7 de octubre 2020
"Yo personalmente creo que, mientras Ortega, Murillo y su cúpula represiva en el poder estén ahí, no habrá espacio para elecciones justas, democráticas, y transparentes en Nicaragua", fue la categórica respuesta de monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua, al ser consultado por la cadena de televisión alemana Deutsche Welle (DW), sobre la realización de elecciones generales en Nicaragua en noviembre de 2021.
Báez, quien se encuentra en Miami, luego de haber sido llamado por el papa Francisco al Vaticano por razones de seguridad en abril de 2019, también expresó que, a su criterio, Ortega está apuntando a realizar un "remedo de elecciones", el próximo año y repetir los fraudes electorales que lo han mantenido en el poder, desde que asumió la presidencia en 2007.
Esto, según el obispo nicaragüense, lo lograría con el apoyo de "partidos colaboracionistas", que le permitirían al régimen crear la sensación de unas elecciones, pero que en realidad no cuenten con transparencia ni competencia alguna.
"Pero esto sería solo una mentira más para alargar el sufrimiento del pueblo de Nicaragua. Yo no veo, y no creo que en este momento, el régimen conceda elecciones libres en el sentido en que se entienden, desde la democracia", expresó.
La única forma en que Báez considera que pueden haber elecciones transparentes y justas en Nicaragua, pasa por la salida del poder de Daniel Ortega, Rosario Murillo y "su cúpula represiva", en relación al control que ejercen sobre la Policía Nacional, dirigida por el consuegro de Ortega, Francisco Díaz y el Ejército de Nicaragua, cuyo general, Julio César Avilés, ha mostrado en diversas ocasiones su lealtad al régimen.
Pero esa fuerza también se incrementa con el control que Ortega tiene sobre los poderes del Estado: una Asamblea Nacional donde los diputados del partido sandinista son mayoría, una Corte Suprema de Justicia también controlada por el sandinismo y un Poder Electoral que favorece en resultados al régimen, según las denuncias de los partidos opositores nicaragüenses.
Por ello, Báez cree que lo urgente, por el momento, es exigir reformas electorales que faciliten la salida de Ortega del poder y posteriormente preparar el terreno para que se realicen elecciones presidenciales en 2021 y que pongan fin a la crisis social, política y económica en que está sumida Nicaragua desde el estallido de las protestas ciudadanas en abril de 2018.
"La Iglesia misma, desde el principio, ha planteado la posibilidad de la salida democrática como la única eficaz y duradera", aseguró el obispo auxiliar de Managua.
También criticó el papel que ha jugado la oposición en Nicaragua y las dificultades por las que han atravesado para lograr una unidad que les permita hacerle frente a Ortega en 2021 y sacarlo del poder. Según Báez, estas dificultades ocurren porque "hay juegos de poder, hay envidia, hay intereses de grupo y ambiciones personales. Y para mí el mayor fallo ha sido que, este grupo que lidera de alguna manera la oposición en Nicaragua, muchas veces pierde de vista el objetivo principal que es la democratización del país".
Además, abogó porque estas gestiones de la oposición también incluyan en su agenda la justicia "que recupere la dignidad de las víctimas", de la represión desatada por Ortega-Murillo desde abril del 2018 y que llevó a la muerte de 325 personas, según los informes del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes que en diciembre del mismo año, detalló la comisión de "crímenes de lesa humanidad", por parte del régimen de Ortega.
"Se han dedicado muchas veces a cuestiones secundarias como casillas electorales, regulaciones internas de sus grupos y luchas intestinas de poder. Creo que se necesita un frente unitario que pueda encausar el malestar que vive el pueblo, el sufrimiento que padece y las ansias de cambio que tiene la mayoría de la sociedad", criticó.
Sanciones sí, pero contra Ortega
Monseñor Silvio Báez también abordó durante la entrevista las sanciones que se le han impuesto al régimen de Ortega y las que podrían venir de parte del Parlamento Europeo si se aprueban un paquete de leyes que buscan cercenar todavía más las libertades en el país. Estas son la "Ley de Regulación de Agentes Extranjeros", la "Ley de Ciberdelitos" y la "Ley de Cadena Perpetua", que serán dirigidas contra opositores en el país.
Báez hizo un llamado al Parlamento Europeo para que, si aplican sanciones, que lo hagan de forma individual a Ortega y su familia, no así a Nicaragua como país.
"Si se trata de sanciones que hagan presión para un cambio democrático y para abrir caminos de justicia, todo lo que se pueda hacer es importante y hay que hacerlo urgente porque el tiempo pasa y Nicaragua necesita de la solidaridad y la presión internacional", remarcó el religioso.
También fue más allá y expresó que es importante que la Unión Europea "se manifieste como defensora de los Derechos Humanos", y que no "caiga en la indiferencia", y que los procesos que lleven a cabo le permitan a Ortega, finalmente, perpetuarse en el poder.
"Yo creo que es importante que la Unión Europea se manifieste como defensora de los Derechos Humanos y de la democracia y que no olvide a Nicaragua. Lo peor que podría pasar es que se caiga en la indiferencia y que la lentitud de los procesos diplomáticos le den tiempo al régimen de Nicaragua para poder perpetuarse en el poder. Es importante que Europa entienda que esta no es una segunda etapa de una revolución, sino una dictadura que está cerrando todos los caminos a la libertad y a la justicia", dijo Báez.
"No existe una Iglesia paralela"
Báez también fue consultado por Deutsche Welle sobre el uso de símbolos religiosos católicos y los ritos de los que se ha apropiado el régimen de Ortega, que celebra paralelamente a fiestas de la Purísima o llama a sus seguidores a reunirse en las calles para festividades como Santo Domingo.
"Lo que existe en Nicaragua es una burda manipulación de la religión de parte del régimen. Vacía la religión de todo contenido ético, de todo contenido de exigencia de conversión personal y de justicia social", explicó.
Pero además agregó que en Nicaragua el "pueblo", es mayoritariamente católico y "tiene muy claro", su concepto de Iglesia, y a la vez remarcó que la manipulación ejercida por el régimen busca convertir la religión en "sustento ideológico del poder" y de sus "deseos de perpetuarse en el poder".
Asimismo, explicó que él no ha actuado junto a ningún grupo político y que, por ello, no ha transgredió sus funciones eclesiásticas en Nicaragua después de abril de 2018, cuando el régimen desató críticas, persecución y asedio contra los templos católicos y sus obispos, ataques que se extendieron hasta el 2020.
"En ningún momento yo he actuado junto a ningún grupo político, no me he dejado llevar por ninguna ideología contraria al régimen en Nicaragua. He sido fiel a mi ministerio y creo que lo que ha ocurrido han sido las consecuencias de un anuncio fiel al evangelio, al contacto con la realidad del pueblo nicaragüense", remarcó.
Sobre su futuro, monseñor Báez explicó que estaría dispuesto a regresar a Nicaragua, pero que está dispuesto a ir donde la "voluntad de Dios", lo lleve y donde decida enviarlo el papa Francisco.
"Yo estoy disponible y dócil a lo que el Señor me pida como servicio episcopal en la Iglesia", concluyó.