Sin vecinos visibles y enclavado en el medio del “cerrado”, la sabana tropical de Brasilia, el Palacio da Alvorada es un festín para los ojos. Subimos algunos escalones y entramos en una sala con una altura enorme, colorida por los productos de tapicería del chileno Kennedy Bahía, sobre la pared de madera que rodea al cuadro "Colhendo Café" (Recolectando Café), de Djanira. Es allí, en el ambiente más acogedor de la sala, en un sofá blanco rodeado de sillones que Dilma Rousseff, la presidenta de Brasil suspendida el 12 de mayo pasado hasta que el proceso de juicio político sea definido por el Senado, ha concedido entrevistas, la mayoría de ellas a la prensa extranjera.
La votación del juicio político en el Senado, con tendencia desfavorable a la Presidenta, debe ocurrir en agosto próximo. Dilma todavía no decidió si se defenderá personalmente frente a los senadores. "Soy de la clase de personas que evalúa", dijo en el final de una entrevista franca y explosiva, con una hora y 52 minutos de duración, concedida a cuatro periodistas mujeres de la Agencia Pública, de Brasil. Lo que ella sabe es que seguirá luchando por la presidencia, conquistada por primera vez por una mujer. "Ellos aún no me sacaron, sigo siendo Presidenta", advierte.
Me gustaría escuchar de su propia boca cómo fue tomando cuerpo la idea de convertirse en presidenta de la República. ¿Fue una sugerencia de Lula o también tenía esa pretensión?
Es casi público y notorio que yo no tenía la mínima pretensión de ser presidenta, tampoco de competir a ningún cargo electivo en aquel entonces. Fue una cosa algo así como “espontánea pero muy presionada”. ¿Conoces la expresión “espontánea pero muy presionada? (Risas). Fue eso lo que ocurrió.
¿Se sintió en la obligación de aceptar?
Creo que no aceptar es eludir la responsabilidad, es algo muy importante como para negarse. Y, habiendo hecho todo lo que hice en el gobierno de él (Lula), era no dar continuidad a lo que estábamos haciendo. Porque, en la práctica, cuando asumí la jefatura de la Casa Civil en 2005, yo coordiné el gobierno. Desde junio de 2005. Entonces, todos estos programas los vi nacer, participé de la “formatación”, tanto de los que ocurrieron en el gobierno de él como en los de mi gobierno. Es una continuidad.
En la entrevista que ofreció al periodista Luis Nassif en la TV Brasil parece que usted traza un guión de lo que después se transformó en el juicio político, las señales que fue percibiendo. Por ejemplo, usted dice que fue extraño el momento en el que ocurrieron las manifestaciones de junio de 2013, que era un momento en el cual usted intentaba estabilizar la economía, garantizar la inversión a largo plazo, bajar la tasa de interés, enfrentando presión de los empresarios.
Creo que allí, en las manifestaciones de junio, la razón es otra razón. Porque allí no estábamos en una situación de crisis económica. ¿Qué es lo que ocurrió en junio de 2013? Cuando uno conquista derechos, no significa que la gente se sienta, de alguna forma, totalmente contemplada. Por el contrario, la conquista de un derecho abre espacio para la conquista de otros derechos. Por eso nosotros decíamos que la superación de la pobreza es apenas el inicio. No es el fin de nada, es apenas un comienzo. Y lo que nosotros planteábamos es que -para un Estado excluyente como siempre lo fue el Estado brasileño, porque era parte de una sociedad excluyente, de una economía excluyente- es más fácil el proceso en el cual se transfiere el ingreso. Cuando uno transfiere la renta, eso, es una decisión política. Es obvio que uno tiene que hacer un buen programa. Yo no estoy disminuyendo lo inusitado y hasta revolucionario que es el Bolsa Familia. Es una gran conquista, pero cuando eso se hace masivo, la gente quiere tener acceso a servicios de calidad, quieren servicios de educación de calidad, seguridad pública de calidad. La reivindicación implica un cambio del Estado que tiene un tiempo de maduración más grande. Existe un conflicto, entonces, visible, entre la rapidez con la que se da el aumento del ingreso y la rapidez con la que ocurre el avance en los servicios del Estado. El avance en el área de servicios es más lento. Y eso genera disconformismo, un malestar con la política, con la representación política. No sé si ustedes se acuerdan que en muchas manifestaciones, cuando era positivo para una persona, decían “¡Me Representa! ¡Me Representa!” (Esa persona me representa). Creo que ya en aquel momento comenzó a ocurrir también por cuenta de las investigaciones de corrupción, pero se empieza a registrar un malestar con este sistema representativo, que no es solamente típico de Brasil, ese malestar con la representación se da en relación a todo el mundo. Incluso considerando que nuestro gobierno siempre tuvo una agenda – y ahora quedará más nítido- de participación popular. El Brexit, hablando del hoy, explica un poco lo que ocurre. De la derecha a la izquierda.
Presidenta, y en lo que se refiere a los intereses económicos, ¿cuál fue el peso del petróleo del pre-sal en la articulación de su juicio político?
Mira, creo que todas las riquezas de Brasil tienen peso. El pre-sal (los mega-yacimientos de hidrocarburos submarinos descubiertos en 2007) tiene un peso muy especial. ¿Qué está en juego? No es la participación del sector privado, porque el sector privado participa del pre-sal. Observemos la subasta del campo petrolero de Libra, que es el único yacimiento integral de pre-sal. Participan cuatro empresas privadas: Shell, que es un empresa grande; Total, que es una empresa francesa grande, no una “major”, es casi una “major”; dos chinas, CNOOC y CNPC.
Es importante recordar que los mayores compradores de petróleo del mundo son los chinos. El control de la distribución del petróleo está en manos de los chinos. Y es por eso que a cualquier gran empresa internacional le gusta asociarse a los chinos. Esto lo digo para que no seamos otarios y nos hagan creer que la presencia china es algo terrible, como decían algunas personas de Rio de Janeiro.
Pero aquella modificación propuesta por usted...
No, ¿pero cuál es el problema? No es la presencia de los extranjeros. El problema es el siguiente: son dos regímenes, el de concesiones y el de división de lucros.
Dilma, ¿piensa que la maldición del petróleo también pasó por el proceso que llevó a la suspensión de su mandato?
Considero grave en ese sector de Brasil... Estoy a favor, inclusive habiendo sido acusada, una de las causas de mi juicio político es el hecho de que mi gobierno fue favorable, mi gobierno no impidió la investigación de corrupción.
Somos completamente favorables a eso. Ahora, también dejamos claro que cuando se lucha contra la corrupción no se pueden destruir ni las empresas ni los empleos. Así se hace en el resto del mundo. Estados Unidos tuvo recientemente, junto con el resto del mundo, quizás el mayor proceso de corrupción que involucró a bancos, los derivados y todos los juicios que causaron pérdidas astronómicas.
La izquierda ha citado mucho al pre-sal durante la articulación del juicio político. Se dijo que había influencia extranjera en el intento de derrocarla del poder y que esto estaría asociado al pre-sal. Vemos que el proyecto de alteración del pre-sal es del senador José Serra, hoy ministro de Relaciones Exteriores. ¿Existe una relación en esto o usted cree que es pura especulación?
Te lo repito. Creo que ellos jamás lograrían hacer con el pre sal lo que pretenden hacer sin estos métodos absolutamente fraudulentos y golpistas. Por elección directa no lo harían porque no ganan elecciones hace muchos años. Intentaron acortar camino. Hablo mucho con la prensa extranjera y muchos me preguntan sobre si existe una influencia externa del golpe. Y yo respondo que no es necesario para discutir el golpe en Brasil responsabilizar a ningún otro país del mundo. Nosotros fuimos competentes en el arte de dar un golpe en Brasil. Nosotros no necesitamos de ellos para dar golpes. Este golpe es endógeno. La responsabilidad del golpe es de las oligarquías locales. Puede haber gente muy feliz, eso es otra cosa. Puede haber gente que hasta dio una manito, eso es otra cosa. Pero no es relevante.
Presidenta, voy a cambiar un poquito de asunto. En sus campañas usted visitó varios templos evangélicos. Pero el bloque evangélico en el Congreso fue el que más bloqueó proyectos inclusive del propio PT, como la cartilla contra la homofobia, la discusión de género en las escuelas, se opuso a la ley de criminalización de la homofobia y a los avances de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Durante el juicio político, estos diputados del bloque evangélico y algunos pastores televisivos fueron los que más la atacaron en forma más violenta. ¿Valió la pena hacer esta alianza?
Considero fundamental que sea abierta una discusión con ellos. Que no se le dé la espalda al 30% del país. No se puede hacer eso. Tenemos que discutir con los evangelistas, hablar con ellos, porque tampoco creo que tengan uniformidad.
Pero no ha dejado de hablar con ellos. Hizo una alianza política con ellos.
No hice alianzas, ninguna alianza con ellos. ¿Cómo así una alianza?
Para que le apoyaran.
Me apoyaron pero nunca fue puesto en discusión lo que yo podía hablar o lo que no podía decir. Es fundamental que se converse con los evangelistas. Fundamental. En Rio de Janeiro, eso es decisivo, por ejemplo. Voy a hablar de esto porque es grave demonizar una religión, no es correcto hacer eso.
¿Pero la alianza con los evangelistas no detiene determinados avances?
No. Depende de lo que se acepta para hacer una alianza con los evangélicos.
Voy a aprovechar que estamos en el tema y...
Preste atención. Un presidente de la República no interfiere en algunas cosas. Voy a anticipar, voy a hablar de aborto. El aborto legal en nuestro país está en la ley. La ley es clara, se puede realizar un aborto en tres casos: cuando hay violación, cuando la mujer corre riesgo de vida en el parto y por feto anancefálico. Son tres casos. Lo que ustedes están preguntando es porque no he creado otros tres casos. El cumplimiento de estos tres fueron puestos en el Sistema Unico de Salud (SUS).
No, es si usted está a favor de despenalizar el aborto.
Personalmente puedo estar a favor de todo. Como presidenta, no interfiero en esto.
¿Pero usted está personalmente a favor?
No voy a responderte eso. El día en el que salga de la presidencia te respondo. Ellos no me sacaron. Yo sigo siendo presidenta. Así como no puedo declinar aquí que soy A, B, C o D en relación a cualquier religión. No puedo hacer eso.
¿Pero no es una cuestión de salud pública ya que existen más de 800.000 abortos por año?
La salud pública garantizada incluye esos tres puntos. Su yo estuviera fuera del gobierno y fuera feminista lucharía por otras cosas, ¿sabe? Ahora, ya he sido feminista.
¿Entonces no es más feminista?
Yo fui feminista. Hoy soy presidenta.
Presidenta, ¿cómo analiza que su “impeachment”, si es confirmado, va a afectar otros países latinoamericanos y en la política latinoamericana?
Creo que comenzó a afectar antes, primero por la importancia de Brasil en la región. Pero creo que se tiene hoy, en el mundo latinoamericano, esta variante de golpe parlamentario hecho antes que nosotros. Esto ocurrió con Paraguay, con Honduras. (La destitución con juicio político del paraguayo Fernando Lugo) fue durante la Rio+20. Yo sé porque enviamos a los cancilleres allá para intentar evitarlo y no pudimos. ¿Qué está ocurriendo? Creo que es una nueva forma de retirar gobiernos que crean descontento en la oligarquía económica, la política o en grupos de intereses, que se considera descontento en relación a alguna de las características del gobierno en ejercicio. ¿Entonces qué hacen? Dan un golpe parlamentario, que no es igual a un golpe militar. Un golpe militar no apenas extingue el gobierno en cuestión pero también termina con el régimen democrático. Ahora, hay un precio a pagar por esto. Se comprometen las instituciones, se crea una cicatriz en la sociedad. Muchas veces se impide la recomposición del tejido democrático. Entonces existe una consecuencia grave. Y creará, en América Latina, una inestabilidad.
¿Cree que puede ocurrir en otros países?
Si, puede ocurrir. No apenas yo lo creo, sino jefes de Estado de América Latina temen esto, cualquiera de ellos.
¿Cree que esto debilita a la Unasur?
Reducir la importancia de América Latina o de Africa en relación a Brasil es algo absurdo, porque la fuerza de Brasil en el mundo tiene que ver con ese liderazgo y con esa capacidad de negociación que construimos desde el inicio del gobierno de Lula. Nosotros abrimos embajadas, tuvimos una política muy clara hacia el Africa. Esto explica el motivo por el cual logramos indicar personas para presidir organismos multilaterales como el caso de la Organización Mundial de Comercio (OMC) o la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO). También explica el motivo por el cual tuvimos un nivel de interlocución muy fuerte con todos los diferentes países. En el caso específico de América Latina, la Unasur es un producto de nuestros gobiernos, nosotros construimos la Unasur. Unasur involucra a todos los países del continente, de Sudamérica. Y siempre tuvo posiciones comunes. Todas las posiciones se dan por consenso o por consenso mínimo. Existe una cláusula democrática, existe todo un nivel de conducción. E existe una práctica: no se habla. La única condición de convivencia es no hablar del otro. No se puede llegar a externalizar una posición contundente contra un país. Eso no se hace dentro de la Unasur.
¿Irá al Senado a defenderse?
Estoy evaluando, soy del tipo de persona que evalúa.
*Extracto de la entrevista realizada por Andrea Dip, Marina Amaral, Vera Saavedra Durão, y Natalia Viana, de Agencia Pública, con la presidenta Dilma Rousseff.