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“En Nicaragua se cerró la vía electoral, está en juego la democracia de América Latina”

Daniel Zovatto y Michael Shifter: Más presión externa y resistencia nacional, para cesar la represión y liberar a los presos políticos

Carlos F. Chamorro

9 de agosto 2021

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Con la cancelación de la personería jurídica del partido Ciudadanos por la Libertad, precedida del encarcelamiento de los siete principales aspirantes presidenciales de la oposición y de más de 20 líderes políticos y cívicos, “en Nicaragua Ortega ha dado el zarpazo definitivo al proceso electoral, la vía electoral está cerrada y ya no hay que esperar al 7 de noviembre para actuar” considera el politólogo Daniel Zovatto, director regional del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral, IDEA Internacional. 

A pesar de la condena internacional al régimen Ortega Murillo por las violaciones a los derechos humanos y el asalto a la democracia, el agravamiento de esta crisis política ocurre en un momento de “retrocesos democráticos en América Latina”, advierte Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano en Washington, y esto “afecta el ánimo de muchos Gobiernos para sancionar duramente al régimen de Ortega”.   

Conocedores de la experiencia de las transiciones democráticas en las últimas cuatro décadas en América Latina, Zovatto y Shifter coinciden en que solo la presión internacional no es suficiente para producir un cambio en los “nuevos regímenes autoritarios como el de Nicaragua, que no están dispuestos a dejar el poder”.

La dictadura de Ortega podría sostenerse, sin legitimidad política, “y su capacidad de sostenerse dependerá menos de la presión internacional que de las dinámicas internas, nacionales, en Nicaragua” dice Shifter, “hay que sumar lo externo con un esfuerzo nacional para unir fuerzas y presentar un frente más unido” de resistencia nacional.


Este es un fragmento de la conversación que sostuvimos en el programa Esta Semana.

El zarpazo de Ortega y la ley Renacer en Estados Unidos

Michael, ¿Cómo evalúas el impacto de las últimas acciones del régimen de Ortega sobre el proceso electoral, primero el encarcelamiento de siete aspirantes presidenciales y más de 20 líderes políticos y cívicos, y ahora la cancelación de la personería jurídica del partido Ciudadanos por la Libertad?

Michael Shifter. Yo creo que lo último ha reforzado la posición aquí en Washington, bastante dura. Obviamente, no hay ninguna posibilidad para tener elecciones creíbles el 7 de noviembre, es una campaña de terror por parte de la dictadura de Ortega y Murillo, para eliminar cualquier potencial desafío a su poder absoluto en Nicaragua. El secretario de Estado se pronunció con una declaración bastante dura, no hay ninguna claridad sobre este proceso electoral y hay un proyecto de ley (Renacer), que ya tiene apoyo en el Senado y creo que va a pasar a la Cámara, y seguro que también va a ser ampliamente apoyado para endurecer algunas de las medidas de presión contra el régimen nicaragüense.

Daniel ¿hay algún precedente en los procesos electorales de América Latina de una situación como esta de Nicaragua? Y, ¿cómo se aprecia la justificación oficial para aplicar estas leyes a los opositores que son señalados de “traición a la patria”?

Daniel Zovatto. Esta decisión de Ortega ha sido el zarpazo definitivo que ha dado a todo el proceso, Ortega ha cruzado la última línea roja. Ha desafiado tanto a la sociedad interna, pero sobre todo a la comunidad internacional porque precisamente la inhabilitación de la Alianza Ciudadanos por la Libertad se da en el mismo día que el Senado aprueba la Ley Renacer, entonces, acá hay un desafío muy importante de Ortega que dice básicamente lo siguiente: -´esta es mi finca, y en esta finca yo hago lo que quiera con total impunidad´.  

Segundo, no tenemos ningún antecedente, de 1978 a la fecha, similar a lo que estamos viviendo en Nicaragua, lo único que más se le acerca es lo de Venezuela, pero Venezuela nunca llegó a tanto en estas condiciones. El tema de las leyes lo fuimos viendo, él fue construyendo el año pasado toda una legalidad paralela para basarse en la ilegalidad, esta Ley 1055, mal llamada "Ley de Soberanía", debería llamarse “ley de la vergüenza” porque en realidad construyó un aparato jurídico para tener los elementos para decir estoy aplicando la ley, para luego reprimir, encarcelar y a su vez inhabilitar a los partidos políticos que le pudieran hacer competencia.

Michael Shifter: Joe Biden no es blando

Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano. Cortesía OEA | Confidencial

El secretario Blinken dijo que estas elecciones no tienen ninguna credibilidad para los nicaragüenses y para la comunidad internacional, ¿ qué viene después de ese tipo de declaraciones? Mencionaste la Ley Renacer, pero hasta ahora las sanciones individuales que se han aplicado no han tenido ningún efecto para debilitar al régimen, ¿ qué incidencia puede tener esta legislación?

Michael Shifter. El gran desafío en cuanto a política pública es exactamente qué hacer, dónde está la palanca, los puntos de presión que pueden ser eficaces en presionar, para cambiar esas barbaridades que estamos viendo todos con horror en Nicaragua. Como parte de ese proyecto, están sobre la mesa algunas opciones de política económica, el tema del Cafta, del Tratado de Libre Comercio con Centroamérica, todas las sanciones económicas con las instituciones económicas financieras, que están siendo estudiadas, yo no digo que hay una opción clara porque todos sabemos que lo último que Washington quiere hacer es agravar la situación humanitaria, ya bastante grave en Nicaragua, e impactar en la gente en Nicaragua que ya está sufriendo por varios lados. Entonces, eso tiene que estar bien pensado y bien medido, pero creo que esta cancha está abierta a explorar ese tipo de opciones, está bastante activa.

El debate en la OEA, Almagro, México y Argentina

¿Cuáles son las opciones que tiene la Organización de Estados Americanos? Se dejó abierta la posibilidad de convocar a una asamblea de cancilleres. ¿Tiene la OEA, después de lo que ha ocurrido en estos meses, una correlación de fuerzas distintas para invocar la ruptura de la Carta Democrática por parte del régimen de Nicaragua?

Daniel Zovatto. Sí la tiene, pero esto debió haber ocurrido hace tiempo. Si la OEA no le aplica el artículo 20, 21, de la Carta Democrática Interamericana y no suspende a Nicaragua de la Organización casi que le que tenemos que dar la razón a López Obrador que hay que cerrarla. El problema que tenemos en la OEA es que el secretario general actuó tarde y le dio demasiadas oportunidades a un régimen que muchos analistas, incluido quien te habla, decíamos que Ortega no iba a entregar el poder. 

La OEA lo mínimo que tendría que hacer es convocar a una reunión urgente de cancilleres, no del Consejo Permanente de la OEA, para poner el nivel de la gravedad de esta situación al más alto nivel y suspender, pero con eso Ortega no va a dejar el poder. 

Estamos ante un nuevo tipo de autoritarismo que no se va de manera fácil ni sencilla ni se va como se iba en las primeras transiciones a la democracia en la década de los ochenta y noventa. 

Necesitamos una ofensiva mucho más fuerte, que a su vez ponga énfasis en los temas de perseguir con sanciones individuales al núcleo duro que sostiene a Ortega, incluida la familia, como se está haciendo, pero con más profundidad, pero, además, hacer la investigación de sus bienes. La Ley Renacer contempla la posibilidad de todo lo que significa o tiene que ver con actos de corrupción, es decir, aumentar significativamente el costo de seguir en el poder, sino lo vamos a tener ahí durante muchos años.

En la última votación sobre Nicaragua en la OEA, México y Argentina se abstuvieron, ¿Mantendrán esa postura o pueden cambiar México y Argentina e inclinar la balanza en una u otra dirección en la OEA?

Daniel Zovatto. Lo de México y Argentina fue vergonzoso. Es cierto que hubo toda una diplomacia, por debajo de la mesa, diciendo que ellos querían dejar un espacio abierto para establecer una posibilidad de diálogo en el caso que Ortega se decidiera a hacerlo, falso, Ortega no se va a ir y, por lo tanto, esperamos que tanto México como Argentina, a la luz de todo lo que está pasando, cambien su posición, apoyen una sanción muy dura al régimen dictatorial de Ortega Murillo, abriendo siempre el espacio de diálogo, el diálogo tiene que venir acompañado con un fortalecimiento de las sanciones. Este no es un tema de Gobiernos de izquierda o de derecha, este es un tema de dictadura o democracia, y México y Argentina tienen que estar del lado de la defensa de la democracia no del lado de la defensa de una dictadura familiar, represora y asesina como es la de Ortega y Murillo.

Pero el presidente de México prácticamente está proponiendo la abolición de la OEA, ¿puede realmente México modificar su posición?

Michael Shifter. Yo lo veo difícil. Lamentablemente, el hecho de que no hay tanto cariño -para decirlo de manera diplomática- por el secretario general (Luis Almagro) por parte de los Gobiernos de México y Argentina y otros, ha afectado su disposición de asumir una posición un poco más clara respecto a Nicaragua. Ellos lo ven, es muy lamentable a mi juicio, como si se estuvieran prestando al juego del secretario general (Almagro) y no debería ser así, hay que ir más allá por los principios y valores, pero parece que hay una incapacidad para hacerlo y la situación está muy compleja. 

Otro factor, es que se debe ver la situación en América Latina en general, donde hay serios retrocesos en cuanto al equilibrio de poderes, en cuanto a una democracia liberal, con Estado de derecho, en muchos países, pero eso afecta el ánimo de muchos Gobiernos para asumir un liderazgo para sancionar duramente al régimen de Ortega. Si América Latina estuviera en otro momento, con democracias más fuertes, con equilibrio de poderes, Estados de derecho más fortalecidos estaríamos en otras condiciones, pero no estamos en buenas condiciones y, por lo tanto, hay resistencia por otros Gobiernos, porque ellos dicen: --van a ser duros contra Nicaragua, pero yo no voy a asumir esto porque yo soy el próximo, después nos toca a nosotros--, entonces, lamentablemente estamos en esa situación.

La crisis de Nicaragua en Centroamérica

¿Cómo evalúas el impacto de la crisis de Nicaragua en Centroamérica? En esta crisis Honduras y Belice se abstuvieron de votar en la OEA sobre Nicaragua, y el Banco Centroamericano de Integración Económica sigue siendo la principal fuente de financiamiento del régimen.

Michael Shifter. Yo creo que hay una indiferencia total. Yo no veo ninguna disposición de parte de la región para tener solidaridad con las fuerzas democráticas en Nicaragua. Yo agregaría otro punto, porque creo que esto va a entrar en los cálculos de Washington, son los flujos migratorios de Nicaragua por la crisis, que obviamente están concentrados como siempre en Costa Rica, pero ahora hay cifras de que están yendo para el norte y entran en la problemática regional migratoria que sí es de alta preocupación en Washington, y donde, entran las presiones de políticas internas ante elecciones en Estados Unidos para el año que viene, entonces, creo que Nicaragua encaja dentro de este marco de preocupación regional por las presiones económicas desde Centroamérica.

El politólogo Daniel Zovatto, director del Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral. Foto: Cortesía

¿Cómo ven el equilibrio en Centroamérica? Panamá, Costa Rica, República Dominicana condenan las violaciones a derechos humanos y respaldan una transición democrática en Nicaragua, también lo ha apoyado el presidente Bukele de El Salvador, pero hay otros Gobiernos que están ausentes y, por el otro lado, está el tema del BCIE.

Daniel Zovatto.  De los ocho países del sistema centroamericano de integración, si excluimos a Nicaragua nos quedan siete, tenés tres países que claramente pueden hablar con mucha autoridad sobre este tema y condenar a Nicaragua, que son: Costa Rica, República Dominicana y Panamá. Ahora, tenés dos que están condenando y están uniéndose a este grupo de tres, pero con un déficit muy importante, la situación es dramática desde el punto de vista de la captura del pacto de corruptos del Poder Judicial en Guatemala con la expulsión incluso del fiscal; y la situación de Bukele crecientemente autoritario con ciertas medidas, pero de momento con su relación con Washington apoyando a este grupo de cinco. Después, tenés dos: Belice que está en una situación que se puede modificar, y lo de Honduras, que es el presidente Hernández que está garantizando una nacionalidad adelantada si lo llegan a perseguir o lo quieren poner preso, como a su hermano, de por vida, entonces, ahí hay un tema estrictamente personal. 

Lo del BCIE es vergonzoso, eso tiene que detenerse, es el principal financista del régimen autoritario, ¿cómo vamos a tener el Sistema de Integración Centroamericano un banco que financie a una dictadura, represora y asesina? Esto tiene que ser detenido y denunciado y, por el otro lado; en el SICA está vacante -la Secretaría- por el sistema de rotación geográfica le tocaría a Nicaragua y sería absurdo que la secretaría del SICA quede en manos de una persona que responda al régimen de Ortega. Entonces, esa es una situación muy crítica y, a su vez, con la posibilidad de suspender a Nicaragua del sistema de CAFTA, yo ya he oído a varios empresarios y políticos de algunos países de la región diciendo: --cuidado esto nos va a generar no solamente una crisis económica a Nicaragua sino una crisis económica a nosotros. Entonces, se están anteponiendo muchos intereses nacionales o personales frente a la gravedad de la crisis de Nicaragua. Es el efecto espejo que esto está enviando, si Ortega consolida su dictadura y mantiene su impunidad, cualquier cosa se puede hacer, por eso creo que Estados Unidos se equivocó al inicio de tener una mirada sobre el Triángulo Norte sin tener una mirada sobre toda la región centroamericana, incluido el tema de Nicaragua, y eso lo tienen que corregir, y ya ha empezado a corregirlo.

El desafío en Nicaragua: oposición, empresarios, Iglesia

¿Cómo evalúan la dimensión nacional del problema, la reacción y los desafíos que enfrenta la sociedad civil nicaragüense, la oposición, que prácticamente está descabezada en la cárcel y en el exilio, y, por el otro lado, el sector empresarial, la Iglesia católica, sectores que también demandaron elecciones libres?

Michael Shifter. Yo creo que hay intereses muy variados dentro de la sociedad nicaragüense, y hay por gran parte de la sociedad civil nicaragüense un enorme rechazo a las medidas tan brutales que está haciendo el régimen de Ortega, afectando las libertades, está creando miedo generalizado, o sea, la gente tiene mucho temor de hablar, de salir, de expresarse y eso está por verse. Pero hay instituciones que tienen, es mi impresión, posiciones un poco ambivalentes. Por un lado, no me cabe duda de que tanto al sector privado como a la Iglesia les gustaría ver un cambio hacia la democracia en Nicaragua, porque esto es una situación terrible para el país y al final afecta los intereses de todos esos niveles de brutalidad, de represión. Pero, por otro lado, no hay claridad de cuánto puede durar esta dictadura, por ende, hay cierta resistencia para asumir posiciones públicas y duras contra el régimen porque hay intereses que hay que tomar en cuenta. Esa es mi impresión, y esto podría cambiar y tal vez ahora con las señales del proyecto de (ley) Renacer y cuando está tomando más fuerza el tema de Nicaragua en Washington, eso podría empezar a cambiar los cálculos del sector privado y la Iglesia católica para asumir y sumarse a una posición mucho más clara y contundente condenando al régimen de Ortega y Murillo.

Hasta la semana pasada todavía se discutía si la participación de un sector de la oposición podría darle alguna legitimidad a la elección del 7 de noviembre, pero ahora ha sido eliminado Ciudadanos por la Libertad y está claro que estas elecciones serán de partido único, de Ortega sin contendiente. ¿El sector privado, la sociedad civil, la Iglesia católica nicaragüense qué papel pueden jugar frente al intento del régimen de consolidar la reelección de Ortega?

Daniel Zovatto. La vía electoral de momento está cerrada. Estas elecciones ya han perdido, hoy 8 de agosto, toda legitimidad. No tenemos que esperar al 7 de noviembre, como hubiera sido quizás la opción si Ciudadanos por la Libertad hubiera podido participar. Es decir, (Ortega) ha adelantado la fecha, del 7 de noviembre la ha traído al 07 de agosto, por lo tanto, es una elección completamente ilegítima. Lo que va a haber el 7 de noviembre no es una elección sino una votación que va a confirmar a esta fórmula de Ortega-Murillo, que no es partido único, pero sí un partido hegemónico, porque juega con los partidos zancudos, son cinco más el regional, como para darle un cierto viso de legitimidad, eso está cerrado. Lo que tenemos que preguntarnos es qué se hace a partir de ahora. Antes se tenía que esperar hasta el 7 de noviembre, pero Ortega nos hizo el favor de ahorrarnos tres meses. Entonces, yo creo que hay que repensar la estrategia, hay que aprender de los errores.

Primero, los empresarios, no todos, pero hubo un sector que tuvo una convivencia y una colaboración con el régimen porque le servía para hacer negocios, tienen que entender que eso no se tiene que repetir. La reciente declaración, de hace unas semanas, del Cosep, lideradas por su presidente y desmentida después por varios de sus miembros, es otro llamado de atención. El sector empresarial tiene que ser muy responsable de lo que está pasando y de lo que puede pasar, hay un total silencio de parte de Amcham y del Cosep frente a lo que ha pasado el viernes pasado. 

La Iglesia también ha mantenido silencio, aunque la Iglesia puede justificarse diciendo nosotros jugamos un papel de quiet diplomacy, tratando de mantener un diálogo, pero en ciertos temas se tiene que pronunciar contundentemente. 

Hay una responsabilidad muy importante de la oposición, que debe aprender fundamentalmente de las lecciones de Venezuela. La oposición, en mi opinión, cometió un error que es haber desenganchado la resistencia civil de la vía electoral y apostó todo a la vía electoral y se quedó sin la base de resistencia civil; acá lo que tiene que hacer es recuperar, aún con todos los desafíos que representa la represión, parte de la resistencia civil y articularla con el apoyo internacional. La experiencia comparada demuestra que estas dictaduras no caen a punta únicamente de presión internacional, hay que construirle una unidad a la oposición, hay que dejar los egos de un lado, hay que construirle una vocería que pueda servir de interlocución; pero si la oposición está desunida, como lo hemos visto de cara a este proceso electoral, yo anticipo malos resultados porque la situación de Venezuela lo ha venido demostrando. No puede haber oposiciones, frente a Ortega tiene que haber una sola oposición, y después que sale de Ortega, se recupere la democracia, se recuperan las diferencias dentro de la oposición.

¿Transición democrática frente a un nuevo autoritarismo? 

¿Es sostenible Ortega imponiendo su elección sin competencia política en este entorno de crisis nacional y, por el otro lado, de desconocimiento internacional? La gente dice, bueno, el régimen de Maduro lo ha logrado, incluso sancionado por la OEA. ¿Hay alguna diferencia entre la fortaleza del régimen de Ortega y la de Venezuela?

Michael Shifter. Hay una diferencia que es el petróleo, que es importante. Si bien es cierto el sector petrolero ha sido totalmente destruido en Venezuela, al mismo tiempo tienen las reservas más importantes en el mundo, no es cualquier cosa, es un elemento que genera muchos intereses por muchos sectores en Venezuela, que han sido importantes en sostener, respaldar la dictadura de Maduro. Nicaragua tal vez tendría una posición más vulnerable, en cierto sentido, es un país mucho más chico, tiene mucho menos recursos, pero al mismo tiempo nunca deberíamos subestimar la capacidad de que un régimen se mantenga en el poder. Me preguntaste si es sostenible, sí es sostenible, podría sostenerse, y su capacidad de sostenerse dependerá menos de la presión internacional que de las dinámicas internas, nacionales, en Nicaragua.

Todas las historias de Gobiernos internacionales demuestran que su sobrevivencia depende de la capacidad de organizar y movilizar una resistencia nacional, eso ha sido el patrón de todo, entonces, sí puede sostenerse en el poder si hay un vacío total dentro de la sociedad y, tenemos que estar muy claros que muchos de los líderes de la oposición están desaparecidos y otros están en el exilio, y otros que no están permitidos de actuar, entonces, hay que reconocer la brutalidad del Gobierno. Pero la historia nos enseña que esas dictaduras solo llegan a sus límites en la medida que se puede generar una fuerza democrática interna, unida, con estrategia, con liderazgo, y eso está por verse en Nicaragua, a mi juicio.

¿Puede haber, una salida política, democrática, con Ortega y Murillo? ¿Cómo se concibe una transición democrática con esta dictadura?

Daniel Zovatto. Todo es posible. Nosotros hemos construido todas las transiciones de la tercera ola democrática basada en un modelo, que era de que en un determinado momento el régimen se dividía entre blandos y duros, los que estaban en la oposición trataban de hacer una alianza con el sector más blando dentro del régimen autoritario, se abría una etapa de liberalización, que eso generaba una etapa de menos violación  a derechos humanos, posibilidad para una elección con condiciones libres y justas, se iba a una elección, por lo general ganaba la oposición, y se iniciaba una etapa de transición. Ese era el modelo con un tipo de autoritarismo y en un contexto internacional a favor de esas transiciones, pero todo eso cambió. Ahora, estamos ante un nuevo tipo de autoritarismo, en un momento en el que el sistema global, la autocratización de los regímenes es la que está prevaleciendo, la democracia está bajo asedio, los mecanismos regionales que pusimos para la defensa de la democracia están débiles, paralizados, en muchos de los casos desactualizados, y tenemos un nuevo tipo de autoritarismo que no cumple con este manual. 

Entonces, ¿cuál es la nueva manera de enfrentar estos autoritarismos? Porque con el viejo modelo no van a salir, hay cosas del viejo modelo que se mantienen, hay que crear una unidad en la oposición y pelearla desde adentro con el costo que ello implica. En el caso de Nicaragua a su vez prepararse para el mediano y largo plazo, esto no se resuelve en los próximos meses, esto es más una maratón que una carrera de 100 metros, por eso es que hay que hacer una estrategia de corto, mediano y largo plazo. 

En el cortísimo plazo urge poner toda la presión para que baje la represión y que liberen a los presos políticos; en el mediano plazo, ya está descartado que esta elección va a tener validez y hay que prepararse para ver cómo se sigue presionando al régimen para repetir una elección que es totalmente ilegítima, e ir generando las condiciones que permitan una transición, que ya no es como era antes. 

¿Qué tenías antes? Una invasión norteamericana (Panamá, 1989); un magnicidio (Trujillo, a inicios de los sesenta); golpes de Estado tradicionales que le quitaban el apoyo al régimen de turno porque veían que las situaciones se empezaban a complicar enormemente; rebelión ciudadana que forzaba una salida del régimen autoritario a través de la movilización de la gente en las calles. Muchas de esas hipótesis hoy no están sobre la mesa y eso es lo que está utilizando Maduro en Venezuela, Ortega en Nicaragua, entonces, tenemos que prepararnos para un nuevo tipo de enfrentamiento con estos regímenes autoritarios, donde la presión internacional es muy importante. 

Pero América Latina no está como debería estarlo, en parte porque hemos perdido el compromiso de la defensa de la democracia y entonces tenemos que ver cómo recuperamos un papel protagónico de América Latina, entre otras cosas, con expresidentes de izquierda -como Lula (Brasil)- que ya ha hecho declaraciones, Pepe Mujica (Uruguay), Ricardo Lagos (de Chile), que le digan a Ortega que no tiene nada que ver con izquierda, que eso no es izquierda eso es dictadura; el Grupo de Puebla tiene que tomar un compromiso de defensa de la democracia, el Foro de Sao Paulo. Hay mucho trabajo por hacer para deslegitimar por completo todos los argumentos mentirosos que tiene Ortega de decir que acá el imperio quiere.

Plazos políticos: aislamiento externo, y unidad nacional

¿Cómo ven los plazos políticos? En abril de 2018 en Nicaragua se generó una enorme expectativa de que la rebelión ciudadana podría generar un cambio, fracasaron posteriormente los diálogos nacionales, se impuso la represión y se generó otra ventana de oportunidad en torno a las elecciones del 7 noviembre, en la que podría imponerse la mayoría política nacional, azul y blanco, pero esa vía está cerrada hoy, ¿la salida la perciben a largo plazo, a mediano plazo?

Michael Shifter. Es muy difícil predecir, con seguridad, los plazos porque nos hemos equivocado en todos los casos de pronósticos, porque hay cosas que pasan y creo que una cosa afecta a otra. En el caso nicaragüense lo que pasa en Venezuela es muy relevante, creo que abrió un espacio en algún momento en Nicaragua en 2019, porque parecía que iba a haber un cambio en Venezuela con el surgimiento de Guaidó, una oposición más unida, una estrategia para una transición democrática, lamentablemente fracasó y creo que eso afectó los cálculos y la mirada de Ortega y Murillo en cuanto a endurecer su política interna. 

No sé qué va a pasar en Venezuela, hay un proceso que empieza esta semana en México de reabrir una especie de diálogo, de negociación, yo lo veo muy difícil, no debería de subestimar los obstáculos, pero por lo menos hay un nuevo proceso que esperamos que pueda resultar y llegar a un acuerdo político, si eso avanza y prospera en Venezuela creo que afecta la posibilidad por lo menos para lograr algunos avances en el corto plazo en Nicaragua. Como dijo Daniel, liberación de presos políticos y todo lo demás, eso no va a significar la caída o el colapso de Ortega, pero sí puede haber más espacio para hacer cosas. Entonces, uno tiene que tener una visión global en todo este panorama, hay varias variables muy fluidas y poco ciertas, pero creo que 

hay que sumar lo externo, a pesar de las barbaridades de la dictadura, con un esfuerzo nacional para unir fuerzas y presentar un frente más unido internamente.

En este momento estamos ante una escalada represiva y el cierre de la vía electoral. Pero ha existido cierta idea de que Ortega ha estado capturando rehenes para negociar después. ¿Hay alguna perspectiva o posibilidad de diálogo en estas condiciones? El Vaticano, por ejemplo, que ha tenido un perfil bajo en esta crisis, a pesar de la persecución contra la Iglesia católica, ¿podría tener alguna incidencia en una gestión humanitaria por la liberación de los presos?

Daniel Zovatto. Yo creo que el Vaticano no solamente podría, sino que debería y sospecho que lo está haciendo, bajo la quiet diplomacy, creo que debe estar teniendo sus canales de comunicación. Jugó muy bien en Cuba en su momento, a favor del proceso de paz en Colombia, por ejemplo, entonces, descarto si la diplomacia del Vaticano está actuando, no tengo certeza de cómo, pero descarto que sí lo está haciendo. 

El tema es cómo logramos fortalecer el aislamiento del régimen dictatorial de Ortega-Murillo en el terreno subregional de Centroamérica, regional latinoamericano y global. Y hay un actor que todavía no hemos mencionado, que a mí me preocupa, y que a Estados Unidos le debería de preocupar mucho más y que está reflejado en uno de los puntos de la Ley Renacer, que es el papel de Rusia. Hace unas pocas semanas el ministro de defensa señaló de que estaban listos para apoyar a Nicaragua en las solicitudes que le estaba haciendo, no solamente de compra de equipos, sino de asistencia técnica-militar, de entrenamiento. Después, el ministro de relaciones exteriores ratificó este tema. ¿Está Estados Unidos dispuesto a dejar que Rusia ponga un pie muy importante dentro de Nicaragua y consolide esa presencia? 

Yo creo que eso va más allá del tema de migración, de la defensa de la democracia, sino que tiene que ver con los intereses de seguridad de Estados Unidos, ese me parece que es un tema importantísimo, porque (Rusia) prácticamente es el único país que de una manera u otra está expresando apoyo, pero ahí hay un tema central, ¿cómo podemos aislar aún más al régimen en el plano internacional?

Yo creo que aquí hay una responsabilidad muy importante de América Latina, hace 43 años empezamos la transición a la democracia, nos tenemos que poner los pantalones largos. Nicaragua es un test que nos pone a prueba; el de Venezuela es más complejo por las razones que apuntó Michael; lo de Cuba es más complejo por la épica que despertaron Fidel Castro y el Che Guevara, etc.; pero Nicaragua no tiene nada, salvo una dictadura familiar cada vez más represora. Entonces, si América Latina no logra poner líneas rojas y no ayuda a recuperar la democracia en Nicaragua, yo creo la situación de la democracia va a estar muy complicada, es mucho lo que está en juego.

 


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Carlos F. Chamorro

Carlos F. Chamorro

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Fundador y director de Confidencial y Esta Semana. Miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha sido Knight Fellow en la Universidad de Stanford (1997-1998) y profesor visitante en la Maestría de Periodismo de la Universidad de Berkeley, California (1998-1999). En mayo 2009, obtuvo el Premio a la Libertad de Expresión en Iberoamérica, de Casa América Cataluña (España). En octubre de 2010 recibió el Premio Maria Moors Cabot de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. En 2021 obtuvo el Premio Ortega y Gasset por su trayectoria periodística.

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