30 de mayo 2022
Luis Enrique Borjas Jiménez se enteró en Facebook, el pasado miércoles 18 de mayo, del ahogamiento en el Río Bravo de la nicaragüense Irma Yaritza Huete Iglesias, de 25 años, y se preocupó por su hija Keythell Nazareth Borge Castellón, de 20 años, quien cruzaría ese afluente en su camino a Estados Unidos. Un día después, conoció —en la misma red social— que el cuerpo de su hija fue hallado en el lecho de ese río.
“Ahorita (algunos padres) le están dando gracias a Dios porque pasó su hijo; otras los están encomendando: ‘Señor llevalo con bien’; otros estamos diciendo: ‘traigamela para enterrarla’”, expresó Borjas.
Entre enero y mayo de 2022, una treintena de migrantes nicaragüenses han muerto en su intento de llegar a EE. UU. De estos, al menos 20 se han ahogado en las aguas del Río Bravo, que sirve de frontera natural entre México y Estados Unidos.
El paso por la zona de Piedras Negras, en el estado mexicano de Coahuila, es el más usado por los migrantes nicaragüenses, y es donde más se han ahogado. Las jóvenes Borge y Huete intentaron cruzar por esa ruta la noche del pasado martes 17 de mayo, pero fueron arrastradas por la corriente del río.
El cuerpo de Huete fue recuperado el miércoles 19 de mayo, y un día después apareció el de Borge. En los últimos diez días, las autoridades mexicanas reportaron la aparición de otros siete nicaragüenses ahogados en el Río Bravo.
Las aguas de este río, de unos 100 metros de ancho, no parecen profundas o peligrosas; sin embargo, su terreno es irregular y el caudal cambia de un momento a otro, y puede elevarse hasta un metro de su nivel normal.
Este cambio en el nivel de la corriente es causado por la apertura de la presa La Amistad, en territorio estadounidense. Las autoridades abren y cierran las compuertas sin aviso, para que los migrantes no sepan en qué momento subirá o bajará el caudal.
“Una muchachita (que iba con mi hija) me llamó al siguiente día del suceso. Dice que iban pasando en fila india; como ella era pequeñita (de baja estatura) la corriente la golpeó e hizo que perdiera el equilibrio. La amiga la quiso auxiliar, pero mi hija no se pudo agarrar, entonces solo le dijo adiós”, relató el papá de Keythell.
Niña está desaparecida
Ambas jóvenes eran originarias de Nueva Segovia, y emigraron de Nicaragua con un día de diferencia. Borge era de Jalapa y salió el 9 de mayo junto a unas amigas; mientras Huete vivía en Ocotal y se fue el 10 de mayo, junto a su hija de cuatro años y un hermano de 22 años.
Según reportes de medios mexicanos, ambas formaban parte de casi un centenar de migrantes, entre nicaragüenses y cubanos, que intentaron cruzar el Río Bravo la misma noche.
El hermano de Huete, Norlan Adolfo logró cruzar el río, pero su pequeña hija Sofía está reportada como desaparecida.
“Estamos pidiendo ayuda para ver si la podemos encontrar tanto en Estados Unidos como en México, pero hasta la fecha no hemos sabido nada”, se lamentó Luis Adolfo Huete, papá de Irma Yaritza.
El fallecimiento de ambas nicaragüenses fue publicado en la página de Facebook de la organización Texas Nicaraguan Community, que brinda apoyo humanitario a los connacionales que llegan a EE. UU. y en los últimos meses se han convertido en un puente para encontrar a las familias de los que no sobrevivieron a la travesía.
Además, la asociación ha organizado una campaña de búsqueda de la niña Sofía. “Hay muchas versiones que se han seguido la pista, pero no tenemos nada en concreto. Pedimos colaboración para dar con su paradero”, publicaron en la página de Facebook.
Crece la migración a EE. UU.
Las dos jóvenes eran parte de los miles de nicaragüenses que han salido del país. La cantidad de ciudadanos que ha emigrado a Estados Unidos se multiplicó por ocho al comparar los primeros cuatrimestres de 2021 y 2022, según el número de aprehensiones registradas por las autoridades migratorias de EE. UU.
De enero a abril de 2021, las autoridades estadounidenses totalizaron 6433 detenciones de nicaragüenses en sus fronteras; mientras que, en el mismo periodo del presente año, sumaron 53 714, según cifras de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés).
La migración nicaragüense marcó una cifra récord el año pasado, cuando salieron más de 120 000 ciudadanos hacia diferentes países, principalmente hacia Estados Unidos (87 530 detenciones de nicas en fronteras estadounidenses). El fuerte flujo migratorio se mantiene en 2022, a un ritmo que sobrepasa los 10 000 nicaragüenses detectados mes a mes, más de 300 diariamente.
El aumento significativo de la migración desde Nicaragua se da en medio de la profundización de la crisis sociopolítica que persiste en el país desde 2018, cuando masivas protestas ciudadanas fueron aplastadas por la represión del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, que dejó más de 355 muertes, miles de heridos, cientos de presos políticos y decenas de miles de personas desplazadas.
En 2021, al acercarse la elección presidencial, el régimen recrudeció su represión, encarcelando a siete aspirantes presidenciales que buscaban enfrentar al presidente Ortega en las urnas. Las autoridades también encarcelaron a empresarios, periodistas, defensores de derechos humanos, diplomáticos, analistas y líderes cívicos y consolidaron un estado policial de facto, tras una votación a la que no asistió el 80% de los ciudadanos convocados a las urnas, según el organismo Urnas Abiertas, y cuyos resultados fueron considerados una farsa por la comunidad internacional.
Fue en medio de esa oleada represiva que la migración aumentó de manera significativa y desde entonces no ha menguado. Los ciudadanos dejan Nicaragua y optan por Estados Unidos —el nuevo destino predilecto por encima de Costa Rica, que se mantiene en segundo lugar con 20 000 solicitudes de refugio de nicaragüenses entre enero y marzo de este año—, a pesar de los grandes riesgos que implica el viaje de más de 4000 kilómetros.
En la búsqueda de un reencuentro
Borge y Huete recorrieron, por separado, en una semana Honduras, Guatemala y México. El destino las unió en Piedras Negras, un pueblo mexicano frente a la ciudad estadounidense de Eagle Pass, Texas, en cuyo puesto fronterizo se entregan generalmente los migrantes para pedir asilo.
Borge se bachilleró en 2017 y quería estudiar enfermería. No tenía un trabajo formal, y de vez en cuando hacía horas en algunas tiendas de Jalapa. Una hermana y un hermano viven en Wisconsin, hacia donde emigró la pareja de ella en diciembre de 2021. Ella viajó para reencontrarse con ellos.
“La idea de emigrar surge porque ella tiene su pareja y entre ambos hicieron sus planes y llegan a la determinación que, para estabilizar mejor su relación en una casita, hay que salir a ganarse el dinero para comprarla”, comentó el papá de Keythell.
En el caso de Huete, emigró para reunirse con su esposo Yaniel Caballero, quien se fue a Estados Unidos a inicios de 2022. Además, tenía una hermana en Estados Unidos.
Huete tenía cinco años de vivir en Ocotal, donde ocasionalmente trabajaba como empleada doméstica.
“No salió el plan que ellos tenían. (Ella decía) allá está mi hermana, nos turnamos para cuidar a los chigüines, trabajamos y más pronto nos regresamos, porque en la misma forma están los otros. Ellos quieren comprar su pedacito de tierra para vivir”, explicó el papá de Irma.
“(El esposo) decía: ‘A veces hay trabajo, a veces no’. Yo me lo llevaba a sembrar frijoles a Quilalí, pero apenas era para tener el pan de cada día, nada más; pero para comprar un solar, de unos 6000 dólares, eso no lo va a poder pagar una persona ganando 250 o 300 pesos (córdobas)”, subrayó.
Repatriación de los cuerpos
Ambas familias ya iniciaron la repatriación de los cuerpos, un proceso que puede costar entre 3000 y 5000 dólares. En el caso de los ahogados en el Río Bravo, el Ministerio Público de México recupera el cuerpo y lo traslada a una funeraria para su “resguardo”, según un reportaje del diario La Prensa.
Luego, la Fiscalía mexicana notifica a la organización Texas Nicaraguan Community para que se comunique con la familia y les dé la noticia. Esta asociación ofrece gratuitamente dar “asistencia de acompañamiento”.
La familia debe enviar a México el acta de nacimiento del fallecido y del pariente que tramitará la repatriación, así como la fotocopia de las cédulas.
Los trámites en México incluyen un “reconocimiento del cuerpo”, que consiste en mostrar por videollamada el cadáver a uno de los familiares para que confirme si se trata de su pariente.
“Ya enviamos 1500 (dólares), el resto no se sabe. Todavía están los hermanos y amigos enviando algo”, dijo Huete.
“Los gastos de la funeraria de Managua, el movimiento para Quilalí, más la comida para los amigos, la sepultura y todos esos gastos. Como está todo de caro, se necesita un buen dinero”, comentó.
La familia Huete habilitó una cuenta —10021310141570— en el Banco de la Producción (Banpro), para recaudar donaciones de dinero y completar los gastos de repatriación y funerales de la joven.
En el caso de Borge, la familia ya pagó la repatriación y están a la espera del cuerpo. “Ahorita solo estamos jugando con el tiempo y pidiéndole a Dios que no haya variantes, porque nos han dicho que el sábado la traen. (Yo solo pido) Señor que no me prolonguen esa agonía porque es zozobra”, dijo el papá de Keythel.
*Con información de Cindy Regidor.