meterse en otros negocios, y va a pasar lo otro que te digo: ¿a quién le dan el permiso, a quién no se lo dan? ¿Quién gana la licitación, quién pierde?; ¿a quién le ponen la multa, a quién no?; ¿a quién lo persiguen fiscalmente o a quién lo dejan ir?. ¿Vos podés competir?
Pero según los líderes del sector privado de Nicaragua, hay una alianza con el Gobierno y es una relación estable.
Es que yo no creo que pueda haber un sistema sostenible en el tiempo si no coinciden esos factores, y por eso nosotros que hemos padecido una guerra civil, que ya nos ha tocado sufrir un montón de cosas, no podemos darnos por vencidos en la primera dificultad, o en el primer bache en el camino y ceder, y decir: --“porque yo voy a ganar plata en este momento, entonces voy a hipotecar el país a largo plazo”. No sería correcto.
Entonces, aunque hay personas que puedan pensar de que lo importante es que yo haga negocios, sin importar cómo, yo creo que eso nos ha costado demasiado, hemos sufrido demasiado, hemos tenido guerra, han habido muertos, cómo para no aprender esa lección, que si lo que quieres es construir una mejor sociedad, estable de cara al futuro, tenés que corregir todos los males que te generaron los problemas que viviste en el pasado.
¿Se puede adaptar el “modelo Cosep” en El Salvador?
¿Eso supone que el sector empresarial debería de convertirse en un actor político? Porque el argumento que algunos ofrecen es: -- “ese problema no lo puedo resolver yo, eso es un asunto de los políticos, que lo resuelvan ellos, yo estoy aquí haciendo negocios”--.
Esa es una mala interpretación de qué es ser político. A mi constantemente me dicen --“vos no te metas en política”. Yo digo ¿Qué entendés vos por política? Política es el manejo de la sociedad, de la cosa pública que es de todos, porque aquí se cree que la política es de nadie, el dinero de los impuestos, a saber de dónde vino, en lugar de decir, esa plaza pública es mía y yo la tengo que cuidar y tengo que vigilar que se haga bien.
Entonces, no puede haber una empresa sana en una sociedad enferma. ¿Cómo no vamos a opinar nosotros como empresarios, por ejemplo, sobre políticas de seguridad que nos afectan? ¿Cómo no vamos a opinar de políticas laborales si nosotros somos los que generamos empleo? ¿O políticas salariales? ¿O políticas fiscales? ¿O políticas económicas? ¿O políticas de exportación? Todas esas son políticas públicas.
Lo que pasa es que la gente asocia la política solo con la elección del candidato. Y se cree que el mandatario, es el que manda más, y nadie le puede llevar la contraria ni decir lo que está haciendo malo, y pedirle que haga las cosas de otro modo. Cuando mandatario significa que ha recibido un mandato del pueblo para trabajar en beneficio de nosotros y rendirnos cuentas a nosotros sobre lo que está haciendo, y si no lo está haciendo bien, nosotros tenemos el derecho de exigirlo.
Este tema del “modelo” de Nicaragua, ¿alguna vez se ha discutido en las reuniones de la Federación de Cámaras Empresariales de los países centroamericanos?
No se ha discutido porque no es el propósito de las reuniones, y además lo que vamos buscando son intereses comunes, avances a la integración centroamericana, y no queremos meter en la discusión cosas que nos puedan separar o dividir. Y también tenemos ser respetuosos de que cada sector, en su país, actúe de la manera que considere más conveniente, porque nadie sabe mejor en su país, cómo es que está la cosa.
¿Es aplicable en El Salvador el “modelo” de Nicaragua?
No. Las circunstancias de Nicaragua y las de cada país son diferentes. Ortega ha sido mucho más inteligente de lo que han sido los gobiernos que hemos tenido del FMLN, porque quizás si el gobierno del FMLN hubiera empezado con otra estrategia, tal vez habrían algunos más convencidos que hubieran pensado que quizás ese modelo podía ser viable, hasta que digan que no era viable.
¿Haría falta un gobierno más pragmático con la institucionalidad democrática que tienen aquí?
Pues sí. Y la institucionalidad la tenemos por qué la hemos peleado y la hemos defendido, y la continuamos defendiendo, y aún así estamos preocupados porque vemos de que mucho de esa institucionalidad está siendo tomada, poco a poco, ya la Policía está completamente tomada, el sistema judicial está bastante tomado, pero la Sala de lo Constitucional no.