11 de septiembre 2019
La brecha cambiaria que refleja la diferencia entre el precio de compra y el precio de venta del dólar, cerró el mes de julio en 0.9% (con lo que el promedio anual se situó en 0.7%), sugiriendo que, por el momento, el público ha disminuido su apetito por la moneda dólar como un valor de refugio ante una posible devaluación.
Detrás de esta tendencia está el hecho que cada vez hay menos córdobas en manos del público, lo que se explica principalmente, por el traslado de recursos del Gobierno al Banco Central de Nicaragua (BCN), y del pago de Reportos Monetarios por parte de la banca.
Lo dicen los informes del Banco Central. Lo dicen los economistas y los banqueros, pero también lo dicen los cambistas en la calle. Tres comerciantes que se dedican a ese negocio, y accedieron a hablar con CONFIDENCIAL, sin revelar sus nombres.
_¿Cómo está el movimiento de compra venta de dólares en la calle?
_Hay pocos dólares y pocos compradores.
_¿Por qué?
_Porque la situación está anormal. No hay empleos. Mucha gente, cuando viene a cambiar cien dólares, quieren estirarlo, y besan a (Benjamín) Franklin, para que no se le vaya su billetito.
El Informe Monetario del Banco Central de Nicaragua (BCN) asegura que ese 0.9% refleja “la estabilidad en el mercado cambiario”, sin hacer referencia a varios hechos fundamentales que sí relatan los gráficos que acompañan a esa publicación.
El más notable de ellos es que, si bien el mes de julio cerró en 0.9%, ese precio ha venido saltando a lo largo de todo el año. En abril de 2018, era de 0.23%, y en enero de este año se había incrementado en más de un 800% hasta alcanzar un nivel de 1.98% en enero pasado, que ha sido el más alto de toda la crisis.
En períodos de estabilidad económica, la brecha cambiaria es un precio más, del que solo están pendientes los especialistas, sean estos economistas del Banco Central, de la banca comercial, o los estudiosos de la economía nacional.
La historia cambia en momentos de crisis, cuando los principales indicadores muestran profundo deterioro, en especial, el de los depósitos en los bancos comerciales, movimientos que lastran la posición de reservas internacionales del país, administradas por el Banco Central, del mismo modo en que lo hace la constante disminución en la captación de divisa extranjera.
En esta situación de profunda crisis económica —generada por la violenta represión contra la Rebelión de Abril, en la que fuerzas leales al Gobierno de Daniel Ortega causaron al menos 325 muertos— aumenta la atención sobre la fluctuación de la brecha cambiaria, porque indica si en la calle hay suficientes dólares para cubrir la demanda de los actores económicos.
Tal como lo indican las leyes del mercado, (y el dólar es una mercancía más), cuando la oferta y la demanda de billetes verdes es muy similar, la diferencia entre el precio de compra y el de venta es más bien pequeña, y otro tanto ocurre si en la calle hay más dólares que los que demanda el público.
El problema ocurre cuando el público quiere comprar más dólares que los que están disponibles, lo que dispara el precio de venta. De esta forma, la calle termina confirmando de forma puntual, lo que las estadísticas del Banco Central muestran unas semanas después: faltan dólares.
A más dólares, menor brecha
“En 2018 —durante los peores momentos de la represión y la violencia— la tasa tuvo una brecha bastante amplia, pero en este momento, está bastante baja”, declaró a CONFIDENCIAL, uno de los expertos de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides).
Que la brecha sea menor que hace un año, muestra que hay una menor demanda de dólares por parte de la población y las empresas, lo que sugiere que ha disminuido sensiblemente el número de ciudadanos que retiraba sus depósitos de la banca nacional y los enviaba al extranjero, para protegerse de una eventual devaluación, control cambiario, o ‘corralito financiero’.
Ahora, “la reducción en la salida de depósitos del sistema financiero, ha generado esta reducción en la brecha cambiaria, más o menos a partir de enero”, dijo el investigador de Funides. En efecto, al 1.98% de enero 2019, le siguió el 1.97% de febrero, hasta llegar al 0.93% de julio.
Tratar de predecir qué ocurrirá con el precio del dólar en el corto o mediano plazo —ya no se diga el lejano— “es una apuesta bastante complicada, pero viendo el panorama monetario del Banco Central, que muestra una acumulación de reservas internacionales, creemos que la brecha se mantendrá igual en el corto plazo”, declaró el economista de Funides.
Los datos del Banco muestran que, durante el primer semestre de 2019, se frenó la pérdida de reservas internacionales —sean estas brutas, netas, o netas ajustadas— en un proceso que fluctúa cada mes.
Un economista independiente que aceptó hablar con CONFIDENCIAL a condición de mantener su nombre en el anonimato para evitar represalias gubernamentales, enumeró tres condiciones que tienen que ocurrir para que la pérdida de Reservas Internacionales Netas Ajustadas (Rinas) “sea muchísimo muy inferior a la observada en 2018”.
El primero es que el BCN perciba ingresos similares a los de 2018. El segundo, que el sector público no financiero mantenga un ritmo de retiro de recursos atados a proyectos, inferior al de 2018. El tercero, es que la venta neta de divisas se mantenga muy baja, porque el público ha dejado de sacar sus dólares de la banca comercial.
El problema es que esas medidas apuntan en la dirección de seguir aplicando una política contractiva que mantiene esa brecha artificialmente estable —si no hay demanda de dólares, la brecha no se incrementa— a la vez que frena cualquier esperanza de hacer crecer la economía nacional.
“El Gobierno eligió entre recesión o dejar de funcionar como Gobierno, y prefirió sobrevivir, recortando gasto de capital y manteniendo el corriente, lo que limita más la economía, que está aprendiendo a vivir con esta nueva realidad, achicándose para ajustarse a ese nuevo nivel de actividad”, remarcó el investigador de Funides.
De paso, la entidad hizo notar que, tanto la reforma tributaria, como la del sistema de pensiones, fueron golpes directos a las empresas, que vieron cómo debían tributar 4500 millones de córdobas adicionales, dinero que le sabría servido para ensayar iniciativas para enfrentar la crisis. O para buscar cómo producir para exportar más.
“Lo que vemos es que hay un gran riesgo de que el consumo quede debilitado”, porque prevén que la gente se abstenga de gastar, ante el temor a que la economía siga mal, insistió Funides.
(Con colaboración de Maynor Salazar)
El termómetro de los cambistas
“Es poco lo que podríamos hacer para protegernos de una devaluación”
Si las familias y las empresas —y hasta el Gobierno— tienen mucho temor a que ocurra una devaluación, los cambistas también temen a ese fantasma del pasado.
Dado que saben que no pueden hacer nada al respecto —ni como individuos, ni como gremio— su meta de cada tarde es irse de regreso a casa con más dólares que córdobas. De esa manera, si ocurre una devaluación —que todos esperan ver llegar en la noche— estarían relativamente protegidos en contra del golpe.
“Si la devaluación nos encuentra con demasiados córdobas en la mano, perdemos mucho, pero si nos agarra con el dólar, no perdemos. También depende de cuánto vaya a ser esa devaluación”, dijo una de las fuentes.
“Es poco lo que podríamos hacer para protegernos de una devaluación, para empezar, porque si llega a suceder, será de la noche a la mañana. La única defensa es tratar de conservar los dólares”, dijo una de sus colegas.
“Creo que nadie aguantaría una devaluación fuerte en este momento. La única forma de protección son los dólares. Al retirarme por las tardes, trato de irme con dólares, porque si la moneda nos da la sorpresa, por lo menos, quedo protegida”, dijo otra cambista más.
Y si bien “nadie está pensando en una devaluación”, todos admiten que “una devaluación nos afectaría muchísimo”.
Las fuentes de divisas se secan
Solamente las remesas se mantienen
Además de la falta de confianza que las decisiones gubernamentales generan entre los actores económicos, tres de las cuatro fuentes de divisas están severamente golpeadas, y sin visos de recuperación en el futuro próximo.
En efecto, las estadísticas demuestran un severo deterioro de los flujos de dólares que llegan al país producto de la inversión extranjera; de los tres tipos de exportaciones, y de la cooperación internacional. Solo las remesas se salvan.
En el corto plazo, “vemos una situación bastante pareja entre lo que el mercado demanda y la disponibilidad de dólares en el Banco Central, pero más allá puede ser distinto, porque hay afectaciones en la balanza de pago, y si hay menos dólares en la economía, podría crearse un aumento relativo en la demanda de dólares, y que aumente la brecha cambiaria”, dijo el experto de Funides.
Al analizar las principales fuentes de divisas, se observa cómo languidecen los ingresos generados por las exportaciones de mercancías, de productos elaborados en empresas adscritas al régimen de zona franca, y de servicios.
Los ingresos por exportaciones de mercancías en general (mucha de ella, alimentos sin transformar y materia prima), decayeron en -1.2% al mes de julio, según el Centro de Trámites de las Exportaciones (Cetrex), mientras que la colecta de divisas por la venta de productos de zona franca, “está en mengua”.
Vender en los mercados internacionales “depende de la demanda de nuestros productos, pero también de los exportadores en general, que necesitan crédito, y si no lo consiguen se reduce su capacidad de producción”, dijo Funides.
La actividad del turismo, (técnicamente, una exportación de servicios) que normalmente representa una generosa fuente de divisas, “está bastante afectada. Las proyecciones a mediano plazo no muestran mucha posibilidad de retorno a los niveles que tenía antes de la crisis”, añadió.
En el caso de la cooperación internacional, recordó que hay varios proyectos financiados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que están en curso, pero destacó que “no hay nuevas aprobaciones, lo que hará que se seque ese flujo”. Si arrecian las sanciones internacionales, “el ajuste podría ser más drástico”, aseguró.
El tercer gran elemento que sufre con fuerza los embates de la crisis de imagen que se ha granjeado la dictadura ante su decisión de reprimir a balazos al pueblo nicaragüense, es una contracción de -71% en los recursos captados en concepto de inversión extranjera directa, montos que difícilmente se recuperarán, mientras no se resuelva la crisis política que afecta al país.
Finalmente, “solo las remesas se mantienen sólidas, mostrando un crecimiento interanual de 10%”, que solo podría verse afectado por una hipotética recesión en Estados Unidos, la principal fuente de los dólares que reciben las familias.