22 de noviembre 2021
El senador chileno, José Miguel Insulza, excanciller de su país, y ex secretario general de la OEA entre 2005 y 2015, considera que con la salida de Nicaragua de la OEA, anunciada por el canciller Denis Moncada, y su eventual suspensión por una Asamblea General Especial, “Daniel Ortega ha conseguido aislar completamente a Nicaragua, y eso es un drama para un país que, finalmente, es uno de los más atrasados de América Latina”.
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En esta entrevista con Esta Semana y CONFIDENCIAL, Insulza advierte que, a pesar del aislamiento, “no existen formas de intervención directa. No se pueden hacer cambios de Gobiernos desde fuera; el famoso cambio de régimen, tiene que producirse dentro de Nicaragua”.
Este viernes 19 de noviembre el régimen de Daniel Ortega anunció el inicio de su retiro de la Organización de Estados Americanos, que al menos tomará dos años, mientras en la OEA se debate la eventual suspensión a Nicaragua por las violaciones a la Carta Democrática Interamericana. ¿Qué consecuencias políticas y jurídicas tiene esta decisión?
Bueno, consecuencias políticas, son importantes, porque no olvide usted que ha habido otros países suspendidos de la OEA, como fue el caso de Cuba, que nunca denunció la Carta. Cuba nunca ha denunciado la Carta de la OEA, Cuba sigue siendo miembro de la OEA, y sigue teniendo abierta la posibilidad de participar acá. Honduras, cuando fue suspendida tampoco lo hizo; y la verdad es que el único que lo ha hecho es Nicolás Maduro en el caso de Venezuela, y en realidad lo hizo con una razón muy simple: porque él se oponía totalmente a cualquier relación con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos es organismo principal de la OEA, es decir, está en la Carta, Maduro optó por denunciar la Carta, esa fue la razón por la cual lo hizo.
Ortega lo está haciendo, fundamentalmente, porque se siente, como él dice, perseguido, pero la verdad es que es raro que entre 33 países, persigan a uno. Y fue bien impresionante la votación porque hubo solamente un voto en contra y algunas abstenciones. Abstenciones, fundamentalmente de países vecinos y de países que alguna vez tuvieron alguna afinidad con Nicaragua, como México, es valiosa, porque le quiere decir: ‘mira no voy a votar en tu contra, pero tampoco te voy a respaldar’, lo cual ya es una cosa bastante fuerte.
Yo creo que realmente Ortega consiguió aislar completamente a Nicaragua, y eso es un drama para un país que, finalmente, es uno de los más atrasados de América Latina, porque en realidad las tasas clásicas de carácter social, como las tasas de ingreso, el ingreso per cápita, la atención de salud, la atención de educación, etcétera, están muy mal en Nicaragua, entonces no es un país que pueda darse el lujo de aislarse del continente y del mundo.
Salida de la CIDH y del BID
¿Y este aislamiento, la salida o suspensión de Nicaragua de la OEA también se extiende a la jurisdicción de la de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, de la Corte, del Banco Interamericano y de la OPS?
De lo primero no hay duda, pero lo que tiene que denunciar es la Convención Americana de Derechos Humanos, y yo entiendo que es aparte. Si bien todos los firmantes de la Convención Americana de Derechos Humanos son miembros de la OEA, son dos tratados internacionales distintos, la Convención y la Carta de la OEA son tratados internacionales distintos.
¿Pero sí sale del Banco Interamericano?
Lo que pasa es que cuando algunos países son suspendidos de la OEA, en ese momento se les suspende de todos los organismos del sistema; no sé si esto funciona al revés, pero creo que tal vez tenga usted razón, porque el acuerdo que crea el BID es un acuerdo de la OEA, así que probablemente la salida del BID sería automática también; pero yo creo que al final lo que va a ocurrir es que, probablemente después de esta decisión, la Asamblea General suspenda a Nicaragua, y eso va a significar su suspensión también del BID y de todos los demás organismos.
En el seno de la OEA ya se ha venido hablando sobre la aplicación del artículo 21 de la Carta Democrática que produciría la suspensión de Nicaragua del organismo, ¿puede la OEA avanzar en esta ruta a pesar de la salida de Nicaragua?
Sí, Nicaragua sigue siendo miembro de la OEA hasta el 18 de noviembre de 2023, y se le aplican todas las medidas que se aplican. Y lo que tiene que ocurrir ahora es que hay que llamar a una Asamblea General Especial, y esa Asamblea General Especial declara que en Nicaragua se han violado los principios fundamentales de la democracia o se ha violado la democracia.
El 12 de noviembre la Asamblea General de Cancilleres de la OEA aprobó con 25 votos una resolución en la que desconoce las votaciones del 7 de noviembre que no tienen, dice la resolución, legitimidad, y manda el Consejo Permanente a presentar una evaluación sobre la situación de Nicaragua a más tardar el 30 de noviembre. ¿Qué opciones le quedan a la OEA?
En este momento la OEA tiene 34 Estados miembros. Como le digo, se llama a una Asamblea, y se le hace ver a Nicaragua en esa Asamblea que ha violado un conjunto de principios, etcétera, y se le da un tiempo para recapacitar y cambiar su actitud, en caso contrario se pide a la Asamblea la suspensión. La suspensión tiene que ser aprobada por dos tercios de los votos. Son 24 votos, y por lo tanto, si ya hubo 25, me imagino que irán a dar 25 de nuevo.
Comisión de alto nivel
Hay quienes sugieren que la OEA debería integrar una comisión del más alto nivel, junto con la Unión Europea y el secretario general de la ONU, para emplazar a Ortega, ¿eso es viable, considerando que en 2020 Ortega rechazó a la Comisión de buenos oficios de la OEA para dialogar?
Mire, la verdad es que no existen formas de intervención directa. Usted puede aislar un país, pero no puede sacar al Gobierno, o sea, no se pueden hacer cambios de Gobiernos desde fuera; el famoso cambio de régimen, tiene que producirse dentro de Nicaragua, eso es una realidad que hay que reconocer.
Ahora, a mí, una Comisión con Naciones Unidas, y sobre todo con la Unión Europea, me parece posible. Naciones Unidas tiene algunas dificultades mayores, en el caso de Nicaragua esto dependería mucho de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, que son los que pueden vetar una resolución: Estados Unidos, China, Rusia, Francia e Inglaterra. Yo creo que China, curiosamente, no sería necesariamente contraria a esto, porque como usted sabe, Nicaragua conserva aún relaciones con Taiwán, o sea, reconoce como República de China al Gobierno de Taiwán, y ese Gobierno no es parte de Naciones Unidas; por lo tanto, el único problema fuerte de decisión, la posibilidad de que alguien ejerza un veto sería Rusia.
En 2009, usted era secretario general de la Organización de Estados Americanos cuando se suspendió a Honduras después del golpe de Estado en contra del presidente Manuel Zelaya. La Secretaría de la OEA, bajo el liderazgo de Luis Almagro, ha declarado que en Nicaragua existe una ruptura del orden democrático. ¿Qué diferencias hay en el caso de Honduras en 2009 y en Nicaragua en 2021?
Quien tiene que declarar, lo que usted dice, es la Asamblea, no la Secretaría General, o sea la que declara que en Nicaragua se ha roto el régimen democrático es la Asamblea General, y al declararlo, pide al secretario general que se contacte con las autoridades de Nicaragua, le haga ver la opinión de la Asamblea y la conmine a cambiar las políticas que está llevando a cabo.
Eso lo hice yo, o sea hubo una Asamblea General y yo fui a Honduras después y le dije al Gobierno hondureño: ‘miren, ustedes tienen un voto contrario a lo que están haciendo acá, votos que afirman la ruptura de la democracia, aprobado por 33 países, el país número 34 era Honduras, que estaba sentado en la sala, representado por el presidente Zelaya, y que se abstuvo de votar, por lo tanto, nosotros les queremos pedir que ustedes repongan al presidente’. (Y expresé) las cosas por las cuales se les condenó ahí. Recibí respuestas completamente contrarias de la Asamblea General, y a partir de eso, volví a llamar a la Asamblea, informé a la Asamblea, y la Asamblea condenó, suspendió a Honduras. Ese es el procedimiento, no hay otro.
Entonces, ¿si la OEA no cuenta con los 24 votos para suspender a Nicaragua, qué otras alternativas le quedan?
No pueden suspenderla, necesitan dos tercios de los votos.
¿Y cuál es su valoración sobre los países que invocan en el supuesto principio de no intervención para abstenerse de condenar al régimen de Ortega?
Los organismos internacionales no son órganos supranacionales, son órganos multilaterales. Como dijo el fundador de la OEA, Alberto Lleras Camargo, el primer secretario general: la OEA será lo que sus países miembros quieren que sea, no existe un poder supranacional; no es que 20 países podrían decir: ‘ah, somos mayoría, entonces nosotros’. No podrían hacer eso, no lo podrían hacer; el intento, por así decirlo, de deslegitimar al régimen de Maduro, fue, se hizo, y no tenía los votos suficientes, nunca los tuvo.
Por eso Maduro decidió retirarse, como le decía antes, no porque lo fueran a suspender, sino porque no quería que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos siguiera actuando en Venezuela.
En 1979, hace 42 años, la OEA condenó al régimen de Somoza y demandó su sustitución, con apoyo de México, lo que fue celebrado en Nicaragua por el Frente Sandinista. Pero ahora Ortega llama a la OEA una cloaca. ¿Qué ha cambiado?
Ortega no es el sandinista de los años 79. Ortega tiene una dictadura familiar completamente arbitraria que no le obedece a nadie, que no le hace caso a nadie, eso es lo que ha cambiado; o sea, la dictadura de Ortega se parece a la dictadura de Somoza, incluso en esa época él puso a su hermano o a su hijo. Bueno, este quiere poner a su señora, pero finalmente el resultado es el mismo.
¿Tiene algún apoyo el régimen de Ortega de la izquierda democrática de América Latina o en los Gobiernos que se definen como progresistas?
No, no tiene ningún apoyo, no tiene ningún apoyo ni de esos Gobiernos ni de los que se abstuvieron. Tendría, probablemente, el apoyo de los dos países de América Latina que no están en la OEA, que son Venezuela y Cuba.