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Deportaciones sí afectarán las remesas

Continuará crisis migratoria: Nicaragua debería sumarse al Triángulo del Norte de CA en gestiones con México ante Trump

El politólogo Manuel Orozco, de Diálogo Interamericano. Foto/Carlos Herrera/Confidencial.

Carlos F. Chamorro

21 de noviembre 2016

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Las remesas que envían los centroamericanos desde Estados Unidos a sus países, no serán afectadas por un inaplicable impuesto anunciado en la campaña electoral por el ahora presidente electo Donald Trump, sino por el impacto colateral del incremento en las deportaciones. El politólogo e investigador del Diálogo Interamericano Manuel Orozco, calcula que como resultado de las políticas de Trump las deportaciones podrían incrementarse en un 20%, en relación a la época de Obama. La mitad de los deportados provienen de Centroamérica y aunque el número de los nicaragüenses es considerablemente menor, Orozco considera que el gobierno de Ortega debería involucrarse junto al resto de la región y México en definir una estrategia conjunta ante Trump. Por una parte, las deportaciones reducirán el flujo de remesas, pero además “es una obligación del Estado nicaragüense proteger a sus ciudadanos”, indica.

¿Hacia dónde apuntan los vientos de cambio de cambio en Washington con un presidente populista de derecha, nacionalista?

En la dirección de populismo de corte nacionalista. Hay una orientación hacia el proteccionismo y la insularidad de Estados Unidos acompañada por una reversión de las políticas del presidente Obama relacionadas con Obamacare, y temas de seguridad. La doctrina Obama que constituye multilateralismo, cooperación, se va a revertir. También se piensa revertir la ley de bancos Dodd-Frank que tenía un componente de protección  de los derechos bancarios de los ciudadanos, así como también la política migratoria, entre otros temas.

¿Existe mayor claridad sobre cuál podría ser la política de Trump hacia América Latina?


En este momento están buscando cuadros. Van a aplicar una estrategia en el tema de seguridad subordinando la migración y también el desarrollo económico, y ahí América Latina se ubica en un espacio donde el tema democracia, por ejemplo, va a ser debatido en parte, en relación con Cuba y Venezuela, y posiblemente Nicaragua. Pero el enfoque predominante va a ser fortalecer la seguridad contra el narcotráfico y otras amenazas internacionales.

En la campaña Trump dijo que deportaría a once millones de indocumentados. La semana pasada dijo que solo serían tres millones que tienen récord criminal. Pero los datos oficiales indican que más bien son unos 600 mil que caben en esa categoría. ¿Qué se puede esperar en realidad? 

Lo que se puede esperar es una lectura no literal de lo que propone Trump, sino una interpretación de lo que quiere hacer en relación con el tema migratorio. Esto significa que sí quiere fortalecer la frontera, es decir, la reducción de la migración indocumentada, así como también aumentar la deportación de personas que están indocumentadas. Esto implica que va a reorganizar recursos que ya existen, sin tener que ir al congreso, para aumentar el volumen de deportaciones. No estamos hablando de millones de personas, sin embargo, puede ser un veinte por ciento más de lo que ha hecho Obama, por ejemplo.

 

¿Qué peso tienen los centroamericanos dentro de las cifras de indocumentados, los que ya han sido deportados, y los que potencialmente podrían ser deportados?

El número de deportados que han salido de origen centroamericano, son alrededor de la mitad de todos los deportados; mientras que el número de indocumentados son como un treinta y cinco por ciento. El significado de cualquier deportación va a tener grandes implicaciones para los centroamericanos. Hay unos tres millones de centroamericanos indocumentados y el número de deportados anda por los cien mil al año. Este número puede que aumente, y no creo que vaya a aumentar exclusivamente con aquellas personas que tienen antecedentes criminales porque todavía están cumpliendo sus condenas, sino que va a concentrarse en ciertas categorías de la economía que se consideraran en competencia, por ejemplo, los que trabajan en carnicerías, en el sector agrícola.

O sea que la promesa de Trump de expulsar a los criminales, en la práctica no es necesariamente cierta o viable, pues esos están como dices, en prisión. ¿Afectaría a gente que está trabajando y está enviando remesas a la región? 

Exactamente, está afectando a los que están enviando remesas. La realidad ha sido la siguiente: aunque el volumen  de personas que ha sido deportada ha sido significativamente alto, son un promedio de 350 mil personas al año durante el gobierno de Obama –de los cuales más de las mitad son mexicanos--,  la entrada de gente es bastante grande.

Están saliendo de Centroamérica (a Estados Unidos) cerca de 400 mil centroamericanos, de hecho están entrando unos 140 mil, y eso refleja que Centroamérica representa la segunda crisis mundial migratoria más grande después de Siria. Esa realidad va a ser constatada por Trump, y esta administración va a tener que identificar formas de cómo lidiar con el problema. Mientras el presidente Obama le dio prioridad a formalizar el estatus de los indocumentados, esta administración se va a preocupar más por ver cómo reducir la entrada migratoria, y se darán cuenta que hay un problema de seguridad serio en Centroamérica, entonces es posible que estrategias como la Alianza  para la Prosperidad, aumenten o se mantenga el financiamiento.

Los datos indican que la mayoría de los centroamericanos son salvadoreños, hondureños y guatemaltecos, los nicaragüenses estarían, en cuarto lugar, pero hay un número significativo de nicaragüenses que van a Estados Unidos y que también son deportados

El número de nicaragüenses deportados desde Estados Unidos anda alrededor de los tres mil quinientos, no es un número gigante como el de los guatemaltecos, que son 50 mil, pero es sustancial considerando el tamaño de la migración nicaragüense en Estados Unidos, porque anda ahí por los 300 mil nicaragüenses. Anualmente entran alrededor de unos seis mil nicaragüenses a Estados Unidos sin papeles.

Las deportaciones afectarán a esta población de la misma manera. La diferencia ha sido que Nicaragua tiene una válvula de escape hacia Costa Rica, en donde entran más de quince mil nicaragüenses, y la tasa de éxito, de entrar, es cien por ciento. Sin embargo, el volumen de nicaragüenses, cuatro mil o cinco mil que entren a Estados Unidos y envíen remesas representa el mismo número, en términos de remesas, de lo que envían los nicas en Costa Rica.

Los gobiernos del triángulo del norte de Centroamérica se reunirán con México para coordinar una estrategia conjunta en relación a las políticas de Trump. ¿Le conviene a Nicaragua formar parte de esa iniciativa, o debería seguir al margen,  como está ahora? 

A Nicaragua le conviene, porque desde la perspectiva del interés nacional la protección de sus ciudadanos en cualquier parte del mundo es obligación, es responsabilidad del Estado, y debería de involucrarse en cualquier estrategia, en que participa el resto de sus países vecinos, aunque los nicaragüenses solamente representen solamente una décima parte de los deportados.

¿Qué se espera de la política de Trump en relación con las remesas?  Habló hasta de establecer un impuesto en relación a las remesas,  ¿es eso viable?

No, no es viable. La tributación de una transacción de pagos ya está codificada, no se puede establecer un impuesto a las remesas con base a la nacionalidad. Por lo tanto, no es viable, técnica y legalmente; el tema de las remesas tiene más que ver con las implicaciones de las deportaciones, el número de personas que estén entrando.

Trump proclamó en su campaña que revisaría todos los tratados de libre comercio, empezando con el NAFTA, con México y Canadá,  ¿incluiría esta iniciativa también el CAFTA con Centroamérica? 

Retóricamente, el propósito de la administración Trump sería revisar todas las propuestas y vinculaciones comerciales de tratados de libre comercio, eso no solamente incluye Nafta y Cafta, sino también acuerdos con Chile, Colombia, etc. En este momento la perspectiva general es que el Cafta no ha afectado a la relación Estados Unidos-Centroamérica; Nafta, de alguna manera se dice que ha afectado a algunos pequeños empresarios en Estados Unidos, y especialmente en el sector transporte, por ejemplo, entonces puede que tenga más implicaciones para México que para Centroamérica.  Por otro lado, para Estados Unidos en general Cafta es una estrategia de desarrollo, así que dado el volumen pequeño de las exportaciones hacia Estados Unidos, que es menos de 30 mil millones anuales, pues no afectaría.

¿Para los sectores empresariales centroamericanos es una buena o mala noticia la elección de Trump?

Yo creo que es una oportunidad. Esta es una de las paradojas más importantes de la historia política de Estados Unidos, que la persona electa viene con un discurso proteccionista y aislacionista, sin embargo es emblemática de la globalización porque es un empresario con una presencia global, entonces de alguna manera refleja muchas contradicciones en sí, y tiene una connotación ideológica de este movimiento antiglobalización.

El sector privado puede aprovechar la oportunidad de fortalecer la inversión mediante las alianzas con el sector privado norteamericano. La empresa privada de Estados Unidos está buscando cómo cómo fortalecer y proteger su espacio internacional, y paradójicamente, la administración Trump, (buscará) cómo fortalecer la presencia de Estados Unidos en el exterior en un contexto proteccionista.

¿Qué impacto puede tener en la relación bilateral, Estados Unidos- Nicaragua, el proceso que se vive en nuestro país de autoritarismo y desmontaje de la democracia? 

La lectura de este nuevo gobierno va a ser muy conservadora en relación con países autocráticos como Cuba, Nicaragua y Venezuela. Hay una perspectiva de cómo subordinar el tema de seguridad sobre la democracia, entonces una administración como esta, va a aumentar su discurso y su retórica contra los autócratas, mientras mantenga sus prioridades el tema de seguridad. La crítica contra Nicaragua va a ser más vocalizada que lo fue con administración Obama, eso significa que quien sea electo y ubicado en el Departamento de Estado de Estados Unidos, va a tener una crítica más abierta hacia el régimen sandinista.

¿Y la evolución de la ley Nica Act en el Congreso? ¿cuál sería posición de Trump?

Con un Congreso y un Senado republicanos, la posibilidad de que Nica Act pase es muy alta. Entonces la realidad para Nicaragua es que el gobierno no está visto de buena forma, por lo tanto yo creo que el Congreso va a aprobar esta ley, lo más probable, y lo que puede ocurrir, paradójicamente, es que se aumenten algunas de las provisiones o se fortalezca lo que tiene que ver con otorgación de visas a personas que están en alguna lista negra, o aumento de la retórica diplomática, y no solamente en términos multilaterales, pero (también el) aumento de la ayuda para la democracia en Nicaragua.


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Carlos F. Chamorro

Carlos F. Chamorro

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Fundador y director de Confidencial y Esta Semana. Miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha sido Knight Fellow en la Universidad de Stanford (1997-1998) y profesor visitante en la Maestría de Periodismo de la Universidad de Berkeley, California (1998-1999). En mayo 2009, obtuvo el Premio a la Libertad de Expresión en Iberoamérica, de Casa América Cataluña (España). En octubre de 2010 recibió el Premio Maria Moors Cabot de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. En 2021 obtuvo el Premio Ortega y Gasset por su trayectoria periodística.

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