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“Cortar la ruta del dinero negro”

Diego Fonseca: los mecanismos de lavado o para eludir impuestos, protegidos por un sistema político, dejan sociedades indefensas

El periodista y editor argentino, Diego Fonseca. Foto: FNPI.

Carlos Salinas Maldonado

10 de abril 2016

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El periodista de origen argentino, Diego Fonseca, exeditor de la revista AméricaEconomía y editor de libros como Crecer a golpes y Hacer la América, sobre la incidencia de políticas de desarrollo en el sector privado de América Latina, analiza para Confidencial el impacto que ha tenido la publicación, por parte del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), de la filtración de documentos de la firma panameña Mossack Fonseca, que muestran cómo dictadores, políticos, narcotraficantes y hasta figuras de la cultura han creado empresas de maletín con el fin de evadir impuestos, lavar dinero u ocultar capitales. La investigación global —encabezada por el diario alemán Süddeutsche Zeitung— ha generado un verdadero terremoto político, cuya primera víctima sobresaliente ha sido el primer ministro de Islandia, Sigmundur Gunnlaugsson, que dejó su cargo tras conocerse que no declaró su participación en una empresa offshore que había formado junto con su esposa. En esta conversación Fonseca explica cómo funcionan las llamadas empresas de maletín, los paraísos fiscales y las consecuencias que tiene para los pasíes pobres el uso del sistema financiero internacional para ocultar capitales o evadir impuestos.

Estamos ante una inmensa filtración de documentos relacionados a la firma panameña Mossack Fonseca, sobre las compañías offshore. ¿Son estas ilegales o qué hace que sean consideradas ilegales?

No son ilegales. Bancos como el Santander o el BBVA, dos de los principales con operaciones en Latinoamérica, tenían offshores para operar en el Caribe. Muchas compañías internacionales que realizan exportaciones e importaciones tienen sociedades offshore. Lo que permiten estas sociedades, en algunos casos, es evitar el pago de impuestos de sucesiones, patrimonios, impuestos al consumo sobre la renta y en alguna medida, en caso de compañías de importación y exportación, facturar ciertos tipos de bienes para poder pagar menos impuestos. En general, la característica central de una sociedad offshore es que no puede, no está habilitada, para hacer negocios en el territorio donde se forma la empresa. El punto central es evitar, en la mayor parte de los casos, el mecanismo de ocultamiento de la propiedad de la empresa.

¿Cómo funcionan las llamadas compañías de maletín?


Depende de para qué se utilice el dinero, el origen del dinero y el uso posterior del dinero. Si el dinero viene del tráfico de estupefacientes, de secuestros o de cualquier tipo de actividad ilegal, la compañía offshore, la compañía de maletín que se asocie a esto, puede llegar a ser punible. Si el dinero que llega es dinero blanco, pero después es utilizado para otro tipo de actividades ilegales, también puede ser punible. Lo que queda ahora, después de haberse liberado la información de las compañías vinculadas a la firma Mossack Fonseca, es determinar si estas empresas —algunas, muchas— incurrieron en algún tipo de actividad ilegal. Eso le corresponde a la justicia.

¿Cómo una persona, o una firma, puede utilizar el sistema financiero para evasión fiscal, ocultamiento de capitales o lavado de dinero?

Una exportadora puede venderle a una filial offshore suya productos subfacturados, para tributar menos. Y en una importación entre la offshore y la empresa local, la offshore subvalúa los bienes para que paguen menos aranceles. La construcción ha sido una industria usual para lavado. Tomemos el mercado inmobiliario de Miami, por ejemplo. Si alguien tiene dinero sucio en una offshore, puede crear otra offshore y otra y otra para que se pierda más el rastro y aleje de sí cualquier posible vinculación que, al cabo, podrían montar una compañía en Florida y con ella comprar edificios, departamentos o casas con el dinero transferido de offshore en offshore. Esto ha ocurrido y sigue ocurriendo, aunque hay más trabas ahora. En 1997 Estados Unidos estableció el acta contra prácticas corruptas que les impide a las empresas, porque van a ser investigadas por la justicia, mantener relaciones con individuos o sociedades que realizan actividades ilegales en el extranjero. Luego surgió para toda la banca el modelo ‘conoce a tu cliente’, que los obliga en algunas circunstancias a pedir el nombre de la persona que opera por otro lado, lo que no ha evitado que ocurran actividades ilegales. Mientras esta industria opera en términos generales extendida en todo el planeta, hay cien paraísos fiscales en el mundo, la Justicia apenas puede atacar caso por caso.

¿Cómo funcionan estos paraísos fiscales y qué consecuencias tienen para los países pobres?

Si eres un millonario poco escrupuloso que está aprovechando la capacidad que te da el dinero de tener para ti un oficial de inversiones que te facilite que ese dinero crezca, o al mismo tiempo un bufete de abogados que te facilite sacar ese dinero de tu país y llevarlo a otros lugares donde no tengas que tributarlo, lo primero que haces es no pagar al fisco. Un paraíso fiscal es, básicamente, un depósito de dinero para gente que lo sacó de otra nación donde ese dinero podría tener otro tipo de utilidad. Tener dinero implica ciertas responsabilidades y una de ellas es que si tienes más dinero debieras estar pagando más al fisco, porque para producir una buena cantidad del capital que tú produces dependes de recursos comunitarios: empleas caminos que se construyen con impuestos del fisco, quizá tu no envías a tus hijos a las escuelas públicas pero tus trabajadores han sido formados por la escuela pública, y si has hecho dinero. Si eres un millonario que está eludiendo —ni siquiera evadiendo— el pago del impuesto en tu propio país, lo que estás haciendo es perjudicar al país del que eres parte. Beneficia a un paraíso fiscal, a los más ricos, a los más poderosos, mientras perjudica a los más pobres, por vía directa o indirecta.

¿Qué malas prácticas quedan en evidencia después del destape de los ‘Papeles de Panamá’?

Hoy diría que la primera “mala práctica” es moral: ¿es correcto, más allá de legal, hacer esto? En términos legales, tú no puedes participar en tráfico de armas, no puedes emplear el dinero para tráfico de estupefacientes, para financiar el asesinato de un político; tampoco puedes, como bufete encargado de hacer offshores, o como banca privada internacional —ya pasó en el caso de HSBC— tomar dinero de actividades ilegales. Lo lícito es que si tienes capital que está declarado en tu país y una vez que lo has tributado lo quieres llevar a un mecanismo de protección que no tienes en tu propio país, puedes hacerlo porque no hay ningún tipo de inconveniente. El tema del offshore es que en principio no hay ilegalidad alrededor de ninguna de estas sociedades que cumpla con ciertas reglas básicas. El otro asunto es la legitimidad. El mundo offshore perjudica a los países más pobres y beneficia a las naciones más ricas. Entre los cien países que se dedican a las offshores, las principales naciones del mundo —y digamos Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña, Suiza…— tienen mecanismos de offshore y están regulados para operar de cierto modo, lo que hace que desarticular la existencia de los paraísos fiscales en todo el mundo sea extremadamente difícil, porque hay enorme cantidad de intereses creados, ya que una parte de los recursos que llegan por esa vía —y es el caso de Suiza— financian tu mercado interno, porque es capital que queda en tu banca y que luego tú prestas a tasas muy bajas, porque estás hiper financiado por el capital sucio (o no) que llega del mundo a las cuentas secretas que tienes en tu banca offshore.

¿Qué impacto podría tener esta gran filtración en el mundo de los negocios?

El primer impacto ha sido moral. El primer ministro de Islandia se vio obligado a renunciar porque la sociedad no toleró que, mientras todos los demás estaban sufriendo las consecuencias de la crisis económica de 2007, la familia del primer ministro, él y su esposa, tuvieran sociedades offshore. En términos de negocios no sé, habría que ver cómo avanza. Hace unos días, en febrero, el banco suizo UBS fue condenada en Bruselas por emplear dinero proveniente del narcotráfico y va a tener que pagar una multa significativa. El banco británico HSBC, que durante mucho tiempo fue un offshore en Hong Kong, tuvo que pagar una multa que supera los nueve mil millones de dólares. Ahora bien, la cifra de recursos en banca offshore, sea dinero negro o no, es pasmosa: entre 21 y 32 billones de dólares, según algunos, están en jurisdicciones secretas. Como una dimensión, el PIB de Estados Unidos es de alrededor de 18 billones de dólares. Por ende, es enorme y tienes el problema de que, al día de hoy, atacamos un caso a la vez, cuando hay información sólida, y parece quijotesco y hasta estúpido, pero así lo parezca no debes dejar de seguir atacando. Necesitamos, como sociedad global, como economía global, cortar la ruta del dinero negro y tratar que los mecanismos que operan en el sistema financiero internacional sean cada vez más transparentes. Eso beneficiará a las naciones, porque uno no quiere descreer en la banca, porque si lo haces la gente retirará el dinero de los bancos y si eso pasa no tendrás capacidad para prestar, tu economía no se mueve y tendrás, potencialmente, crisis. Tampoco quieres descreer en las empresas, porque necesitas que alguien mueva el capital privado para que crezca el país. Y definitivamente no quieres creer que tu aparato político, jurídico, legal, republicano, institucional está protegiendo mecanismos de lavado o mecanismos de elusión impositiva, porque si no ¿con qué te quedas? Con una sociedad que está completamente indefensa, sin capacidad de crecer económicamente y en la que vas a encontrar que los ricos y los poderosos tienen todas las posibilidades, mientras que tú tienes que vértelas todos los años pagando impuestos que los otros pueden eludir.


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Carlos Salinas Maldonado

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