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Alineamiento con China: “Ortega busca recursos para mantenerse en el poder”

Experto en China advierte: “Vienen acuerdos de cooperación poco transparentes. China es muy transaccional y reconoce oportunidad estratégica”

El nueve de diciembre pasado, una delegación de Nicaragua, encabezada por Laureano Ortega, reconoció a la República Popular China y dijo adiós a Taiwán. Foto: Presidencia

Carlos F. Chamorro

11 de diciembre 2021

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El politólogo Evan Ellis, profesor e investigador del Colegio de Guerra del Departamento de Defensa de Estados Unidos y experto en las relaciones entre China y América Latina, fue expulsado de Nicaragua el 15 de junio de 2016, después de permanecer menos de 24 horas en el país. Su objetivo como académico era realizar entrevistas y recabar información, sobre el proyecto del canal interoceánico promovido por el Gobierno con la empresa china HKND.

Al conocerse la ruptura de relaciones de Nicaragua con Taiwán, Evans publicó un artículo en el medio Global Americans titulado: “El giro de Nicaragua hacia China: ¿Qué significa para la región?”, y respondió, en caliente, un breve cuestionario de CONFIDENCIAL.

 ¿Cómo valora la ruptura de Nicaragua con Taiwán y el alineamiento con China? ¿Cuáles son las implicaciones?

Es algo que hemos esperado desde hace mucho tiempo. A corto plazo, probablemente dará nueva vida y ayudará a la continuidad de los Ortega en el poder, a través de recursos adicionales y la oportunidad de repartir dinero desviado de nuevos préstamos y contratos con empresas chinas (igual que ocurrió en Venezuela, bajo Hugo Chávez y Nicolás Maduro; en Ecuador, bajo Rafael Correa, y en Bolivia, bajo Evo Morales). Es un recuerdo más del rol corrosivo, aunque indirecto, que juega la República Popular China en socavar la democracia en América Latina y facilitar una región más autoritaria, y menos orientada a cooperar con los Estados Unidos a través de sus propios intereses estratégicos. China presta recursos sin importar si sus socios violan sus propias constituciones y leyes o abusan de los derechos humanos, mientras que los arreglos están estructurados para que los chinos estén pagados.


¿A qué atribuye que el alineamiento con China se haya decidido en este momento?

Creo que los Ortega alcanzaron un arreglo con los chinos para obtener más plata de lo que habían extorsionado de los taiwaneses en estos últimos años. También las sanciones de Estados Unidos y los europeos y la posibilidad de ser suspendidos del DR-CAFTA hicieron claro a los Ortega que necesitaban crear recursos alternativos para quedarse en el poder. La “Cumbre de la Democracia” realizada por la Administración de Joe Biden, a la cual Nicaragua no fue invitada, fue una oportunidad simbólica para ellos de mostrar su independencia, desviar el mensaje de los Estados Unidos de la Cumbre y escupir el ojo del “tío Sam”.

¿Cuál es la razón de fondo en el cálculo de Ortega? ¿Alineamiento geopolítico o expectativas económicas?

Creo que es el imperativo de los Ortega de mantenerse en el poder, especialmente en anticipación de más sanciones de EE. UU. y Europa, y la posibilidad de ser excluido de CAFTA, y también perder inversiones de occidente que han atraído como parte de su integración con el mercado norteamericano. Igual, como la posición de China y Rusia con Venezuela, tener a la República Popular China como socio también ayuda en obstaculizar acciones por organizaciones como la ONU contra Nicaragua por su falta de democracia.

Taiwán le otorgaba a Nicaragua 30 millones de dólares anuales sin compromisos. ¿Qué puede lograr Ortega a corto plazo? ¿Donaciones? ¿Préstamos? ¿Inversiones?

Taiwán ha sido un buen amigo para Nicaragua, a pesar de la situación incómoda que la falta de democracia, y respeto para los derechos humanos en Nicaragua no correspondía a Taiwán. Me parece que el cuerpo diplomático taiwanés, los embajadores Jaime Wu, y Alexander Yui, hicieron un trabajo impresionante con recursos limitados, contra dificultades enormes. Sin embargo, Taiwán no puede competir con la magnitud de la economía china, o sus recursos. Dentro de poco, vamos a escuchar de la firma de muchos acuerdos de cooperación poco transparentes para facilitar ventas de café y fruta de Nicaragua al mercado chino, beneficiando ciertos empresarios bien conectados a los Ortega. Espero un nuevo Instituto de Confucio en Managua, becas de Hanban, y un programa de capacitación sobre China para el cuerpo diplomático nicaragüense. Acuerdos sobre proyectos de construcción, generación y transmisión de electricidad, productos agrícolas, telecomunicación, ciudades inteligentes, etc., pagado por préstamos del Banco de Desarrollo Chino, y garantizado por el Gobierno sandinista con la plata de los nicaragüenses. Todavía es temprano de ver si el Gobierno va a dar de nuevo vida al proyecto de canal de Nicaragua, pero el hecho de ver a Laureano Ortega reunido en Tianjin con los chinos me indica que va a estar en las mentes de los dos lados.

¿Cómo tratará China a este nuevo régimen de Ortega, que en los años 80 se mantuvo distante y no le brindó cooperación?

China es muy transaccional. Reconoce una oportunidad estratégica. Como Judas, los Ortega van a recibir su plata por su traición a Taiwán. Por un largo tiempo, él se diferenció de los otros países que han dado una “vuelta diplomática” en los últimos años, Costa Rica, El Salvador, República Dominicana, Panamá.

Si relanzan el proyecto del canal, el drama del rol de China en el país, y el endeudamiento, va a ser mucho más grande.

También en este contexto, Nicaragua sería un candidato, si algún día China piensa en establecer una presencia militar en el hemisferio. Pero a mediano plazo, si no hay canal o base militar, igual como Costa Rica con Óscar Arias, con Laura Chinchilla, después de pasar su tiempo útil, Nicaragua va a quedar con deudas con los chinos, la dependencia de su economía con empresas chinas, y un Estado autoritario patrocinado por los chinos para su beneficio, contra la democracia y los intereses de los nicaragüenses en el desarrollo y la prosperidad.

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Carlos F. Chamorro

Carlos F. Chamorro

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Fundador y director de Confidencial y Esta Semana. Miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha sido Knight Fellow en la Universidad de Stanford (1997-1998) y profesor visitante en la Maestría de Periodismo de la Universidad de Berkeley, California (1998-1999). En mayo 2009, obtuvo el Premio a la Libertad de Expresión en Iberoamérica, de Casa América Cataluña (España). En octubre de 2010 recibió el Premio Maria Moors Cabot de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. En 2021 obtuvo el Premio Ortega y Gasset por su trayectoria periodística.

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