7 de enero 2017
La presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen, que se niega a plegarse a la exigencia china de control sobre la isla y sus lazos internacionales, partió hoy para efectuar una gira por cuatro países de Centroamérica aliados, tras una escalada de tensiones y la reanudación de la guerra diplomática con Pekín.
Tsai, acompañada de empresarios y funcionarios, visitará Honduras, Nicaragua, Guatemala y El Salvador, cuatro de los 21 aliados diplomáticos que le quedan a Taiwán, de los que 12 están en Latinoamérica y el Caribe, y hará escalas en dos ciudades de EE,UU.,Houston y San Francisco, a pesar de las protestas chinas.
Esta gira busca "consolidar los lazos" con los aliados, "reforzar la cooperación" de beneficio mutuo y "ampliar el espacio internacional" de la isla, que dispone de "capacidad" y "voluntad" para contribuir a la sociedad internacional, dijo Tsai, en el aeropuerto internacional Taoyuan, antes de su partida.
El viaje de la presidenta se produce tras reanudarse la guerra diplomática entre Taiwán y China, marcada por el establecimiento de lazos oficiales entre Pekín y el antiguo aliado taiwanés Santo Tomé y Príncipe a fines de 2016, poco después de una llamada de Tsai al presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, a la que siguió el envío de aviones y barcos chinos cerca de la isla.
"Esta gira se realiza en un ambiente de incertidumbre ante la política china de Trump que ha contribuido a elevar las tensiones", dijo a Efe el director de la Facultad de Estudios Internacionales de Tamkang, Wang Kao-cheng, que se hace eco del temor isleño a la pérdida de aliados latinoamericanos.
La presión china ha ido en aumento desde la toma de posesión de Tsai, en mayo pasado, aunque en un principio se limitó a la interrupción inmediata de los contactos oficiales, el cerco a la participación isleña en organismos internacionales y la disminución del número de turistas chinos.
China teme que Trump traiga cambios que afecten a los lazos con Taiwán y refuercen el apoyo militar de Washington o amplíen el espacio internacional para la isla, contra lo que dispone de "un arsenal" de castigos, señaló a Efe el director de Estudios Estratégicos en la Universidad Tamkang, Li Da-jong.
Pekín insiste en que Tsai reconozca el llamado "Consenso de 1992", según el cual Taiwán es parte de China, pero la presidenta taiwanesa se niega a seguir la política de su predecesor, Ma Ying-jeou, que lo aceptó y definió como "Una China, dos interpretaciones", sin identificar esa China con la República Popular.
La tensión militar en el estrecho de Formosa se ha elevado con el envío chino de aviones y navíos, incluido el portaaviones Liaoning, alrededor de la isla, mientras que los medios chinos amenazan a Taiwán con arrebatarle aliados y con castigos económicos y militares.
Estados Unidos también ha aumentado su presencia en la zona con el reciente envío de un portaaviones nuclear, el Carl Vinson, que se une a otros dos portaaviones y eleva a más de 100 el número de aviones de combate estadounidenses en el tenso mar de China Meridional.
En el plano económico, China no ha impuesto aún un cerco a Taiwán y se ha limitado a disminuir el envío de turistas, que han pasado de 4,2 millones en 2015 a unos 3,4 millones en 2016, con una caída interanual del 36 por ciento desde que Tsai llegó al poder en mayo.
"Razones políticas han afectado al número de turistas chinos que han llegado a Taiwán y el Gobierno está preparado para lo peor", dijo a principio de año el portavoz del Consejo de China Continental, Chiu Chui-cheng.
China, primer socio comercial, fuente de un superávit de casi 30.000 millones de dólares y primer destino de las inversiones exteriores de la isla, dispone de más armas para "castigar" a Taiwán, que ha desplazado a China decenas de miles de compañías y más de un millón de empresarios y profesionales taiwaneses.
"No es probable que China lance un cerco económico contra Taiwán, porque podría hacerse daño a sí misma, pero sí que le arrebate aliados o tome represalias económicas simbólicas, como la disminución de turistas", señaló Li.
Mientras tanto, la atención se centra en las reacciones de China y sus acciones hacia los aliados latinoamericanos de Taiwán, y en los contactos de Tsai y su equipo con el entorno de Trump durante las escalas que la presidenta hará en Houston, al comienzo de su gira, y en San Francisco, a la conclusión.