2 de mayo 2018
La lista de muertos de la masacre orteguista de abril continúa creciendo a catorce días de la primera protesta contra las reformas a la Seguridad Social (ahora derogadas) que desataron una rebelión cívica sin precedentes contra el Gobierno de Daniel Ortega.
Un total de 46 personas, la mayoría jóvenes menores de 25 años de edad, han fallecido desde el 19 de abril. El más reciente que se ha confirmado en la lista es Nelson Téllez Huete, herido de bala el pasado 20 de abril. Sus familiares y amigos confirmaron que Téllez murió este 2 de mayo en un hospital de Managua.
La semana pasada, a siete días de las protestas, los familiares –en su mayoría madres– aún llegaban a las morgues para identificar cuerpos. Ahora, a dos semanas del primer día de represión, otros familiares continúan al pie de la cama en los hospitales, donde la orden es hacer “control de daños”, empezando por restringir el acceso a heridos y fallecidos, incluso de los familiares.
Jóvenes con metas y anhelos de libertad
A Franco le gustaba el rap. Pero quería una carrera y eligió Derecho, como su hermana mayor. Para pagar la universidad, trabajaba en una carpintería, y en sus ratos libres cantaba y grababa letras románticas o de contenido social. Su nombre artístico era "Renfán". Tenía 24 años y era padre de una niña. Franco murió en Estelí, durante la represión policial contra los estudiantes que se manifestaban de forma pacífica, el 20 de abril, en esa ciudad. Minutos antes de recibir un disparo, denunció que les tiraban balas de goma.
Los enfrentamientos mortales entre estudiantes y pobladores vecinos contra la Policía Nacional y portátiles del gobernante Frente Sandinista duraron cuatro días consecutivos.
La noche del domingo 22 de abril, la Policía atacó las instalaciones de la Universidad Politécnica de Nicaragua (Upoli), el último bastión universitario de la protesta. Desde esa noche, no se ha reportado ningún otro enfrentamiento entre estudiantes, pero la lista de muertos que incluye a Franco seguía creciendo una semana después.
La mayoría de los muertos son estudiantes. Eran de secundaria o universitarios. Otros trabajaban en zonas francas o comercios independientes. Igual que Franco, tenían metas y pasiones. Igual que Franco, varios también eran padres.
El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) registra un total de 45 muertes, de las cuales CONFIDENCIAL ha confirmado 44, y ha registrado otras dos. Mientras, la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH) mantiene su cifra de 63 personas, entre las cuales nuestro equipo periodístico ya ha descartado una docena.
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Cinco de los fallecidos eran menores de 17 años
El menor de los jóvenes fallecidos en las protestas es Álvaro Manuel Conrado Dávila, de 15 años de edad. Pero él no es el único menor de 18 años. Álvaro cursaba la secundaria en el Colegio Loyola, de Managua. Álvaro recibió un disparo en la garganta en el sector de Metrocentro, durante el segundo día consecutivo de protestas.
Con el dinero de su merienda había comprado agua para llevarla a escondidas a los jóvenes reprimidos cerca de la Catedral. Familiares, amigos y la comunidad educativa del Loyola le rindieron una emotiva despedida con una misa de cuerpo presente en la iglesia Santo Domingo de Guzmán.
Solo un año mayor que Álvaro, el joven José Abraham Amador, de 16, falleció en Masaya durante los enfrentamientos cerca del Mercado de Artesanías. Era estudiante del cuarto año de secundaria y un disparó le perforó los pulmones.
A Jesner José Rivas, también de 16 años, también lo mataron de un disparo, en Managua. Sus familiares denunciaron ante el Cenidh que según la versión oficial él fue herido con un arma blanca. Sin embargo, aseguran que recibió un disparo. Jesner cursaba el sexto grado de primaria. Fue herido mientras ayudaba con un grupo de vecinos en la defensa del saqueo a un supermercado en el barrio La Fuente.
Richard Antonio Pavón Bermúdez, de Tipitapa, solo acaba de cumplir 17 años. La vicepresidenta Rosario Murillo afirmó el 19 de abril, por la noche, que él era miembro de la Juventud Sandinista. Sin embargo, en su cuenta de Facebook, la foto de perfil que Richard publicó ese mismo día era una arte con la bandera Azul y Blanco y la inscripción: “Porque la Patria te necesita, no la abandonés”.
Los familiares de Richard no quisieron dar declaraciones a los medios de comunicación, pero sus amigos aseguraron que él no militaba en ningún partido. Cientos de ellos, comentaban en su perfil el dolor y consternación por su muerte y con diferentes fotografías y comentarios se despedían de él. Le gustaban las comparsas.
Carlos Alberto Bonilla López, de 17 años, vivía en Ciudad Sandino y era el menor de tres hermanos. Estudiaba cursos libres de caja e inglés. Su madre Idalia López es originaria de Bluefields, donde conservan la familia materna, encabezada por la abuela Eudomilia Pérez, mejor conocida en la ciudad caribeña como “doña Eudo”. En el video de cuando fue herido, se ve a varios jóvenes consternados, subiendo su cuerpo a una mototaxi. Murió en el Hospital Lenín Fonseca.
Ángel Gahona: el periodista asesinado en Bluefields
Al periodista blufileño Ángel Eduardo Gahona, de 42 años, le dispararon mientras transmitía en vivo los daños causados por un enfrentamiento entre ciudadanos y policías. Testigos afirman que fue la Policía. Dirigía su propio medio de comunicación El Meridiano y colaboraba con notas sociales para los canales oficialistas 6 y 8.
Estudiantes de secundaria y universitarios asesinados
Harlinton Raúl López García, de 19 años, falleció en el sector de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), en Managua, donde también vivía y estudiaba, confirmaron familiares y amigos. Trabajaba en una empresa de diseño gráfico. Era originario de Siuna.
Marlon Manáses Martínez Ramírez, de 20 años, vivía Ciudad Sandino. Era Estudiante de secundaria y fue herido mientras participaba en las protestas de la UNI. Lo trasladaron al Hospital Lenín Fonseca, donde falleció.
Michael Humberto Cruz Sánchez, de 29 años, murió la mañana del viernes durante un enfrentamiento entre estudiantes de la Upoli y policías antimotines. Cruz fue herido en el pecho y la cabeza. Los jóvenes que lo auxiliaron abrieron su camisa para darle asistencia y reaccionaron con desconsuelo y rabia, al ver la parte baja de su tórax con graves heridas que lo desangraban. Vivía en Waspán Sur.
Los miembros de la Cruz Roja que atendieron a Moroni Jacob López García, de 22 años,
confirmaron su muerte por impacto de bala, cerca de Metrocentro. Vivía en Ciudad Sandino, donde fue velado. En la mañana había participado en el levantamiento de una barricada. También trabajaba como jardinero de medio tiempo en una parroquia.
Orlando Francisco Pérez Corrales, de 23 años, era estudiante de ingeniería en Energías Renovables, en la Facultad Regional Multidisciplinaria (Farem), de Estelí, y participaba en la Pastoral Juvenil de la iglesia Católica. Recibió un disparo en la frente. Era hijo de una familia de guerrilleros de Estelí.
Franco Valdivia Machado, también de 24 años y de Estelí, estudiaba Derecho en la Universidad Internacional de la Integración de América Latina (Unival). El jueves 19 de abril, por la noche, se reunió con un grupo de amigos para protestar en contra de las reformas del INSS. Minutos antes de recibir un disparo en la cabeza había declarado a la Radio ABC Stereo: “Estábamos en una protesta pacífica y vinieron a dispararnos”, mientras mostraba una bala de goma en sus manos. Tenía una niña de cuatro años y componía y cantaba rap.
Cristhiam Emilio Cadenas, de 23 años, era estudiante de Agroecología en la UNAN León, y miembro activo del CUNN. Su cuerpo, sin piernas, manos ni dentadura y calcinado fue descubierto en uno de los baños de Billares Lezama, uno de los siete negocios incendiados la noche del viernes 21 de abril en la ciudad universitaria. Sus familiares reconocieron su cadáver por indicios menores, como una faja y una pañoleta con el nombre bordado de su novia, aunque no está claro como esas pertenencias, pero no sus huesos ni su dentadura resistieron el fuego.
Sobre Axel Yuriel Bonilla Romero, de 27 años, hay poca información. Sus familiares se han negado a comentar qué hacía y cómo murió. Una hermana se limitó a confirmar al Cenidh su muerte. La CPDH y la ANPDH también lo incluyen en su lista de muertos confirmados.
Regresaban del trabajo a sus casas
Darwin Manuel Urbina Urbina, de 28 años, fue el primer muerto confirmado. Le dispararon en el sector de la Universidad Politécnica (Upoli), el jueves 19 de abril. Primero aseguraron que era estudiante universitario. Luego que era activista del FSLN. Sus familiares afirman que trabajaba en un supermercado y regresaba a su casa durante la represión policial. Le dispararon en el cuello. Era el mayor de cuatro hermanos.
#Urgente: familiares de Darwin Urbina llegan a Medicina Legal a recoger el cadaver. Acusan a los antimotines de haberlo asesinado #INSS pic.twitter.com/OCFRBWpTNC
— Wilfredo Miranda Aburto (@PiruloAr) 20 de abril de 2018
Kevin Josué Rivas González fue herido durante las protestas cuando regresaba de su trabajo. Un familiar aseguró que él no estaba participando en nada, aunque sí compartía informaciones en sus redes sociales. Estaba en coma en el Lenín Fonseca y falleció el 23 de abril.
Izmael José Pérez Vílchez, de 32 años, trabajaba en una ferretería. Murió en el barrio La Fuente, de Managua, de un disparo en la mandíbula, el domingo 22 de abril. Su madre, María Ramona Vílchez, denunció su asesinato en el Cenidh.
Juan Carlos “Kayko” López Martínez, de 24 años, murió en Ciudad Sandino, de un disparo en el pecho. Trabajaba en una tienda de reparación y venta de celulares.
Marcos Antonio Samorío Anderson, de 30 años, trabajaba en una empresa agrícola. Estaba desaparecido desde el sábado 21 de abril, cuando recibió tres disparos durante un plantón por el sector de El Zumen. Sus familiares lo encontraron muerto en Medicina Legal. Era padre de un niño de siete años.
Carlos Manuel Sandino Hernández, de 39 años, trabajaba en una tienda de cuero en Monimbó, Masaya. Recibió un disparo en el hombro izquierdo cuando protestaba en el barrio Fátima, a unas cuadras de la casa de su familia. "No tengás miedo, no me va a pasar nada", dijo a su hermana antes de salir a la calle.
Asesinados mientras apoyaban protestas con víveres o barricadas
Erick Andrés Cubillo Solís, de 36 años, estudió en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) y en diciembre de 2017 comenzó a trabajar como liniero de transmisión en la Empresa Nicaragüense de Transmisión Eléctrica (Enatrel), según su historia pública en Facebook. A través de la misma red, su hermana Martha Cubillo confirmó su muerte y recordó que tenía una niña de dos años de edad.
Un video muestra a Cubillo inconsciente, cuando cayó después de tres disparos en su espalda y costados. Estudiantes de medicina y otros universitarios lo cargan sobre una improvisada camilla hecha con una loza de concreto, le practican primeros auxilios, pero reciben disparos y deben de seguir corriendo dentro de la universidad. “No tiene pulso, tenemos que movernos”, dice uno de los médicos.
Alvis Yamil Molina Hodgson, de 35 años, le gustaba el baloncesto. Trabajaba en una imprenta y era padre de dos niños. Según los reportes de amigos y vecinos, Alvis recibió un disparo de parte de miembros de la Juventud Sandinista en el barrio Batahola Norte, de Managua, cuando apoyaba de forma pacífica una “protesta de cazuelas”, el 21 de abril.
Lester Adán Vindell Picado, de 37 años, murió cuando llevaba ayuda a los estudiantes de la Upoli
A Danny Stanley Rivas, del barrio Ayapal, le dispararon con una escopeta cerca de los semáforos del barrio Rafaela Herrera, cuando apoyaba las protestas en el sector de la Upoli.
Roberto Carlos García Polanco, de 40 años, resguardaba un supermercado junto a unos vecinos, y fue herido de bala, por un grupo de antimotines que disparó desde una camioneta. Ellos mismos se lo llevaron y sus vecinos y familiares no sabían de él. Luego encontraron su cuerpo en el Instituto de Medicina Legal. Era hijo de crianza de Francisco López, vicepresidente de Albanisa y tesorero del FSLN.
Durante días, Edwin Bismarck Gómez, de 33 años, había participado en las protestas y el domingo 22 de abril se fue a la Upoli cuando se enteró que atacaban el recinto. Recibió dos disparos y estuvo en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Alemán. Era padre de cuatro niños.
A Jonathan Steven Valerio López, de 20 años, le dispararon cuando participaba en las protestas frente al Hospital Manolo Morales. Trabajaba como soldador.
Hammer Joel García Salinas, de 19 años, trabajaba en una zona franca y jugaba fútbol. Murió de un disparo durante una protesta en Tipitapa, el sábado 21 de abril.
Jasson Antonio Chavarría Urbina, de 24 años, fue golpeado y fulminado a balazos durante las protestas del primer fin de semana en Ticuantepe. Trabajaba en una mototaxi.
Nesken Eliezer Velásquez, de 27 años, murió de un balazo durante las protestas en Mateare. Testigos aseguran que quien le disparó fue un celador de la Alcaldía Municipal.
Geovani Sobalvarro Altamirano falleció en Sébaco, Matagalpa. Según testigos de su muerte, recibió varios disparos de escopeta que perforaron sus pulmones y riñones. Mientras trataban de preparar su cuerpo, policías y supuestos concejales del FSLN dispararon dentro de la casa en el Barrio Nuevo e hirieron a otras dos personas. Le gustaban el fútbol y el baloncesto y era miembro de la “barra brava” de esa ciudad, que le rindió homenaje tras confirmar su muerte.
Álvaro Gómez Navarro, de 23 años, murió el 20 de abril en Monimbó, Masaya. Estudiaba Banca y Finanzas en el RUCFA, de la UNAN - Managua, y trabajaba en una zona franca. Es hijo del profesor Álvaro Gómez, del Instituto Central Dr. Carlos Vega Bolaños, de esa misma ciudad, un reconocido exguerrillero que perdió la pierna durante la guerra.
Jairo Mauricio Hernández Useda, también de Masaya, murió de un disparo en la cabeza, durante un enfrentamiento cerca del Mercado de Artesanías. Tenía 24 años de edad.
Prolongada agonía en hospitales
Darwin Elías Medrano Pérez, de 22 años, vivía en Managua y era originario de León. Fue baleado el domingo por la Policía, durante la represión contra los estudiantes de la Upoli. Falleció tras pasar dos días en coma en el Hospital Lenín Fonseca.
Jimmy Paiz, de 53 años, sufrió quemaduras cuando lanzó gasolina a Radio Darío. Murió días después. Igual ocurrió con Apolonio Delgadillo, otro de los involucrados en el siniestro, según confirmó al Cenidh el director de la radioemisora, Aníbal Toruño.
Dos miembros de la DOEP
Hilton Rafael Manzanarez, tenía 33 años. La vocera de la Policía Nacional, comisionada mayor Vilma Reyes, informó la muerte de subinspector Hilton Rafael Manzanares, de la Dirección de Operaciones Especiales (DOE). Murió el jueves por la noche en el sector de la Upoli. Tenía doce años de servicio. Según El 19 Digital, Manzanares era padre de tres niños. Su madre Luz Marina Montoya aseguró vía telefónica a Multinoticias del Canal 4: “Viera que hijo tan lindo es el que me quitaron”. Ninguno de los dos medios oficialistas mostró imágenes del suboficial fallecido.
Juana Francisca Aguilar Cano, de 19 años, tenía nueve meses como miembro de Operaciones Especiales. Murió en Managua, cerca de la Rotonda Cristo Rey. Era originaria de Jinotepe y tenía una niña de tres años.
Otros muertos confirmados en los últimos cuatro días, por el Cenidh
Celso Díaz Sevilla, de 30 años, era de Mateare. Un primo relató que la policía lo persiguió y le disparo en el pómulo, en el pecho y la clavícula.
José David Morales Pérez, falleció en Managua, tras una agonía de varios días en el hospital Lenín Fonseca.
Gerald Antonio Campos, de 30 años, falleció en el barrio Andrés Castro, de la capital. Su cuerpo quedó tendido en la calle tras un enfrentamiento entre pobladores y policías. Ese mismo día, el Diario Hoy confirmó la muerte de Alexander Flores, de 25 años, producto de un disparo en la cabeza. El nombre de este último no figura en ninguna de las listas de organismos de Derechos Humanos, excepto en la recién creada plataforma Verificado NI, que sin embargo lo identifica como Jefferson Flores.
Familiares y ciudadanos también han denunciado la muerte de Carlos Flores Ríos, en Ciudad Sandino, además de disparos, Flores presentaba signos de tortura, incluida la mutilación de su órgano sexual. Sin embargo, el Cenidh estima que podría tratarse de una pasada de cuenta entre pandillas, ocurrida en el contexto de las protestas, y no de una víctima de la represión. Sus familiares sostienen lo contrario.
José Alfonso Ramírez González, de 33 años, ha sido uno de los últimos muertos confirmados en Managua por el Cenidh. Fue herido el viernes 20 de abril y falleció este domingo. Era del barrio Waspán Sur.
La muerte de Nelson Téllez Huete fue confirmada este 2 de mayo. Estaba herido de bala desde el 20 de abril. Tenía 35 años de edad.
La noche de este 2 de mayo, el Cenidh también informó la muerte de Manuel Montes. Sin embargo, aún no hay detalles que permitan al equipo de CONFIDENCIAL confirmar su identidad y muerte.