20 de febrero 2020
Tres altos funcionarios del Gobierno, encabezados por el ministro de Energía y Minas, Salvador Mansell, negociaron hace seis meses con la empresa New Fortress Energy (NFE), la construcción y operación de una planta que genere electricidad con gas para comprarlo a 110 dólares el megavatio hora, un precio que expertos en energía consideran “demasiado caro”.
El acuerdo está registrado en un Acta de la reunión fechada el 14 de agosto, en poder de CONFIDENCIAL, que lleva las firmas de Dany Knight, ejecutivo de NFE, así como del ministro de Energía y Minas (MEM), Salvador Mansell; de Ernesto Martínez Tíffer, director de la Empresa Nicaragüense de Electricidad (ENEL), y del titular del Instituto Nicaragüense de Electricidad (INE, ente regulador), José Antonio Castañeda.
En la reunión también hubo personal de la Empresa Nacional de Transmisión de Electricidad (Enatrel), y del Centro Nacional de Despacho de Carga (CNDC) -cuyos representantes no firmaron por estar bajo la égida del MEM- además de un funcionario de la Agencia de Promoción de Inversiones PRONicaragua.
Ni en esa cita, ni al anunciar el acuerdo el lunes pasado hubo quien representara oficialmente a la empresa distribuidora Disnorte y Dissur, cuyo verdadero dueño –en el papel, el consorcio TMI- sigue siendo oficialmente un misterio, aunque en los corrillos del sector eléctrico hay evidencias de que la empresa es controlada financieramente y manejada por el consorcio Albanisa.
Entre los puntos conversados en esa cita, se habló de la posibilidad de vender el megavatio hora (MWh) entre 110 y 120 dólares, dependiendo de varias circunstancias, aunque una fuente vinculada al sector energético dijo saber que el acuerdo sí incluye comprar el megavatio hora en 110 dólares, lo que supera a la mayor parte de centrales que generan electricidad con fuentes renovables.
Fuentes del sector eléctrico, consultadas por CONFIDENCIAL, señalan que ese precio es “extremadamente caro”, en especial, siendo que la fuente (el gas) es una materia prima abundante, cuyos precios son relativamente estables y poco dados a la volatilidad de otros derivados del petróleo como el búnker o el diésel.
El ingeniero Fernando Bárcenas, consultor en temas de energía eléctrica, explica que 29 de los 110 dólares aparentemente pactados, servirán para pagar por la potencia instalada, por lo que el precio real del megavatio generado sería de 81 dólares, lo que le sigue pareciendo caro.
“Debería estar en 65 dólares”, insistió.
En el otro extremo, Patricia Rodríguez, experta en energía, consideró que 110 dólares por MWh,”es buen precio”, argumentando que “El Salvador negoció a 119... y el acuerdo dice que el precio de la potencia se mantiene fijo”.
Seis meses después, este 17 de febrero, el ministro Mansell, y Wes Edens, cofundador y codirector de New Fortress Energy, firmaron un acuerdo para construir y operar cerca de Puerto Sandino, una central eléctrica a base de gas natural con capacidad para generar más de 300 MWh.
Demasiado grande
Instalar 300 megavatios de potencia de una sola vez, sería una noticia magnífica… si (uno), la demanda nacional fuera mucho mayor a los 669.5 MWh registrados este 18 de febrero; (dos), tuviera un precio mucho más bajo; (tres), estuviera dislocada en –al menos- tres ubicaciones distintas, y (cuatro), hubiera ocurrido unos años en el futuro. Algo así como 2026.
En vez de eso, si el acuerdo firmado este 17 de febrero confirma las intenciones expresadas en el acta de la reunión del 14 de agosto pasado, podría aumentar el precio de la electricidad que pagan las familias y las empresas, explicó Bárcenas.
Nicaragua posee una capacidad instalada de 1457.4 megavatios, según datos oficiales del CNDC. Eso significa que la planta de 300 MW a instalar (en realidad, 315, porque se trata de siete unidades de 45 MW cada una), representaría el 21.6% de la capacidad instalada actual, y el 17.8% de la capacidad existente cuando entre en funcionamiento, en el supuesto de que todo el parque actual se mantiene sin cambios hasta el segundo semestre de 2021.
El problema es que en el acta de la reunión del 14 de agosto, NFE transmite su interés de que el Gobierno se comprometa a comprarle entre el 85% y el 90% de la energía que son capaces de generar, como uno de los requisitos para vender el megavatio hora en 110 dólares.
Si se cumple esa condición, implicaría que la central de gas estaría generando entre 267.8 y 283.5 megavatios de una demanda máxima de 670 megas (por ejemplo), o sea, entre 39.9% y 42.3% de la demanda máxima.
Los porcentajes son muy superiores, si se comparan con la demanda mínima, que suele suceder alrededor de las tres de la mañana, cuando desciende de los 500 megas.
Bárcenas, que prefiere verlo en término de gigavatios, explica que si se cumple lo que NFE demanda, eso implicaría que esa empresa estaría generando unos 2200 GWh al año, pero la demanda acumulada de todo el país oscila entre 4100 y 4200 GWh anuales, con lo que esa central proveería entre el 52.4% y 53.7% de toda la energía que el país requiere.
Más allá del riesgo que implica imponer esa alta dependencia a todo el sistema en caso de una falla repentina, el experto observa que, comprometerse a contratar esa central de 300 MW en esas condiciones, terminará aumentando el precio de la tarifa.
La razón es el pago por potencia que reciben las empresas generadoras de electricidad, que no es más que una suma fija que se les paga por el simple hecho de existir y estar en el territorio nacional listas para generar electricidad… sea que la generen o no. Si la generan, entonces se les paga adicional por esa energía generada.
Dado ese compromiso, la operación de la central de gas obligaría a apagar muchas otras centrales eléctricas, pero todas –la nueva y las ya existentes- recibirán su pago por potencia, aún si están apagadas. Disponibles, pero apagadas.
Problema de imagen
La experta Patricia Rodríguez confiesa que le preocupa que anuncien que estarán construyendo en 2021, pues le parece “muy pronto”.
“Si fuese así, lo vería como una inversión adelantada que no necesitamos todavía, porque es una planta de 300 Mw, y la demanda no está creciendo tanto, y aunque estuviera creciendo al ritmo que teníamos en 2017, tampoco necesitaríamos una planta con esa capacidad”, amplía.
Rodríguez recuerda que en el plan de expansión del sistema eléctrico, hay una central de ese tamaño, que está prevista a entrar en el 2026. “Ese año sí sería conveniente que entre a operar”, aseveró.
“Como los proyectos de energía no se conciben de la noche a la mañana, está bien que se comience a trabajar y a pensar en una planta de ese tipo, pero no para que entre en operación el próximo año”, reiteró.
Además del factor necesidad, Bárcenas también destaca algunos elementos técnicos que podrían ser muy perjudiciales para un sistema con las características del nuestro.
Uno de esos elementos es disponer los 300 MW en una sola ubicación, lo que puede causar más de un dolor de cabeza a los administradores de la red, y aunque sabe que sería mejor instalar tres centrales de 100 MW cada una en distintos puntos del país, está claro que eso no ocurrirá, en virtud de que no le conviene al constructor, que requiere de economías de escala para operar con mayor eficiencia.
A partir de todos esos elementos técnicos, el experto no duda en calificar el anuncio de este lunes 17, como “un acto sin ningún valor” desde el punto de vista energético, cuya finalidad principal es dar a entender que, más allá de la recesión en que sigue la economía nicaragüense, cuyas calificaciones fueron degradadas por Moody´s, aquí hay empresarios dispuestos a arriesgar.
“Pura publicidad”, reiteró.