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Jorge Castañeda: Aplicar Carta Democrática impactará en BID y BCIE

Excanciller de México respalda el multilateralismo de Biden: En la crisis de Nicaragua “no se deben hacer paralelismos con Cuba y Venezuela”

El excanciller Jorge Castañeda analiza los dilemas de la OEA

Redacción Confidencial

29 de junio 2021

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El multilateralismo es la estrategia diplomática con más posibilidades de arrancar concesiones a la dictadura familiar encabezada por Daniel Ortega y Rosario Murillo, para presionar por la liberación de los presos políticos y demandar elecciones libres en los comicios de noviembre de 2021, considera el excanciller de México, Jorge Castañeda.

A pesar de las condenas que la Administración Ortega ha cosechado en la Organización de Estados Americanos (OEA), el Parlamento Europeo, y varias naciones del Viejo y el Nuevo Continente, el mandatario continúa encarcelando a políticos opositores, líderes gremiales y sociales, y hasta banqueros, empresarios, y periodistas, a muchos de los cuales acusa de ‘traición a la patria’, básicamente, por opinar.

En el ámbito continental, la opción es aplicar a Nicaragua la Carta Democrática Interamericana, dice Castañeda, lo que implica tratar de juntar los votos de las dos terceras partes de los 34 miembros de la OEA, lo que sacaría a Nicaragua del seno de ese organismo, por violaciones a los derechos humanos, y quebrantar la institucionalidad democrática del país.

“Eso, ¿de qué sirve? A Daniel Ortega ¿qué le importa ser miembro o no de lo que los cubanos siempre han llamado el ministerio de las colonias?”, se preguntó el excanciller de México, para explicar que “es un gesto adicional, más fuerte que los que ya han salido de la OEA y del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra”.


Piensa que, adicionalmente, deberían activarse otros mecanismos interamericanos que están vinculados con la OEA, destacando el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que, en teoría, no puede otorgar financiamiento a un país que no se es miembro de la organización continental.

Castañeda no descarta que una decisión de la OEA en ese sentido, empuje a los países del istmo, organizados en el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), también tomen la decisión de suspender la copiosa ayuda que el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), ha facilitado a la dictadura, especialmente en los últimos tres años.

Para Castañeda, entrevistado para el programa Esta Semana, (que solo se transmite en línea por causa de la censura gubernamental), el enfoque multilateral que plantea implementar el actual presidente estadounidense, Joe Biden, “es mucho más constructivo y eficaz” que el mecanismo en solitario que prefería el presidente Donald Trump.

“Le doy la bienvenida a este giro de la política del Gobierno de Estados Unidos”, porque es mejor que “Washington trabaje con la OEA, con la ONU (Organización de las Naciones Unidas), con otros sectores de América Latina; hay muchos Gobiernos con quienes podría trabajar, y desde luego, con la Unión Europea”, refirió.

“Estados Unidos tiene muchas herramientas” a su disposición “para poder influir en lo que sucede dentro de Nicaragua de manera unilateral”, entre las que destacó la Ley Renacer, que aprobó el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, incorporando elementos de un proyecto que había sido originalmente propuesto en la Cámara de Representantes, y que está próximo a ir al pleno.

Entre otras cosas, la Renacer ofrece a Biden “la oportunidad de excluir del Cafta a Nicaragua, acuerdo que representa el eje fundamental de la economía exportadora de Nicaragua, y sería un golpe muy duro para la dictadura de Ortega”, dijo el diplomático.

¿Ahora, o después?

Al valorar los tiempos para decidir si es mejor actuar en este momento previo -a las elecciones de noviembre- o esperar a que sean un hecho consumado, sin competencia política y sin transparencia el politólogo mexicano admite que “es una disyuntiva difícil de determinar”.

Se basa en que, actuar ahora, “permite por lo menos la posibilidad de que se llegue a noviembre en condiciones más o menos equitativas, pero también es cierto que no está consumado el golpe a la democracia. El encarcelamiento es muy grave, pero Ortega todavía podría argumentar ‘habrá elecciones. Presenten a otros candidatos que no caigan bajo la Ley 1055’”.

En vez de eso, actuar después concede la ventaja que “se actúa sobre hechos consumados, pero para entonces sería demasiado tarde, porque él ya tendría otro mandato para cinco años por lo que, en mi opinión, conviene actuar ahora. Hay cinco meses por delante, en los que hay muchas cosas que se pueden hacer”.

En el terreno de las comparaciones, señala que “no hay que establecer paralelismos fáciles”, como ocurre cuando se esgrime que “con Cuba nada de esto nunca funcionó. Con Venezuela tampoco…. Son países muy distintos a Nicaragua, que es más vulnerable, y donde las sanciones duras pueden hacer más daño a la gente, y eso es más lamentable”.

“En cada caso de sanciones, siempre hay que pensar cómo evitar dentro de lo posible, hacer daño a la gente, y dirigirlas contra los responsables de los atentados contra la democracia. Finalmente, creo que sí hay posibilidades de presionar a Ortega y, si no, por lo menos se habrá hecho lo posible, pero no es aceptable quedar como meros espectadores, avalando este atropello tremendo a la democracia en Nicaragua, en Centroamérica y en América Latina”, demandó.

No hay paralelismo con Cuba y Venezuela

Quienes cuestionan la poca eficacia de las sanciones y presiones internacionales sobre el régimen, argumentan no solo lo poco (o nada) que tales armas diplomáticas han logrado, sino que se ven en el espejo venezolano (donde miles pasan hambre, pese a poseer inmensas reservas petroleras) y cubano (que sobrevive ya a más de seis décadas de tales presiones), para concluir que la democracia nunca regresará a Nicaragua, si se sigue ese mismo camino.

“Insisto: los paralelismos con Cuba y Venezuela, si uno los lleva a cabo de manera superficial, pueden llegar a la conclusión de que la política de presión máxima, de sanciones, no es eficaz. No sirve. No funciona, porque los dictadores no se doblan, y porque tienen suficiente apoyo interno y/o externo para sobrevivir”, sentenció Castañeda.

Con todo, recuerda que Nicaragua es muy diferente a Cuba, que es una isla, y a Venezuela, que tiene petróleo, lo que le concede importancia estratégica.

Al comparar a la Nicaragua actual, con la de 1979, que enfrentó a otro dictador, recuerda que “Somoza iba perdiendo la guerra… y había un importante movimiento de masas, en contra de la dictadura somocista, pero también la presión latinoamericana contribuyó enormemente a la caída de Somoza”, ilustró.

Cita los esfuerzos de México bajo la presidencia de López Portillo; del presidente venezolano Carlos Andrés Pérez; del costarricense Rodrigo Carazo y su canciller Rafael Ángel Calderón Fournier, y también del estadounidense Jimmy Carter, “que fue muy categórico con Somoza, al decirle: ‘si no te vas, no habrá visa. Te congelamos las cuentas. No dejaremos entrar a tu familia’, y eso convenció a Somoza de irse el 17 de julio. No digo que suceda ahorita lo mismo: Ortega no va a querer irse a Estados Unidos, pero a alguna parte se querrá ir”.

Conocedor del funcionamiento de la diplomacia continental, el mexicano señala que “ahí es donde importa mucho que la Administración Biden haga lo que mucha gente les ha dicho que deben hacer con Venezuela, y en este caso, con Nicaragua, como es, lograr la cooperación cubana”.

El excanciller reconoce que es difícil saber qué tanto ascendiente tienen los cubanos sobre Ortega en este momento, “pero siempre hay un canal de comunicación muy estrecho, y estoy seguro que Cuba tendría elementos para convencer a Ortega de irse o de detener su ofensiva, si los norteamericanos ponen el tema de la cooperación cubana en Nicaragua, en su mesa de negociación con Cuba, y de la renormalización de las relaciones de Washington con La Habana”.

AMLO y Argentina

Castañeda también se refirió a los esfuerzos mexicanos, argentinos y españoles por hacer entrar a Ortega en razón, y cómo es que todos esos esfuerzos fueron desestimados por El Carmen.

En principio, dijo que cuando México y Argentina se abstienen de condenar al régimen en la OEA, o en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, se vuelven “cómplices de la dictadura, cómplices de la detención de los presos políticos que siguen encarcelados, y cómplices de esta ofensiva de Ortega, en contra de lo que quedaba de la democracia en Nicaragua, con miras a las elecciones de noviembre”.

Los presidentes de México y Argentina simpatizan con los postulados bolivarianos, y no quieren participar en gestiones que piensan, o creen, o saben que están dirigidas por Gobiernos como el de Estados Unidos, el de Colombia, el de Chile, etc.

El diplomático aclara que al presidente López Obrador no le interesa la política exterior. “No sabe, no le dedica tiempo, le es indiferente, y quiere quedar bien con su ala izquierda: la gente dentro de su partido, dentro de su Gobierno, que son adeptos, admiradores, aliados de la dictadura cubana, de la de Maduro en Venezuela, y de la de Daniel Ortega en Nicaragua”, detalló.

Añade que “en México, la sociedad civil no tiene capacidad de presión, de cabildeo, o para convencer a otros sectores para que presionen a López Obrador a actuar de otra manera. Los temas internacionales no están en la agenda de México. En parte, porque así lo desea López Obrador, y en parte porque la sociedad mexicana está muy volcada hacia dentro, hacia sí misma, y también hacia Estados Unidos”.

De forma adicional, reconoce que “no creo que a Ortega le interese en lo más mínimo hablar con México, ni con Argentina, ni con España. En segundo lugar, no puedes mediar con una sola parte. Si quieres mediar, tienes que hablar con la oposición… con los encarcelados, con los que están fuera de Nicaragua, y no veo capacidad ni voluntad de México de emprender un diálogo, un acercamiento con la oposición”.

Los grandes empresarios nicas y regionales

Castañeda dice que, si la Cancillería de su país no hace la tarea, podría asumirla el capital mexicano presente en Nicaragua. “Sería deseable que también hablaran, que hicieran escuchar su voz a Ortega, para que entienda que se está peleando con todo el mundo; que no va a poder reconstruir su alianza con el sector privado nicaragüense después de las elecciones, y que algunas podrían irse del país, si sigue por ese camino”.

En referencia al intento de Ortega de volver a la normalidad que él había construido, y que estalló en abril de 2018, el diplomático señala que los empresarios que se sumaran al esfuerzo de reconstruirla, se harían “cómplices de este atropello”.

“La alianza de Ortega con el sector empresarial nicaragüense, significa que ellos tienen una responsabilidad en esto, porque la alianza es en dos vías. Él se alió con ellos, y ellos se aliaron con él”, remachó, reconociendo que, en este momento, “el sector empresarial tiene un papel muy importante que jugar, en contra de esto que está sucediendo”.


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Redacción Confidencial

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Confidencial es un diario digital nicaragüense, de formato multimedia, fundado por Carlos F. Chamorro en junio de 1996. Inició como un semanario impreso y hoy es un medio de referencia regional con información, análisis, entrevistas, perfiles, reportajes e investigaciones sobre Nicaragua, informando desde el exilio por la persecución política de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

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