5 de noviembre 2021
Faltando dos días para unas votaciones estructuradas por medio de la represión política con la finalidad de perpetuar en el poder por cinco años más al binomio familiar de Daniel Ortega y Rosario Murillo, uno de los grupos más desilusionados por esta imposición es el sector de los nicaragüenses que no comulga con ninguna tendencia política, pero concuerdan en algo: Quieren un futuro mejor para su país, que no se podrá lograr con el orteguismo en el poder.
Este grupo es el denominado como los independientes, o sea, personas que no simpatizan con ningún partido político. El último estudio de la firma encuestadora CID Gallup divulgado recientemente determinó que este grupo es una amplia mayoría en Nicaragua.
La encuesta de la firma CID Gallup, contratada por CONFIDENCIAL y realizada entre el 15 y el 22 de octubre, reveló que un 67 % de los consultados dijo no tener ninguna simpatía partidaria, seguido por el Frente Sandinista, con tan solo un 9 %.
CONFIDENCIAL logró conversar con seis ciudadanos de este grupo de independientes, que convergen en el hecho de que no tienen preferencia política particular, pero sí anhelan un cambio del sistema de Gobierno impuesto por el orteguismo. También coinciden en menor o mayor grado, que las intenciones que tuvieron en algún momento de ir a votar, fueron sepultadas por la oleada represiva que impulsó el régimen desde fines de mayo.
Las elecciones como una esperanza de un cambio
“Claudia” tiene 28 años y es enfermera en un hospital público de Managua. Ella asegura que no tiene ninguna preferencia política, pero desde su perspectiva, las cosas están muy mal en el país. Tiene que lidiar con el control y la vigilancia política de las estructuras del orteguismo en las instituciones públicas y confiesa que ella tuvo esperanzas de que las elecciones del 7 de noviembre se convirtiesen en la oportunidad de cambiar las cosas.
“No me gusta para nada la política de Nicaragua. Pero francamente, ya son 14 años de Daniel Ortega mandando y yo lo que esperaba es que luego de todo lo que pasó en 2018, íbamos a tener elecciones normales y uno poder votar por quien quisiera. Pero no fue así”, nos dijo.
Claudia también forma parte de aquellos que no quieren votar este 7 de noviembre, pero probablemente lo haga, por miedo. “Aquí (en referencia a su centro de trabajo) andan muy activados con esto de que los trabajadores tenemos que ir a votar el 7 de noviembre. Incluso no andan tanto con la cosa de que votemos con el comandante, si no que vayamos a votar”, explicó.
El punto más bajo del sandinismo
En entrevista con CONFIDENCIAL, el encuestador y consultor político Luis Haug, director de CID-Gallup, consultado sobre otro estudio de la firma especializada elaborado en septiembre, explicó que el Frente Sandinista enfrenta su peor registro político desde hace 30 años.
“Es el punto más bajo que hemos registrado del Frente Sandinista, primera vez que nos llega a un dígito en los últimos 30 años, desde 1990, que iniciamos los estudios en Nicaragua, ese es el voto más, más duro. A partir de ahí hay aproximadamente un 10% más de gente que, vemos, ha recibido ayudas del Gobierno, empleo a uno u otro miembro de la familia, que se mantienen alrededor de un núcleo que apoya al Gobierno de Daniel Ortega, pero este se ha visto disminuido considerablemente en estos últimos tres meses”, dijo Haug en esa ocasión.
Este estudio que se realizó en septiembre, arrojó resultados similares al que fue divulgado por CONFIDENCIAL recientemente. En esa ocasión la firma de opinión pública consultó: “¿cuál es su partido político preferido? y la mayoría de consultados (77%), respondió que ninguno. Solamente un 8% respondió que era el Frente Sandinista, 5% dijo que era Ciudadanos por la Libertad, 2% para la Unidad Azul y Blanco y 2% para el PLC. Un 6% de los consultados se disgregaron en respuestas sobre otras organizaciones políticas
Descansar o incluso trabajar, opciones preferibles a ir votar
“Luis” tiene un pequeño negocio de instalación de cableado y sistemas eléctricos. Casado y con dos hijos, él reconoce que siempre tuvo simpatía hacia el Frente Sandinista y Daniel Ortega, hasta 2018.
“No me gustó para nada lo que pasó. Tantos muertos, tanto dolor, no era necesario llegar a tanta violencia. Y lo peor es que todo eso sigue, aquí no podes decir nada, porque si no, te llevan preso. Eso no es justo”, explica cuando se le preguntó por su divorcio del sandinismo.
Dice que ahora se considera independiente, porque luego de su desencanto con el Frente Sandinista, no simpatiza con ninguna otra opción política. Admite que tenía sus reservas para ir a votar desde inicios del año, pero que ahora, con todo lo que pasó, está convencido de que no participará de las votaciones de este domingo.
“Antes no estaba seguro de ir a votar o no, pero ahora con esta metedera de gente presa, ahí si te digo que no voy a ir. Es que no tiene ningún chiste, ya está todo amarrado para que se quede Daniel Ortega. Prefiero quedarme en la casa y es más, si me saliera un trabajo ese domingo, prefiero ir a trabajar. La cosa se va a poner más dura después de estas elecciones”, añadió.
Candidatos mejores que Ortega están presos
“Alfredo” es ingeniero electrónico y trabaja para una importante firma proveedora de servicios de conexión a Internet. También dice no tener ninguna simpatía o tendencia política particular y dice estar bastante pendiente sobre la situación política del país.
Por ejemplo, Alfredo confiesa que aunque no tiene una definición política partidaria, le simpatizaban como candidatos Juan Sebastián Chamorro, Cristiana Chamorro y Félix Maradiaga. Es enfático en asegurar que cualquiera, desde su punto vista, es mejor candidato que Ortega, y va más allá. “Yo con gusto voto por cualquiera, con tal de que Daniel Ortega se vaya. Ya es suficiente”, afirma.
Alfredo es firme en asegurar que no saldrá a votar. “No voy a perder mi tiempo. ¿Para qué? Si todo está arreglado para que Daniel Ortega siga encaramado, siga mandando. No tiene sentido”, insistió.
Sobre las elecciones del 7 de noviembre, CID Gallup preguntó: “¿A quién elegiría entre el FSLN y la oposición, si los candidatos de la oposición para presidente y vicepresidente fueran seleccionados entre ellos los siete precandidatos presidenciales presos?”.
El 65 % respondió: “Los candidatos de la oposición”, mientras el 17% dijo: “Daniel Ortega y Rosario Murillo”, y el 18% no respondió la pregunta.
La encuesta telefónica realizada por CID Gallup en septiembre, arrojó una tendencia similar con un 65% apoyando al “candidato de la oposición” y 19 % respaldando a Ortega, mientras el 16% dijo que no sabe o no respondió la pregunta.
Su candidato favorito está preso
Erick tiene 38 años y trabaja como cajero en un banco. Cuenta que él como sus compañeros de labores han platicado mucho y que al menos los que forman parte de su entorno más cercano, le han dicho que no van a votar.
“Yo me considero como un sin partido. No tengo una preferencia política, no me caen bien los liberales (los vincula con Arnoldo Alemán) y en realidad no soy mucho de seguir a los políticos, pero me simpatizaba Medardo Mairena y cuando supe que iba a ser candidato, me dije que era por quien iba a dar mi voto”, nos dijo.
Similar a los otros casos, las intenciones de Erick de ir a votar se desplomaron con la ola represiva desatada por el régimen desde fines de mayo, que ha dejado a la fecha 39 nuevos reos políticos, entre estos, siete precandidatos presidenciales, incluyendo Medardo Mairena.
“¿Para qué ir a votar? Es que no tiene sentido. Al menos aquí en la oficina del banco, pues de lo que hemos hablado, casi todos me han dicho que no van a ir a votar”, comentó.
Haug en su entrevista con CONFIDENCIAL explicó que durante su proceso de consulta ofrecieron a los encuestados la opción de un candidato de oposición, en contraste con la candidatura del caudillo sandinista.
“La gente pide un cambio, e incluso cuando entonces se le une a ello toda la represión política, es más el deseo de girar los 180 grados en cambio de una nueva esperanza, una nueva persona que represente algo distinto a lo que hoy es Daniel Ortega”, explicó Haug.
Ir a votar es perder el tiempo
“Marisol” es estudiante en la Universidad Nacional Autónoma de Managua. Tiene 21 años y sólo se dedica a estudiar. Tampoco comulga con ninguna tendencia política en particular, pero estaba deseosa de ir a votar. Ahora no lo hará, aunque con los riesgos que pueda conllevar esta decisión.
“Yo era de las que tenía mucha fe en estas elecciones para poder cambiar el rumbo de este país. No podemos seguir así, menos después de lo que pasó en 2018. Estaba emocionada porque era la primera vez que iba a votar, pero ahora ya no tiene chiste”.
Marisol es enfática en decir que no tenía ningún candidato de su predilección entre los opositores. De lo que sí estaba segura es que no iba a votar por Daniel Ortega y Rosario Murillo. “Yo no estoy claro de por quién me hubiese decidido, pero lo más seguro es que hubiese votado por quien viera que era el que podía ganarle a Daniel Ortega”, afirma.
Confiesa tener un poco de miedo de no ir a votar porque dice que en su universidad, miembros de UNEN, el brazo represor del régimen en las universidades, andan advirtiendo a los estudiantes que deben ir a votar y mostrar una prueba de que fueron, pero está decidida. “Yo no sé cómo voy a hacer, pero yo no voy a perder el tiempo yendo a votar. No me sentiría bien después”, confió.
“Sandra” tiene 61 años y es profesora. Relata que fue una de las “enamoradas” del proceso revolucionario de 1979. Sin embargo, a lo largo de los años se desencantó con el sistema e incluso en 1990, ella votó en contra de Ortega. Nunca más volvió a creer en el Frente Sandinista.
“Yo lo que me considero es azul y blanco. No tengo ninguna preferencia política, pero sí soy un ‘en contra de’ del Frente Sandinista. Yo estaba dispuesta a votar en contra de Daniel Ortega, votar por cualquiera de los candidatos opositores que tuviera más chance de ganarle. Pero ahora con todos los líderes presos, eso ya no se va a poder”, comentó.
Dado este contexto, “Sandra” tampoco va a votar este 7 de noviembre. “Eso es perder el tiempo. Ya tienen todo listo. Daniel Ortega va a ganar con un 70 %. Si uno sale a votar, es hacerles el juego haciendo ver las filas en los centros de votación. ¿Para qué entonces voy a ver mi tiempo?”, afirma.