6 de febrero 2018
La elección de seis nuevos directores (cinco de ellos, banqueros), para conformar la nueva junta directiva de la Cámara Americana de Comercio de Nicaragua (AmCham), otorga mayor protagonismo a esta cámara binacional, en especial, en un año en que Estados Unidos podría aprobar un paquete de sanciones financieras.
Al respecto, la embajadora de ese país en Managua, Laura Dogu, opina que “AmCham debiera trabajar con el Gobierno de Estados Unidos, con el Gobierno de Nicaragua, y el resto de cámaras que funcionan en el país. Cosep, obviamente es muy importante, [porque] no hay ninguna cámara que pueda hacerlo todo ella sola”.
“AmCham tiene la oportunidad de enfocarse más en Estados Unidos, porque tiene mucha representación de empresas estadounidenses, empresas que dependen de su comercio con Estados Unidos, pero todos tienen un rol, y es importante para AmCham trabajar bien con todos”, añadió.
Róger Arteaga, expresidente de AmCham, invitó a recordar que, si bien es cierto las empresas que conforman esa cámara también están en Cosep, “es AmCham - y no el Cosep- quien se está convirtiendo en el mejor interlocutor de Nicaragua ante aquellos que promueven la Nica Act”.
“¡Pero si casi todas las empresas de AmCham, y todos los que resultaron elegidos esta noche son miembros de alguna cámara del Cosep!”, resaltó una fuente del sector privado presente la noche de la votación.
Dentro de la directiva de la Cámara, los que votan lo ven de manera más pragmática y menos desapasionada, en especial al considerar su rol de cara a la administración de Daniel Ortega, que es quien en primera y última instancia, puede desactivar las amenazas estadounidenses contra funcionarios del Estado y contra nuestra economía en sí.
Claudia Neira, directora de AmCham, opina que “este no es un cabildeo que únicamente tiene que hacer AmCham. No somos el único actor que está de por medio. Hay una serie de actores en el país, que debemos unirnos, establecer una posición colegiada, y establecer un diálogo, pero no es responsabilidad de una u otra persona, sino de todos los actores”.
“Me parece un poco injusto que se mire únicamente a AmCham como la contraparte que tiene que iniciar y propiciar este diálogo. No somos el único actor en este país”, añadió.
Por su parte, Julio Ramírez, segundo vicepresidente de la Cámara, cree que esa labor de cabildeo en Managua, debe hacerse “sin meternos en política”.
“Somos empresas privadas que queremos lo mejor para Nicaragua, cumpliendo la misión de la Cámara. Por eso, nuestros esfuerzos e intenciones serán bien recibidos en ambos lados. Tenemos que hacer planteamientos constructivos según las circunstancias de cada momento, y apoyar la gestión de María Nelly [Rivas]”, declaró.
Cambios comienzan aquí en Managua
Aunque los entrevistados están convencidos de la importancia de cabildear en Washington para detener –o suavizar- la Nica Act, también están claros de una cosa: ninguna gestión que se haga en Estados Unidos puede ser fructífera, si no hay cambios en Nicaragua.
“Hay que exigir que haya cambios aquí, para que den fruto las gestiones que se hagan en Washington”, opina Arteaga.
El expresidente de la Cámara recomienda “manifestarse a través de comunicados, pedir un diálogo abierto. Suscribir una carta en la que quede constancia que se están pidiendo cambios, para que puedan prosperar las gestiones en Washington”, más ahora que una empresa como Cargill decidió dar un paso adelante.
Pero no solo es Cargill. En rigor, los poco más de 230 socios que acudieron a la cita electoral interna de la Cámara, eligieron esa noche a representantes de cinco bancos, Julio Ramírez (Banpro); Dionisio Cuadra (BAC), Rodrigo Zamora (Lafise), Ariel Granera (ProCredit) y Marco López, de Ficohsa.
La otra elegida, Mercedes Deshón, fue gerente general de Banco Uno y Citi, aunque ella prefiere asociar su nombre a las empresas del grupo familiar, así como con las iniciativas para empoderar mujeres.
En una declaración enviada antes de que se efectuara la elección, el ahora secretario de AmCham, Ariel Granera, director corporativo de Comunicación del Grupo Pellas, detalló que ese conglomerado empresarial ofrecía “sus más de 140 años de experiencia, con grandes empresas que tienen volúmenes de exportación considerables a Estados Unidos, con presencia directa en ese país y una larga trayectoria de éxito”.
Una fuente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), expresó su satisfacción con la elección de cinco banqueros (que se suman a Giancarlo Braccio, de la aseguradora ASSA, que forma parte del grupo financiero del mismo nombre, que es dueño del BDF), porque “los banqueros son bien conservadores, así que estarán entre los primeros en cabildear para que no se apruebe la Nica Act, o solo una ‘versión ligth’ de ella”.
En ese mismo sentido, la embajadora Dogu declaró ante los medios de comunicación que “todas las empresas aquí tienen conexión con Estados Unidos, o son estadounidenses, o trabajan muy de cerca con empresas estadounidenses”.
Granera explicó que “se parte de la premisa que hay que fortalecer la economía, lo que no significa que no haya interés por aquellos aspectos institucionales que presentan deficiencias en el país”.