27 de marzo 2017
Desde mayo de 2016, el consumo promedio de bienes y servicios dejó de crecer al ritmo que llevaba hasta entonces, como consecuencia directa de la sensible disminución de la cooperación petrolera venezolana, y las políticas aplicadas por el Banco Central para mantener el nivel de reservas internacionales.
“Hay una disminución del saldo en córdobas en el mercado local, que provoca una desaceleración en el volumen y valor de las ventas de productos en el mercado local, y problemas en el mantenimiento de inventarios”, aseguró el economista Néstor Avendaño, presidente de Consultores Para el Desarrollo Empresarial (Copades), al ser entrevistado en el segmento ‘Cuentas Claras’ del programa de TV ‘Esta Noche’, que se transmite por canal 12.
El economista aclaró que no se trata de una caída en los niveles de consumo, sino de un ritmo de crecimiento menor, lo cual ya se está reflejando en las ventas de diversos sectores del comercio y la industria, entre ellos los automóviles, productos de ferretería, alimentos, y otros.
Avendaño dijo que antes de mayo 2016 se observaba un crecimiento interanual de 20%, en la cantidad de dinero que circulaba en la economía nacional, pero que al terminar ese mes de 2016, y compararlo contra mayo de 2015, el crecimiento fue de solo 4%.
Con todo, ese menor crecimiento solo afectó al consumo financiado con córdobas, porque el que se financia con dólares provenientes de las remesas, sí mantuvo su nivel, “pero solo el 20% de los ciudadanos recibe dinero del exterior”, matizó.
Aunque el Banco Central de Nicaragua (BCN) no lo admite abiertamente, Avendaño indica que las estadísticas sí lo muestran: la recaudación de impuestos flaqueó en los meses de julio, octubre y noviembre 2016, en especial, la del IVA, ISC y DAI. “Si la recaudación es menor, eso implica que hay menor consumo”, aseguró.
Consultado el también economista Adolfo Acevedo, dijo que “a lo largo de 2016 la recaudación de impuestos crecía a razón de 18%, pero al cerrar el año, el crecimiento fue de 13%”.
Buena parte de la explicación está ligada al comportamiento de la cooperación venezolana, y a la reducción de los inmensos flujos de recursos que dejaba al país.
Tal como está redactado el acuerdo entre Venezuela y Nicaragua, la baja en los precios del petróleo conlleva de manera automática una disminución del porcentaje que se le financia al país. La combinación de ambas circunstancias llevó a la disminución directa de la cantidad de dinero que quedaba en la economía nacional.
Si a eso se suma que el porcentaje de petróleo y sus derivados que se le compra a Venezuela pasó de un histórico 93% al 30% actual, el resultado es que el país está recibiendo menos dinero producto de la cooperación venezolana, a la vez que se ve obligado a desembolsar más dinero para pagar por los hidrocarburos que se importan.
“Se están pagando US$560 millones más para pagar la factura petrolera, lo que atenta directamente contra las reservas del país”, explica el economista. El pago debe hacerse en dólares, no con alimentos, y al contado, de inmediato, ya no 50% al cabo de tres meses, y el 50% restante a 25 años de plazo.
Menos dinero, menos consumo
Avendaño explica que el BCN es muy celoso en el cumplimiento de su misión de garantizar la estabilidad macroeconómica, en particular, en lo que se refiere a asegurar que el nivel de reservas internacionales supere en (al menos) 2.5 veces la base monetaria.
El problema es que el nivel de reservas comenzó a verse presionado a partir de mayo de 2016, mes en que las reservas oficiales alcanzaron su punto máximo con US$2,522 millones, iniciando un periodo de fluctuaciones que le llevó a marcar su punto más bajo en noviembre de 2016, cuando llegó a US$2,360 millones.
La reacción del ente regulador se enmarca dentro de lo que manda el manual: el encaje legal (la cantidad de dinero que los bancos comerciales se ven obligados a mantener en depósito en las bóvedas del BCN), pasó de 12% diario, a una tasa de encaje efectiva de 22%.
El BCN también continuó su política de colocación de Letras en el mercado de valores, con la intención de sacar más córdobas de circulación para restringir la capacidad de compra de los ciudadanos, lo que a la larga, debería de traducirse en una menor demanda de productos importados y, por consiguiente, en un menor requerimiento de dólares para pagar por esas importaciones.
Aunque Avendaño duda de la efectividad de la medida de seguir colocando Letras del Banco Central, porque los inversionistas solo están comprándolas a muy corto plazo para ganar su respectiva comisión, advierte que la política aplicada por el Banco puede llevar a una desaceleración del crecimiento, y a un freno de la lucha contra la pobreza.
La razón es que al haber menos ingreso hay menos consumo, y eso puede desincentivar la inversión extranjera que depende de la capacidad de consumo de los nicaragüenses para justificar su presencia en nuestro mercado.
Esta posibilidad coloca al BCN en una situación que le obliga a ‘hilar fino’ para, por un lado, restringir la demanda de bienes importados (y con ello, limitar el consumo), mientras por otra parte procura que los niveles de inversión extranjera directa se mantengan altos, para garantizar los niveles de reservas internacionales que el país requiere.
Avendaño sostiene que el principal factor compensatorio podría ser un incremento en la inversión extranjera directa, pero esto dependerá en gran medida de ¨factores políticos¨, relacionados con la restitución de la institucionalidad democrática y el Estado de Derecho.
La disminución de la cooperación venezolana también tiene una afectación directa sobre el aparato productivo, toda vez que las exportaciones a ese país pasaron de US$301.6 millones en 2015, a US$114.7 millones en 2016, lo que representa una caída de 62%, y se sitúa muy lejos de los US$437.8 millones exportados en 2012.
Venta de autos cayó en febrero
Fuentes vinculadas al sector avícola revelaron que algunas empresas cerraron 2016 con porcentajes de crecimiento de la producción que fueron superiores al porcentaje de crecimiento del consumo. “El aumento del consumo no fue tan vigoroso como se esperaba”, dijo una fuente del sector.
La razón aparente es que “el poder de compra del consumidor no se ha incrementado lo suficiente, lo que parece ser a causa de una contracción del circulante”. Con todo, celebran que el consumo en general “sí ha aumentado, igual que la producción nacional”.
Dado que el aumento de la producción fue más alto que la demanda, y siendo que no acostumbran a congelar el producto por demasiado tiempo, la mayor oferta disponible podría obligar a las empresas a ‘moderar’ los precios, para salir del inventario.
La fuente explicó que el tema ha sido abordado en reuniones con funcionarios de gobierno a través del ‘Sistema de Producción, Consumo y Comercio’
Dos ejecutivos vinculados al comercio consultados por Confidencial consideran que el problema no terminó en 2016, y señalan que el mismo continúa en 2017, especialmente en el mes de febrero, cuando hubo afectaciones al comercio en general, y a la venta de autos nuevos en particular.
“Febrero fue rudo, pero más que una disminución en el crecimiento en general, yo hablaría solo de algunos productos. Por ejemplo, los supermercados tuvieron el mismo crecimiento que el año anterior, y las distribuidoras también, pero las telefónicas vendieron menos celulares de lo esperado, quizás porque en los años anteriores habían inundado el mercado”, dijo un ejecutivo ligado al sector comercial.
“En el caso de los alimentos, su venta creció más que el año anterior, pero las ventas bajaron enormemente en febrero 2016. Recordemos que unos compran por necesidad, y otros por emociones”, dijo en referencia a al temor de que la presidencia de Donald Trump en Estados Unidos se traduzca en disminución de las remesas.
Su evaluación de la primera quincena de marzo indica que las ventas fueron buenas, “quizás porque se acerca la Semana Santa”, a la vez que anotaba que “lo que sí ha bajado es la venta de vehículos, por eso se adelantó la feria de Andiva”.
El ejecutivo de una empresa miembro de la Asociación Nicaragüense de Distribuidores de Vehículos Automotor, dijo que de febrero 2017 en compración con el mismo mes en 2016, se observó un decrecimiento de 30% en la venta de autos nuevos.
Aunque citó varias razones, al final solo aseguró que “los bancos no están dando tanto financiamiento como antes: ahora están más duros, han subido sus tasas, y miden más a los clientes a la hora de dar un crédito. En efecto, una de las razones para adelantar la feria fue impulsar las ventas, ya que febrero no fue un mes bueno”, aseguró.