4 de agosto 2022
PEN Nicaragua es una de las 1206 oenegés cuya personalidad jurídica ha sido cancelada por el régimen sandinista en lo que va de 2022. Sin embargo, la medida de la dictadura llegó un año tarde: la organización —que promovía la cultura y lectura en el país— suspendió operaciones a inicios de febrero de 2021. Para la expresidenta de PEN Nicaragua, la poeta nicaragüense Gioconda Belli, la ilegalización de más de un millar de oenegés “tiene un impacto muy grande, porque están anulando, destruyendo y queriendo aplastar la sociedad civil, y todo lo que eso significa”.
PEN Nicaragua cerró en respuesta a la entrada en vigencia de la Ley de Agentes Extranjeros, aprobada el 15 de octubre de 2020, y que es usada por el régimen para justificar la cancelación de Organismos Sin Fines de Lucro (OSFL). Desde diciembre de 2018 hasta la fecha, la dictadura ha ilegalizado a 1280 oenegés.
En una entrevista con el programa Esta Noche, Belli lamenta la persecución del régimen en contra de escritores, músicos y artistas nicaragüenses; y subraya que el acoso se da “porque tenemos una voz que el pueblo escucha” y “porque a través de la poesía y la música se logra una comunicación muy directa y muy emotiva con la gente”.
La escritora nicaragüense habla también de los ataques del régimen hacia líderes religiosos y del cierre de medios de comunicación católicos. “Se están jugando una carta muy fregada para ellos (el orteguismo), porque la Iglesia católica tiene un peso específico (...) Y ese discurso mentiroso de Rosario Murillo, queriendo crear una religión pagana, donde ella es la suma sacerdotisa, también es muy claro verlo”, afirma la autora exiliada en España.
El régimen, a través de su embajada de España, bloqueó su participación en el Festival Celebremos Iberoamérica en Madrid, de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Ciencia y la Cultura. ¿Cómo interpreta usted este veto?
Es absurdo lo que están haciendo, me parece que no tiene precedentes, tratar de que un Estado use la diplomacia para reprimir a un escritor que no está participando en esa charla, en una mesa que iba a tener con Élida Piñón y Mónica Ojeda, como representante de Nicaragua. Estoy ahí como escritora nicaragüense, hablando del escritor como viajero. Imagínate, el tema no tenía nada que ver con política. Están queriendo extender la mano negra de la dictadura hacia terrenos que no les corresponden; usar la diplomacia para reprimir a escritores, artistas nicaragüenses, fuera de sus fronteras. Es un pésimo precedente.
En febrero de 2021 usted cerró el capítulo de Nicaragua de Pen Internacional. Año y medio más tarde, ya hay más de mil oenegés canceladas, entre ellas la Academia Nicaragüense de la Lengua. ¿Qué repercusiones tiene ese desmantelamiento de los espacios de promoción cultural?
Dentro de Nicaragua tiene un impacto muy grande, porque están anulando, destruyendo y queriendo aplastar la sociedad civil, y todo lo que eso significa. Quiere decir la capacidad de organización del pueblo para lograr cosas que necesita: cultura, educación, agua, como se había hecho desde hace muchísimo tiempo. A nivel del exterior, significa que se están desprestigiando cada día más.
“Realidad paralela”
El régimen también emprendió, en abril pasado, una cacería contra músicos y productores nicaragüenses. ¿Por qué cree que persiguen a los artistas en Nicaragua?
Porque tenemos una voz que el pueblo escucha. Porque a través de la poesía y la música se logra una comunicación muy directa y muy emotiva con la gente. Veamos lo que pasó en la Revolución en Nicaragua en los años 70, por ejemplo, la música de Carlos Mejía fue importantísima, la de Luis Enrique; la poesía de tantos poetas que hablaron de la revolución, Ernesto Cardenal. Ellos saben que tiene un impacto importante en el corazón de la gente, y lo que están tratando de hacer es una cosa insólita: poner una barrera alrededor del corazón de la gente, aislar el corazón de Nicaragua, de sus sentimientos, hacerles creer que existe una realidad paralela.
Me tiene muy afectada que Rosario Murillo esté celebrando 2018 como un hito de la historia, diciendo que lograron vencer un golpe de Estado. Le basta a cualquier persona con ver la cantidad de gente que se manifestó en esos días, para darse cuenta que ese no era un golpe de Estado, que era una expresión popular de repudio a lo que ellos estaban haciendo. La hipocresía, la manipulación, la falsedad con que están creando ese discurso, y evitando que nadie más intervenga. Están cerrando todos los espacios donde la gente puede recibir un discurso diferente, eso me parece atroz.
¿Cuál cree que es el objetivo de imponer un mensaje oficial que, además, usa los símbolos históricos de la lucha contra la dictadura de Somoza?
Es una manipulación propagandística, es lo que hace Donald Trump, lo que hacen los Gobiernos autoritarios en otras partes del mundo. La gente tiene que estar clara que les están queriendo lavar el cerebro, están queriendo inventarles una realidad que no existe.
¿Tiene audiencia?, ¿cree que tiene algún impacto en la población?
Hay una cosa insidiosa en ese tipo de manejo de la información. Y si te quitan todo, otro canal de información, entonces, lógicamente, tenés oído para ese tipo de cosas. Y la gente quiere estar tranquila, quiere vivir tranquila.
Eso es lo más terrible, es como querer carcomerle la conciencia al pueblo nicaragüense. Confío en el pueblo nicaragüense. Es como vivieron muchos años la gente en la Unión Soviética, con un discurso que después no se lo creyeron. Ese discurso de Rosario Murillo es completamente contrario a lo que está haciendo, y esa disonancia entre la realidad y lo que ella dice, la gente no lo puede dejar de ver.
Ataques a la Iglesia católica
El régimen también enfiló su represión contra la Iglesia católica, con la persecución y el encarcelamiento de los sacerdotes; y vemos en este momento, el ataque a una parroquia en Sébaco, al padre Uriel Vallejos. ¿Puede el régimen sustituir a la Iglesia católica?
Creo que no, absolutamente. Se están jugando una carta muy fregada para ellos, porque la Iglesia católica tiene un peso específico, en cada parroquia, cada sacerdote tiene su peso específico. Y ese discurso mentiroso de Rosario Murillo, queriendo crear una religión pagana, donde ella es la suma sacerdotisa, también es muy claro. Es muy claro ver que una persona que está hablando de Dios, la Virgen, manda a quemar una imagen, manda a atacar a religiosos que la gente quiere, manda a cerrar las radios católicas. Hasta dónde va a llegar esta gente en esta locura vengativa, de querer agarrar todo el control de Nicaragua y que no les importe violar todas las reglas, todas las maneras de existir que hemos tenido los nicaragüenses. Eso me parece de una estupidez, en cierta manera, porque la gente no puede estarse tragando eso. Si no se levanta la gente ahorita es porque los pueden matar, y la única fuerza que tiene este Gobierno es el Ejército y la Policía.
¿Qué gana el régimen con estos ataques a religiosos, con esa campaña contra estos símbolos respetados y respaldados en sus comunidades? ¿Tiene, acaso, el respaldo entre sandinistas?
Creo que hay un grupo que los sigue a ellos y que se traga ese discurso, en cierta manera. Es bien difícil tragarse ese discurso. Eso pasó en la Revolución en los 80. Tengo que aceptar, que nunca me pareció correcto lo que se hizo en la Revolución, pero se hizo. ¿Y qué pasó? La gente no se lo tragó, o sea, la gente, al momento en que tuvo la oportunidad de votar en una elección limpia, se deshizo de la Revolución sandinista. La Revolución sandinista cometió los mismos errores que estos están cometiendo ahora.
La relatora para Nicaragua de la CIDH ha enfatizado como en Nicaragua hay una dictadura y un intento por acallar todas las voces. ¿Puede el régimen lograrlo?
No. Porque estamos en otro mundo, en otra tecnología; la gente tiene teléfonos celulares, tiene otras formas de informarse. Ustedes (CONFIDENCIAL en YouTube), por ejemplo, con trescientos y pico de mil seguidores que los oyen; hay una necesidad de la gente de oír otros puntos de vista que se parecen más a los de ellos.
Que Cristiana Chamorro haya salido con el 54% de aceptación (en una reciente encuesta de Cid-Gallup), te dice que la gente no se está comprando todo esto que están diciendo los Ortega y Murillo; y que ellos van a fallar, no pueden triunfar con esa crueldad, esa miseria humana que han demostrado con los presos políticos, con los sacerdotes, con todos los valores que más queremos en Nicaragua: el valor a la patria, el amor… Todo lo han aplastado, lo han machucado, y la gente está clara de eso. ¿Por qué salieron, en 2018, tal cantidad de gente? Yo nunca había visto esa capacidad, esa convocatoria espontánea, de gente de todos los estratos sociales, se unieron para repudiar a Rosario Murillo y a Daniel Ortega.