31 de mayo 2016
El fenómeno político de Donald Trump superó las expectativas. De ser un chiste internacional, por su decisión de competir por una candidatura a la presidencia de Estados Unidos, pasó a ser el candidato casi seguro de los republicanos en las elecciones de noviembre próximo.
Para la nicaragüense Ana Navarro, estratega política republicana que ha asesorado en campañas políticas a importantes personajes como John McCain y el gobernador Jeb Bush, el error que cometieron los otros 16 aspirantes a la candidatura republicana, y también los medios de comunicación, fue no tomar en serio la decisión del magnate, quien ahora es el único aspirante republicano de la lista y alcanzó el mínimo de delegados necesarios para la nominación, antes del fin de las primarias previas a la convención partidaria.
Carlos Fernando Chamorro la entrevistó en el programa Esta Semana y estas fueron sus consideraciones sobre las elecciones en Estados Unidos y el fenómeno Trump.
¿Por qué está ganando Donald Trump la nominación republicana y por qué perdieron Bush y Rubio, que al inicio de esta contienda lucían mucho más presidenciables?
En parte por eso, porque lucían más presidenciables. Lo que el pueblo americano quiere es alguien que luzca no presidenciable. La base republicana está buscando alguien con quien vean el anti Obama, a Obama muchos republicanos lo ven como alguien que vacila, que titubea, que piensa mucho y actúa poco, que pide perdón por los Estados Unidos, en vez de abogar fuertemente por los intereses de los Estados Unidos. En Donald Trump vemos completamente lo opuesto, un hombre que primero pega y después piensa, un hombre que no pide perdón, ha dicho que no le pide perdón ni a Dios. Ven en ese billonario creído, cretino, de Nueva York, a alguien que representa totalmente lo opuesto de Obama. También creo que Donald Trump tuvo el gran don de entender lo que muchos no entendieron y fue el nivel de frustración, enojo que existía dentro de la base republicana. Hay que decir que Donald Trump sabe manejar muy bien los medios, cosa que muchos otros no reconocieron. Los medios sociales han cambiado la manera que se hace campaña política en los Estados Unidos. Antes tenías 24 horas para responder en una crisis cuando se estaba cubriendo en un periódico, hoy en día quizás tenés 24 segundos antes de que convierta en algo viral y todos lo vean.
En tu caso particular, vos apoyaste la candidatura de Bush. ¿Por qué se derrumbó Bush?
Por muchas razones. Primero porque no llevó una campaña al estilo al estilo 2016. No reconoció que el terreno político en frente de él había cambiado: las reglas del juego eran diferentes, los jugadores eran diferentes, la influencia de los medios sociales. Bush estaba haciendo campaña como se hacía antes, recaudando dinero, asustaba a los otros. Es alguien con un gran nombre, de la vieja vanguardia republicana, que creo que no vio lo suficientemente rápido los muchos cambios que ha habido dentro del partido, y cuando se dio cuenta era diferente. Bush es alguien que juega a la política bajo reglas de juego antiguas, un juego de caballeros, y eso, con Donald Trump, es como querer comer gelatina con tenedor y cuchillo.
El surgimiento de Trump es una sorpresa. ¿Era predecible hace un año?
No. Trump anunció sus aspiraciones y creo que ese fue otro de los errores que cometieron los otros 16 candidatos y muchos de nosotros en los medios: nadie lo tomó en serio. Pensamos que era algo que quería hacer este billonario para aumentar filas, aumentar su marca nacional e internacional, para darse a conocer, satisfacer su ego. Empezó así, pero cuando fue teniendo éxito, le fue gustando, le fue cogiendo gustito a la cosa. Cuando empezó su primer discurso fue una metida de pata al hablar de los mexicanos como violadores, pero después, al día siguiente, se dio cuenta de que había una facción a la que le gustó lo que dijo, y en lugar de retroceder se metió totalmente en ese tema.
¿Cómo enfrentará el partido republicano la candidatura de Trump?
Hay tres diferentes vertientes en estos momentos. La primera son personas que genuinamente están entusiastas acerca de la candidatura de Trump y hay un 40% de ellos que son muy entusiastas, para quienes Trump es casi un culto. La segunda, es la vertiente de personas que sienten total y absoluta lealtad al partido y que van a apoyar al nominado del partido, sea quien sea. Es gente a la que le cae muy mal Hillary Clinton. La tercera, en la que estoy yo, que sencillamente la conciencia no nos permite —pese a ser republicana, pese a no apoyar a Clinton— la conciencia no me permite votar por un hombre que no tiene el carácter, que es una persona que se burla de los discapacitados (yo tengo un hermano discapacitado), que ataca a los inmigrantes, que ataca a las mujeres. Soy mujer, soy latina. La conciencia no me permite votar por Trump.
A estas alturas ya nadie descarta la seriedad que tiene la candidatura de Donald Trump. ¿Donald Trump es un candidato competitivo frente a Hillary Clinton? ¿Es presidenciable en caso de ser ratificado?
Es mucho más competitivo de lo que la gente puede pensar a primera vista. Trump ha atraído a un votante que no votaba usualmente por los republicanos. Ha sacado ese votante que está frustrado, que está enojado, que siente que el gobierno no funciona. Ven a Trump como un hombre de negocio que trae eso y le perdonan prácticamente todo. Va a tener mucho más auge y apoyo dentro de los sindicatos de los que puede tener un republicano normal, creo que va a tener un poquito más de apoyo dentro de los afroamericanos. Con los hispanos está muy mal, un 70% lo desaprueba, igual problema con las mujeres. Por otro lado está Hillary Clinton, una de las cosas tristes en los Estados Unidos en este momento es que ambos candidatos están empatados en cuanto a falta de popularidad y de aprobación.
¿Qué significaría una presidencia de Donald Trump en términos domésticos y en términos de política internacional?
Es una pregunta muy difícil de responder, porque no es una persona con un historial político, nunca lo hemos visto hacer un nombramiento, no sabemos quiénes son sus asesores en términos de política doméstica o internacional, nunca ha tenido posiciones fuertes en política exterior. Carece de conocimientos básicos y es una incertidumbre. Entonces, cuando estás votando por Trump, estás tomando el riesgo; cuando estás votando por Hillary Clinton, sabés lo que hay, lo que significa; puede que no te guste, que estés en desacuerdo, pero sabemos lo que representa su entorno. Con Trump la incertidumbre es total, lo que sí sabemos es que va a traer su perspectiva como hombre de negocios, lo he visto hablar de política exterior para América Latina, con el tema de México es una cuestión surreal pensar que va a construir este muro inmenso y que México lo va a pagar, porque además a él se le olvida que el Congreso tiene que aprobar una cosa como esa y eso no va a ocurrir. Lo he oído hablar, le hicieron una pregunta acerca del tema de Cuba y no habló de derechos humanos, ni de disidentes, habló como un hombre de negocios y de lo mal del tratado que ha hecho Obama con Cuba y qué ridículo sería ir a Cuba e invertir y solo ser dueño del 49%. Así que creo que trae una perspectiva muy limitada, muy enfocada en temas de negocios, no una perspectiva global.
¿Una presidencia de Hillary Clinton qué representaría en términos domésticos y de política exterior?
Va a ser más difícil en ciertos aspectos de lo que fue la presidencia de (Bill) Clinton. Hoy Estados Unidos está mucho más dividido, polarizado, en polos opuestos, además este proceso de primarias ha revelado sus grandes deficiencias con el lado progresista, liberal, del Partido Demócrata, que tiene Hillary Clinton. Si ella quiere ser reelecta en cuatro años va a tener que mantener contentos a esa ala que hoy representa Bernie Sanders y que la está haciendo sudar la gota gorda. Estamos a finales de mayo y todavía Sanders está ganando primarias, está ganando elecciones, regalando millones y millones y la tiene todavía sudando a la señora Clinton. Bernie Sanders no es una figura histórica, como fue Obama, y una figura que unía al Partido Demócrata. Es un señor de 74 años que no era ni demócrata, era socialista, cascarrabias, que nadie reconocía, y la está haciendo pasar mal a Hillary y creo que ella va a tener que irse más a la izquierda de lo que es para poder mantener complacida a esa ala del Partido Demócrata.
En Nicaragua hay elecciones en noviembre, en las que el comandante Ortega busca un tercer período consecutivo. ¿Esta situación política de Nicaragua está dentro o fuera del radar de la gente que en Estados Unidos mira hacia América Latina?
Esta fuera del radar por varias razones. Primero porque todo el oxígeno se lo está robando las elecciones en los Estados Unidos. Ha sido un proceso muy dramático, muy divertido, que ha entretenido mucho, que ha dado de qué hablar y es muy difícil ponerle atención a las otras cosas, además siento que hay cierta resignación en el caso de Nicaragua. Lo eligieron una vez, dos veces, ahora lo van a elegir tres veces, qué vamos a hacer, ahí despiértenme cuando pase.
Y en la política nicaragüense, ¿estás planeando brindarle asesoría a algún candidato, algún partido político?
No, eso se lo dejo a mi papá. Bastante problemas tengo en los Estados Unidos. A mí me duelen las cosas de Nicaragua, quisiera que existiera una democracia genuina, quisiera ver que este pueblo con tantos recursos humanos, con tantos recursos naturales progresara más, quisiera ver más infraestructura, una Nicaragua mejor y creo que para eso se requiere un proceso político genuino, limpio, libre de corrupción, instituciones fuertes y, como nicaragüense, me gustaría mucho ver eso, pero le corresponde a los que viven aquí, que conocen esto, insistir y seguir peleando por esa Nicaragua mejor.
Por lo menos en esta elección de 2016 en Nicaragua es fácil hacer un pronóstico sobre lo que ocurrirá como resultado. ¿En Estados Unidos?
Yo no pensé que Donald Trump se postulaba ni que se mantenía. Ni que Trump ganaba. Así como he estado tan equivocada y como me cae tan mal Donald Trump, creo que te voy a decir que va a ganar pensando y queriendo estar equivocada de nuevo.