8 de marzo 2016
Un reportaje de primera plana del prestigioso diario The New York Times, publicado también este lunes en su sitio web, documenta la existencia de grupos armados en zonas rurales de Nicaragua. Aunque el gobierno ha negado su presencia en reiteradas ocasiones y asegura que se trata de grupos delincuenciales, la publicación estadounidense describe la existencia de una guerra “sucia” y “silenciosa” que enfrenta a rebeldes y militares en territorios donde ocurren violentos enfrentamientos.
La periodista Frances Robles presenta a “Tyson”, un hombre vestido con ropa militar armado con un fusil AK-47. Según la corresponsal, se trata de un rebelde de las montañas de Nicaragua que diseña emboscadas contra el comandante Daniel Ortega. “Él y sus hombres son contras. Sí, como aquellos de la década de los ochenta que recibían financiamiento por parte de la administración de Ronald Reagan para derribar al gobierno Sandinista”, relata.
El artículo de The New York Times cuenta cómo el enriquecimiento de la familia Ortega-Murillo y las más altas cúpulas del Frente Sandinista han provocado un resentimiento dentro de los grupos armados del Norte del país, quienes prometen derrocar al comandante, justo como él ayudó a lograr en 1979 con la dinastía de los Somoza. “Daniel Ortega no era nadie y ahora es dueño de la mitad de Nicaragua”, reclaman rebeldes como Tyson.
“La familia presidencial se está enriqueciendo mientras la gente está muriendo de hambre en el campo. Ellos no entienden de resoluciones por las buenas, sólo entienden de armas”, declaró un rebelde llamado Comandante Rafael a The New York Times.
Rafael Antonio Lanzas, un rebelde que perdió un ojo durante en un bombardeo ocurrido en la comunidad El Portal (Pantasma), manifestó que la escasez de combatientes se debe a la matanza que el Ejército ha provocado en la zona. En enero del año pasado, cuatro personas murieron después de que un grupo de supuestos armados enviaran a los rebeldes una mochila con una bomba, según informaron autoridades locales.
Mientras se recuperaba, Lanzas le contó a Frances Robles que se unió a los grupos armados porque se sintió que estaba siendo juzgado por sus creencias políticas conservadoras, así que desenterró los rifles que había guardado por décadas. Su misión, dijo, implica hacer proselitismo político sobre las nuevas riquezas de la familia Ortega y sus allegados.
The New York Times también indica que organizaciones defensoras de Derechos Humanos acusan a las fuerzas armadas de organizar una campaña de asesinatos secretos, como sucedió con la mochila de Pantasma o con el abatimiento a tiros de un líder contra y su sucesor en 2011, quien fue encontrado lleno de balas en una zanja de Honduras.
“El Ejército está matando gente que fue Contra en el pasado. Sus operaciones contra nosotros están en auento porque el gobierno le está pagando a civiles”, dijo José N. Rodrígez, de 38 años y quien también resultó herido durante el bombazo de Pantasma.
Una controversia “fabricada” por la oposición
Los grupos armados y miembros de la oposición de Nicaragua critican que la familia presidencial y las altas cúpulas del gobiermo se están enriqueciendo al usar dinero de la cooperación venezolana para fundar empresas privadas, como una “nueva manera de usar los recursos de la coperación internacional.
El reportaje asevera que la familia, los amigos y aliados de Ortega gozan de una vida llena de lujos y controlan compañías de petróleo, estaciones de televisión y proyectos de obras públicas, y han abierto un banco en un vasto conglomerado, que muchos comparan con la dinastía de los Somoza.
Sin embargo, la investigación reconoce que Ortega mantiene el apoyo popular gracias a sus proyectos sociales. Ha desarrollado la economía y creado nuevos millonarios, dice Frances Robles, pero también ha indignado a una amplia gama de opositores que condenan su control del sistema electoral, el Congreso, la policía, los militares y los tribunales.
La periodista explica cómo la cooperación venezolana ha otorgado miles de millones de dólares a Nicaragua en petróleo, en términos preferenciales. “El gobierno reconoce que la mayoría de estos fondos son invertidos en compañías privadas cercanas a Ortega”, asegura.
Como ya es costumbre, la Presidencia no hizo comentarios respecto al tema. Sin embargo, Bayardo Arce, asesor económico del gobierno de Ortega, indicó que la crítica sobre el enriquecimiento de la élite sandinista “es una controversia fabricada por la oposición”. Pero los rebeldes, expresa la corresponsal de The New York Times, no se están tragando el cuento y lo ven como una señal entre la administración y los más ricos del país.
“Nadie va a la guerra porque le gusta”, dijo Tyson. “Le están robando a los nicaragüenses”. concluyó.