21 de julio 2022
El rechazo de Daniel Ortega a un diálogo con el Gobierno de Estados Unidos no convence a algunos miembros de la sociedad civil nicaragüense, que consideran que una eventual negociación es necesaria para ofrecer una ruta de salida a la crisis sociopolítica de Nicaragua. Por ello, advierten que los movimientos de oposición y la comunidad internacional deben “seguir presionando” al régimen hasta generar las condiciones que lo obliguen a negociar.
El sociólogo y director de Expediente Abierto, Javier Meléndez, comentó que, al menos en Estados Unidos “se esperaba una reacción” positiva del régimen para iniciar un proceso diálogo, y recordó que recientemente el diario estadounidense The New York Times reveló que, en marzo pasado, el régimen de Ortega y Rosario Murillo, a través de su hijo Laureano Ortega Murillo, “se acercó silenciosamente a Washington” para buscar un diálogo, aunque la reunión pactada nunca llegó a efectuarse.
Sin embargo, este 19 de julio, Ortega señaló que los diálogos con los EE. UU. son para “ponerse la soga al cuello”, y cuestionó: “¿Qué diálogo puede haber con el diablo?”.
El rechazo tajante de Ortega “me dejó un poco extrañado”, advirtió Meléndez. Además, “me genera una preocupación importante” porque “es lamentable que esto cierre la puerta a la liberación de presos políticos”, continuó el sociólogo.
Para Ligia Gómez, ex secretaria política del Consejo de Liderazgo Sandinista en el Banco Central de Nicaragua (BCN) y hoy investigadora de Urnas Abiertas, el rechazo público de Ortega al diálogo con la Administración de Joe Biden es la manera que él tiene para mantener su línea política de “vamos con todo” que aplica desde 2018.
En la práctica “ellos (el régimen) no pueden aceptar que están abiertos y jamás han cerrado la puerta a un diálogo que les permita impunidad, que les permita usar su capital y les permita libre movilización. Si ellos aceptan que están abiertos a un diálogo dejarían de ser los herederos de Sandino y aceptarían que son culpables”, valoró Gómez.
A juicio de Gómez la puerta al diálogo “sigue ahí”, pero Ortega debe mantener “su discurso hacia sus seguidores”.
Sanciones deben obligarlo a negociar
Para el académico y exintegrante de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD), Ernesto Medina, “Nicaragua no tiene otra alternativa que el diálogo” y aunque Ortega no tenga ningún interés es necesario crear las condiciones para obligarlo a negociar.
Las sanciones de la comunidad internacional “sí le han afectado”, a Ortega y a su círculo cercano, pero se ha demostrado que “no son suficientes'', comentó Medina. En ese sentido, “creo que es momento de realizar sanciones que realmente vayan a cortar el flujo de dinero que está manteniendo al régimen y otro tipo de sanciones más severas… Eso es lo que va hacer que el escenario para un diálogo se pueda dar”, continuó.
A juicio de Meléndez “las alternativas para Nicaragua son muy pocas”, pero consideró que se debe ir “más allá de EE. UU.” para “reforzar el aislamiento al régimen”. Es necesario buscar el respaldo de “los Gobiernos latinoamericanos que, de alguna manera, representan a la izquierda progresista” y que se han abstenido de condenar abiertamente al régimen de Ortega.
En ese mismo orden, Gómez valoró que Ortega podría estar apostando a seguir asfixiando a la oposición para “negociar estando en una situación bastante apocalíptica”, en la que él pueda obtener cierta ventaja. “Él está claro que lo único que hace falta es aplicar la Ley Renacer y el Nica Act, lo único que falta es afectar el comercio de Nicaragua con EE. UU.”, comentó.
Medina insistió en que la oposición nicaragüense tiene “la enorme responsabilidad” de convertirse en un interlocutor con la comunidad internacional para continuar presionando al régimen. “Necesitamos una oposición responsable que se ponga de acuerdo en formar un grupo de personas que realmente puedan servir de interlocutores para un diálogo”, apuntó.
Medina, Gómez y Meléndez —que participaron como invitados en un panel en el programa Esta Noche— lamentaron la puesta en escena del 19 de julio en la que Ortega, rodeado de una comparsa de la Juventud Sandinista, pretendió dar una cátedra de historia de Nicaragua y ni siquiera mencionó el triunfo de la Revolución Popular Sandinista.
Víctimas de abril: “Ortega quiere imponer el borrón y cuenta nueva”
Ortega celebró un año más el aniversario de la revolución sandinista en un acto privado, transmitido en cadena nacional de radio y televisión, en el que ningún mandatario internacional se hizo presente. El funcionario de más alto rango que participó en el evento fue el primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves.
Tanto así que Gonsalves fue reconocido con la Orden Augusto Sandino en su máximo grado, Batalla de San Jacinto, en un acto en el que no faltó el baile y las coreografías de la Juventud Sandinista. A la vez recibió casi de manera “exclusiva” el discurso de Ortega, quién se dirigió constantemente a él, en algo más cercano a una clase de historia, pues en su largo discurso de 40 minutos nunca se refirió a la realidad del país.
Además de Gonsalves, los únicos invitados internacionales que asistieron al acto fueron los representantes del ALBA: Manuel Marrero, primer ministro de Cuba; Carlos Farías, canciller de Venezuela; y Gerardo Torres, vicecanciller de Honduras; y los representantes de China, el embajador Chen Xi; y el delegado de Putin y vicecanciller de Rusia, Serguéi Riabkov.
A Susana López, de la Asociación Madres de Abril (AMA), el discurso de Ortega le resultó “vacío como siempre”, porque “está alejado de la realidad”.
“Este señor se dedica a dar clase de historia, a su conveniencia, en la que le echa la culpa de todo lo que pasa a otros; a los Estados Unidos principalmente y no dice nada de la masacre y represión que cometió y sigue haciendo contra el pueblo”, afirmó.
Para López las palabras de Ortega solo buscan “negar la realidad” porque “lo que quiere es imponer su verdad y eso pasa por imponer el borrón y cuenta nueva que pretende que todos olvidemos los crímenes que han cometido”.
“Nosotros como víctimas de la represión no vamos a parar hasta ver en el banquillo de los acusados a quienes asesinaron a nuestros hijos”, insistió.
Esta integrante de las Madres de Abril se encuentra exiliada en Costa Rica y denuncia “que el asedio persiste para muchos familiares de las víctimas”. Además, revela que más integrantes de esta organización han tenido que exiliarse por la nueva escalada represiva.
Victoria Cárdenas, esposa del preso político Juan Sebastián Chamorro, explicó que aunque no se haya hecho ninguna referencia a la situación que viven los reos de conciencia del régimen “es una realidad innegable”.
“Estos 190 presos políticos siguen secuestrados injustamente y son inocentes. Esa es la realidad y es un tema que está en la agenda principal del país, no se va a ir y por el contrario la comunidad internacional debe ver que se siguen violando sus derechos humanos”, manifestó.
Cárdenas resaltó que tienen 41 días sin saber nada de su esposo, tras la última visita en los primeros días de junio. “En mi caso particular, junto a mi hija, tenemos 408 días sin verlo, ni saber cómo está y lo único que hemos podido ver es su retrato hablado gracias a los familiares que han podido verlo en las ocho visitas que se la han permitido”, dijo.
“Siguen violando sus derechos humanos y esa es la realidad, aunque se pretenda ocultar”, agregó Cárdenas, quien tuvo que salir al exilio.