1 de febrero 2018
El cabildeo en Washington para tratar de impedir que se apruebe la Nica Act se mantendrá durante el tiempo que sea necesario, aseguró María Nelly Rivas, elegida este martes por la noche como nueva presidenta de la Cámara Americana de Comercio de Nicaragua (AmCham).
Asegurar que siga vigente el tratado de libre comercio entre Centroamérica, República Dominicana y Estados Unidos (DR-Cafta, por sus siglas en inglés), es otra de sus tareas principales, dijo Rivas al ser entrevistada para el segmento Cuentas Claras, del programa de televisión Esta Noche, que se transmite por Canal 12.
Rivas alcanzó la presidencia de esa Cámara binacional, después que se integraran los seis nuevos directores elegidos esa noche, por medio del que puede ser el proceso electoral más nutrido de toda su historia, (y uno de los más competidos), en el que los principales grupos del país se alinearon con ella, o con el presidente saliente, Álvaro Rodríguez, quien no alcanzó los votos suficientes para buscar un periodo más.
La también directora de Asuntos Corporativos de Cargill, explicó que la estrategia de cabildeo, ejercido en Estados Unidos a través de Carmen Group, se centra en dar a conocer cómo está creciendo y desarrollándose la economía nicaragüense, y cómo la imposición de sanciones afectaría la estabilidad del país, y la posibilidad de llevar prosperidad a los ciudadanos.
El esfuerzo, que cuenta con el apoyo de “diferentes empresas y diferentes empresarios”, se centra en comunicar los daños potenciales que podrían derivar de la aplicación de la Nica Act, que ya fue aprobada por el Congreso en octubre pasado, y presentada al Senado en diciembre.
“Esto es un proceso, del que no sabemos cuáles pueden ser los resultados. Lo que haremos es seguir la estrategia definida con Carmen Group, para tratar de evitar la aplicación de sanciones económicas contra Nicaragua”, explicó.
Listos para defender Cafta
En el caso del acuerdo comercial, Rivas considera que es “muy pronto” para decir que ese tema ya está en agenda, sin que eso signifique que los países de la región pueden dormirse en sus laureles -en especial Nicaragua, que es el que más se ha beneficiado del acuerdo- porque la administración Trump sí tiene “interés en revisar” los acuerdos comerciales, como ya lo está haciendo con el Nafta.
En el caso del Cafta, el texto del acuerdo detalla las reglas de su funcionamiento, y también las de su modificación, pero en todos los casos “hay que prepararnos para la posibilidad de que se le hagan cambios”, dijo Rivas.
En este caso, la estrategia pasa por tratar de tener incidencia que permita influir en esos posibles cambios. “Más que temor, estaremos atentos para reaccionar y ser proactivos ante lo que pueda pasar”, dijo recordando que ya casi caducan los periodos de protección de algunos sectores de la economía, que fueron negociados en Cafta.
Pensando en ambos procesos (el político, para evitar –o ‘suavizar’- las sanciones, y el económico, para preservar el tratado comercial), Rivas comparte las palabras de la embajadora Laura Dogu, en el sentido de que el país gana mucho con el hecho de que una empresa con el peso específico y la presencia global de Cargill, cabildee en Washington a favor de Nicaragua.
Al igual que Cargill “las empresas presentan la realidad de los países en los que operan, para que se sepa el daño que las sanciones pueden causar en las economías de esos países”, explicó, prometiendo que la Cámara hará su labor de cabildeo “donde sea necesario”. O sea, en Washington, o en Managua.