25 de junio 2021
México y Argentina iniciaron el pasado 15 de junio una inédita alianza en la Organización de Estados Americanos (OEA), al abstenerse en la votación de una resolución que condenó la detención de opositores nicaragüenses y exigió su liberación “inmediata”. De ambos países —según analistas de temas internacionales—, el Gobierno del argentino Alberto Fernández se ha llevado la peor parte, al recibir una oleada de críticas dentro y fuera del país.
Después de la votación en el Consejo Permanente de la OEA, el embajador argentino en la organización regional, Carlos Raimundi, leyó un comunicado conjunto entre Argentina y México en el que señaló la “preocupación por los acontecimientos ocurridos recientemente en Nicaragua, especialmente por la detención de figuras de la oposición, cuya revisión contribuiría a que el proceso electoral nicaragüense reciba el reconocimiento y el acompañamiento internacional apropiados”.
“No estamos de acuerdo con los países que, lejos de apoyar el normal desarrollo de las instituciones democráticas, dejan de lado el principio de no intervención en asuntos internos, tan caro a nuestra historia”, aseguró Raimundi. La resolución obtuvo 26 votos a favor; cinco abstenciones —México; Argentina; Belice; Dominica; y Honduras—; y tres votos en contra: Nicaragua, Bolivia y San Vicente y las Granadinas.
El académico y analista internacional argentino, Jorge Castro, explicó a CONFIDENCIAL que el voto de abstención “sacudió la estructura” del Gobierno argentino, que se sostiene en una variopinta coalición política, lo cual hace que la posición de Fernández sea “frágil” e “inestable”. Esto se sumó al hecho de que la sociedad argentina es muy sensible al tema de los derechos humanos, luego de la traumática experiencia con la dictadura de Jorge Rafael Videla, quien tomó el poder en 1976 por medio de un golpe de Estado.
Tragedia de derechos humanos
“El voto de abstención ha causado un profundo revuelo político interno, por el argumento utilizado por el Gobierno argentino: ‘de no inmiscuirse en las cuestiones internas nicaragüenses’”, dijo Castro.
“Cuando lo que está en juego es la violación de los derechos humanos, es un argumento que a la sociedad argentina le resulta imposible de aceptar, por ser un país que experimentó una tragedia en términos de derechos humanos en la década del 70”, explicó.
De acuerdo a registros históricos argentinos, el golpe de Estado de Videla implicó el asesinato, tortura, encarcelación y desaparición de unas 30 000 personas en el país sudamericano.
“Muchos argentinos salvaron sus vidas al salir del país precisamente porque hubo una intervención generalizada internacional al reconocer que en Argentina se violaban sistemáticamente los derechos humanos. El país de América del Sur que tuvo la mayor violación de los derechos humanos, principalmente con el asunto de los desaparecidos, fue Argentina”, ilustró el analista.
Justificar abstención
Para el sociólogo mexicano y analista de temas internacionales, Rubén Aguilar Valenzuela, la alianza mexicano-argentina se produjo para “justificar su abstención en la OEA, y no pagar el costo de ir solos”, ya que en los últimos 25 años no ha existido ningún pacto diplomático entre ambos países.
“Es más, en los últimos tiempos la relación de México y Argentina ha sido tensa, en algunos foros internacionales”, destacó el analista.
“Al presidente (Andrés Manuel) López Obrador no le interesa la política exterior, como lo ha declarado muchas veces. (En sus tres años de Gobierno) solo ha salido una vez del país —a EE. UU. — y no conoce el mundo. En razón de eso, no hará que México se implique y condene a un régimen dictatorial, como el caso de Nicaragua”, subrayó Aguilar.
Previo a que López Obrador asumiera el Gobierno mexicano, en diciembre de 2018, México votó a favor de tres resoluciones del Consejo Permanente que condenaban la actuación del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo durante la rebelión cívica de 2018. Sin embargo, en las últimas dos votaciones de la OEA —octubre 2020 y junio 2021—, México se ha abstenido. El mismo comportamiento ha tenido la Administración de Fernández, que tomó el poder en diciembre de 2019.
“Los mejores momentos de la historia de la diplomacia mexicana han sido cuando México ha intervenido”, afirmó Aguilar, quien enumeró: “(entre 1940 y 1970) acogimos a los refugiados de España y desconocimos el régimen de Franco; (previo a julio de 1979) nuestra embajada en Managua tuvo cerca de 800 refugiados sandinistas”.
Llamado a consulta de embajadores
La alianza mexicano-argentina volvió a funcionar el pasado lunes 21 de junio. Ese día, los Gobiernos de México y Argentina llamaron a consultas a sus embajadores en Nicaragua, Gustavo Cabrera Rodríguez y Mateo Daniel Capitanich, respectivamente, por “las preocupantes acciones políticas-legales realizadas por el Gobierno nicaragüense”, según un comunicado oficial conjunto.
Según la comunicación, estas acciones “han puesto en riesgo la integridad y libertad de diversas figuras de la oposición (incluidos precandidatos presidenciales), activistas y empresarios nicaragüenses”.
La periodista Natasha Niebieskikwiat escribió en el diario argentino Clarín que el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, se comunicó el domingo pasado con el presidente Fernández para “proponerle un cambio de actitud con Managua” y “endurecer el tono y mostrar acción”.
El presidente argentino aceptó la propuesta y trasladó los ajustes con los mexicanos a su canciller Felipe Solá, que es “partidario de ser duros ante Ortega”, según la periodista.
Castro indicó que “el llamado del embajador argentino en Managua es precisamente una forma de poner en relieve la insatisfacción de la sociedad argentina con el presidente Ortega”.
Para Aguilar, el cambio de postura mexicano obedece más a presiones internacionales, que internas. “Comenzaron a quedar aislados y se sintieron presionados por la comunidad internacional”, razonó.
López Obrador pide “no encarcelar”
Este viernes, preguntado sobre la represión en Nicaragua, López Obrador recordó en su diaria rueda de prensa matutina que su política exterior exige la no intervención en asuntos de otros países, aunque señaló que México sí puede hablar de la defensa de los derechos humanos.
“Consideramos que se deben de garantizar las libertades y que no debe de haber represión. En ninguna parte, ni en Nicaragua, ni en Colombia, ni en ningún país del mundo, se debe optar por la fuerza”, indicó el mandatario, en unas declaraciones inusuales pues normalmente no se posiciona sobre asuntos extranjeros.
El presidente, del izquierdista Movimiento Regeneración Nacional (Morena), pidió “no encarcelar” a los opositores, para que sea “el pueblo el que de manera libre decida sobre las elecciones”.
“Una recomendación respetuosa: es que si se actúa de esta forma, garantizando la libertad plena, se impide a quienes están acostumbrados a intervenir en asuntos de otros países el que tengan pretextos o excusas para entrometerse”, explicó.
Carta previa a la votación
Niebieskikwiat reveló además que el 11 de junio, previo a la votación en la OEA, el canciller argentino envió una carta a su homólogo nicaragüense, Denis Moncada, “pidiéndole libertad para los presos políticos”.
Sin embargo, la respuesta nicaragüense fue “una furia”, afirmó Solá en una entrevista con el diario Clarín.
“Le decimos de todo a Nicaragua y Nicaragua se indigna. El canciller nicaragüense me llamó y estaba hecho una furia”, aseguró Solá.
El canciller informó que en los próximos días se reunirá con el secretario de Estado de los EE. UU., Anthony Blinken, a quien le expondrá cuál es la posición de Argentina sobre Nicaragua.
“Hay una idea equivocada con respecto a las posiciones diplomáticas de la Argentina en los organismos multilaterales como la OEA, el Consejo de Derechos Humanos en Ginebra, Naciones Unidas. Entonces se juzga todo como a favor o en contra de Estados Unidos, o a favor o en contra de alguien y no es así”, explicó el canciller.
Cambio de postura argentino
Castro adelantó que “lo más probable es que haya algún tipo de manifestación crítica con respecto a la política del presidente Ortega de parte del Gobierno argentino, dando marcha atrás en el voto de abstención en la OEA”.
“Lo que sí es seguro es que hay un proceso de revisión de la decisión tomada de abstenerse con el asunto nicaragüense”, opinó Castro.
Niebieskikwiat escribió que “cerca de Alberto Fernández dicen que ahora, en privado, opina que Ortega es un ‘dictador’ y una ‘caricatura’ de lo que fue en su lucha contra la dictadura de Anastasio Somoza”.
En el caso mexicano, Aguilar “no ve” un cambio de postura respecto a Nicaragua. “No hay ningún elemento de política interna que le interese (al Gobierno), para cambiar su posición”.
Decisión argentina
El analista argentino reconoció que el voto de abstención fue una decisión tomada con base en parámetros meramente ideológicos, lo que es una normalidad política en el Gobierno de Fernández en su política exterior.
“Es un presidente débil que trata de conjugar los distintos sectores de la coalición gobernante. Algunos de estos sectores tienen una política de identificación completa con el régimen del presidente Ortega en Nicaragua, así como como lo tiene con Nicolás Maduro en Venezuela. Esto es un apoyo puramente ideológico”, explicó Castro.
Un reporte especial del diario argentino La Nación reveló la afinidad e incluso admiración política del embajador del país sudamericano en Managua, Mateo Daniel Capitanich, hacia la figura y gestión gubernamental de Ortega.
“Al margen de todo lo que ya se sabía de Ortega, el actual embajador argentino en Managua no escatimó elogios hacia él en sus declaraciones públicas. ‘Cuando vine a Nicaragua, me encontré con un país mucho mejor de lo que yo suponía. En los últimos años hubo un crecimiento muy importante, con excepción de lo sucedido en 2018. Tienen el mejor sistema vial de Centroamérica, por ejemplo’, declaró en enero de este año a El País digital”, citaba el medio de prensa argentino.
Niebieskikwiat describió: “mimetizado ahora con el sandinismo, Capitanich es un problema que tiene el kirchnerismo con sus representantes en el exterior. Son militantes. Entre ellos Carlos Raimundi, en Washington, representante ante la OEA, donde usa su tribuna de Argentina para defender a Nicolás Maduro y a Ortega. Su voz por Nicaragua también llegó al presidente argentino”.
*Con información de la agencia de noticias EFE