2 de septiembre 2017
El año entró a su noveno mes, y el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), sigue sin tener una propuesta unificada de pliego tarifario. De hecho, tal como la augurara el presidente de esa entidad gremial, José Adán Aguerri, el tema está creando bandos a lo interno de la cúpula empresarial.
En febrero pasado, Aguerri reconocía a CONFIDENCIAL que analizar y discutir una propuesta interna haría que fuera “bien complejo” lograr que los involucrados se pusieran de acuerdo porque “cada sector va a defender sus intereses”.
Seis meses después, el resultado es que al tratar de definir las tarifas de electricidad que debería pagar cada sector, se pueden identificar tres bandos: el de la Cámara de Energía de Nicaragua (CEN); el de los más grandes consumidores, con Upanic, Cadin, Comercio y Turismo a la cabeza… y todos los demás.
“Nosotros vamos a esperar que se presenten las propuestas, y cuando las tengamos, vamos a pedirle a nuestros expertos que las analicen para nosotros”, explicó una fuente de la Cámara de la Construcción.
“Tenemos entendido que la CEN tiene una propuesta, que el BID y el Banco Mundial están haciendo un análisis, y que el gobierno también lo está haciendo”, explicó Michael Healy, presidente de la Unión de Productores Agropecuarios de Nicaragua (Upanic).
El productor relató que “el miércoles pasado se votó y se acordó que las cámaras hiciéramos una propuesta en nuestra calidad de consumidores, y cuando se presenten las propuestas, analizarlas para decidir cuál es la que vamos a apoyar, o conjugarlas para sacar un documento unificado”.
El presidente del Cosep, José Adán Aguerri, espera que después del Día del Empresario, las autoridades terminen su propio estudio, que efectúan con el apoyo del BID y la Comisión Económica Para América Latina (Cepal).
Otra fuente del Cosep consultada por CONFIDENCIAL, mostró su escepticismo con respecto al estudio que ordenó el Gobierno, recordando que Daniel Ortega tiene intereses tanto en el área de generación como de distribución de electricidad.
“La familia Ortega – Murillo está bien arraigada a ese negocio. Ellos saben que tienen que garantizar su futuro económico, no solo por una cuestión de sobrevivencia personal, sino también porque es sabido que el que financia al partido, es el dueño del partido”, aseveró.
Mucho trabajo pendiente
Elaborar un estudio para hacer una propuesta de nuevo pliego tarifario es una tarea altamente complicada, que requiere de mucha especialización, de seis a doce meses de trabajo, y varios centenares de miles de dólares para su ejecución.
“Para hacer una propuesta de pliego tarifario tenés que revisar la curva de carga, que es la que determina cuándo se usa la energía, y cómo se usa: dónde están los picos altos y los bajos. El más alto es al mediodía, cuando le gente llega a su casa a almorzar y enciende más aparatos, y de seis a diez de la noche. Hay que analizar cuál es el precio de esa energía”, dijo Healy.
“Sin un análisis de la curva de carga, no podés hacer una propuesta de pliego tarifario. La CEN no ha revisado la curva de carga… ¿cómo vas a hacer una propuesta sin analizar la curva de carga?”, insistió.
Una fuente de la industria eléctrica coincidió con Healy, pero señaló que previo a determinar esa curva de carga, hay que decidir con qué normativa se va a trabajar: la vigente, o si hay que aprobar una nueva.
En este último caso, habría que contratar a un grupo internacional de expertos en la elaboración de esas normativas, lo que elevaría los costos del estudio, pero redundaría en la posibilidad de obtener resultados más acordes con nuestra realidad actual, toda vez que la normativa actual tiene varias décadas de vigencia.
Determinar la curva de carga requiere de realizar una campaña masiva de medición, estratificando a los clientes en función de su consumo y de si tienen un servicio de alta, media o baja tensión. Aquellos clientes cuyo consumo se agrupe alrededor de una determinada curva de carga, se constituirían en una tarifa.
“Al final, resultaría un pliego de entre 9 y 15 tarifas, lo que es más manejable que el actual, que tiene como 50 o 70”, aseguró.
Pase lo que pase, lo importante es comenzar cuanto antes, máxime siendo que, si un estudio bien hecho necesita de al menos seis meses de trabajo intenso, sus resultados ya no estarían listos para este año, lo que anula el temor del Cosep de que la campaña electoral pudiera viciar las discusiones.
Healy grafica el concepto de premura, al decir que “el tema de la energía es bien delicado. Los consumidores residenciales de 150 Kw para arriba, igual que la industria, el comercio y la agricultura, pagamos precios más caros que en el resto de Centroamérica”, lo que les resta posibilidad de competir en condiciones similares a las de sus pares de la región.