20 de diciembre 2022
El comisionado general Zhukov Serrano Pérez, el recién ascendido subdirector de la Policía que ejerció en la sombra durante años la jefatura de inteligencia, contestó en susurros cuando el dictador Daniel Ortega le preguntó dónde se había preparado al presentarlo en público durante una promoción de cadetes, realizada este lunes 19 de diciembre en Managua.
“En la Federación”, instó Ortega a responder al alto oficial que estudió dos años en Rusia, minutos antes de mencionar que su nombre era el de un mariscal de ese país y exaltar, además, como un “héroe” al también subdirector general Ramón Avellán, señalado por la comunidad internacional de ser el principal ejecutor de la “Operación Limpieza”, cuando el ejecutivo reprimió brutalmente a manifestantes pacíficos en 2018.
Según el dictador, en ese tiempo la Policía y Avellán demostraron su disciplina de “no disparar” cuando el cuartel de Masaya estuvo rodeado durante días, cumpliendo una orden que buscaba, según él, “evitar una mayor tragedia de la que ya estaban causando los terroristas”.
Ortega elogió a su equipo más represor dentro de la cúpula policial, integrado por Avellán y Serrano Pérez, quien asumió el cargo del comisionado general Adolfo Marenco a finales de noviembre pasado, proveniente del área de inteligencia policial.
A ese equipo se sumó recientemente el comisionado general en retiro Horacio Rocha, quien ayer fue presentado desde la tribuna como nuevo ministro asesor para temas de seguridad del gobernante. Ese es otro de los cambios destacables realizados por el ejecutivo, que evidencian que existe una erosión en los círculos más cercanos del orteguismo.
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En sentido contrario a la amabilidad con la Policía, Daniel Ortega aprovechó para atacar nuevamente a la Iglesia católica, a la que su régimen mantiene bajo una tenaz persecución desde hace cuatro años, luego que los religiosos católicos denunciaron los abusos a los derechos humanos y recibieron a las víctimas en los templos.
El pasado 13 de diciembre, la Fiscalía acusó por los delitos de “conspiración para el menoscabo de la integridad nacional” y “propagación de noticias falsas” al obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, quien se convirtió de ese modo en el primer obispo de la Iglesia en ser encarcelado en la historia de Nicaragua.
La otra voz crítica, monseñor Silvio José Báez, se encuentra en el exilio desde 2019, a pedido del papa Francisco, luego de haber recibido amenazas de fanáticos orteguistas.
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Los 38 nuevos cadetes de la Policía dedicaron su promoción a Gaspar García Laviana, un cura y guerrillero español que luchó contra la dinastía de Somoza y murió en combate con la Guardia Nacional el 11 de diciembre de 1978. En ese contexto, Ortega reavivó sus ataques contra la actual jerarquía católica.
“Esos curas, esos obispos, y lo digo como cristiano, yo me formé en una familia católica, cristiana, pero aprendí con el paso del tiempo, que, al final de cuentas, detrás de una sotana está un ser humano, la sotana no hace santo a nadie, el hábito no hace al monje”, dijo el tirano.
Repitió sin pruebas que los sacerdotes salían llamando a un derramamiento de sangre en 2018, luego de “manipular a los santos” y aseguró que los atacantes de los cuarteles de la Policía salían de templos, “no de todos, pero sí de algunos donde estaban los fariseos, los sepulcros blanqueados”, afirmó sin mencionar nombres de los religiosos que supuestamente alentaban a los manifestantes.
La intensificación de la represión se ha dado en 2022, mientras son cada vez mayores los cuestionamientos a El Vaticano por su reacción tímida. El 17 de diciembre pasado, en ocasión de su cumpleaños 86, el Papa Francisco dijo que las armas de la Santa Sede son el “diálogo y la diplomacia”.
Daniel Ortega dice que se inspiró en Cristo
Ortega dijo que Cristo fue su inspiración para luchar por los pobres, porque sostuvo que él miraba que el hijo de Dios había bajado a la tierra “a luchar por “los pobres, no por los ricos, no por los capitalistas, no por el imperio romano, que es lo equivale al imperio yanqui en estos tiempos”.
Durante su discurso no se refirió a los procesos judiciales, orquestados contra monseñor Álvarez, mientras otros 12 religiosos se encuentran también procesados, se han cerrado medios de comunicación católicos, el nuncio apostólico fue expulsado del país, igual que 18 monjas de la orden de las Misioneras de la Caridad.
La vicepresidenta Rosario Murillo respaldó las palabras de Ortega. Se declaró “conmovida” por el recorrido que se hizo de los días de 2018, debido a que, según ella, es difícil aceptar “tanto mal o maldad en algunos corazones”.
Pese a su tono compungido, Murillo fue denunciada en su momento como quien dio la orden de “vamos con todo” con lo que se justificó la represión que dejó 355 muertos, más de 2000 heridos y hundió al país en una de las más graves crisis de derechos humanos de la región.
“Difícil aceptarlo y difícil todavía más entender que algunos de esos personajes dicen, digan, o hayan dicho, o dicen todavía ser personas de fe”, agregó Murillo, quien también fue sancionada por la comunidad internacional.
Así la número dos del régimen dio continuidad al discurso de odio que mantienen contra la Iglesia católica. Para Murillo, hay una herencia somocista que impregnó a algunos nicaragüenses de odio y que hace parte de una filosofía donde se creen superiores y con el derecho de oprimir, exaltar, excluir, la que era bendecida en su momento por personas que se decían de fe, advirtió.
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El director general de la Policía, el primer comisionado Francisco Díaz Madriz, correspondió a los halagos de Ortega. Agradeció en voz alta por “su liderazgo y conducción acertada” y el apoyo incondicional ofrecido para cumplir su misión.
Díaz Madriz, consuegro de la pareja dictatorial, explicó que esa misión de la institución es “defender la paz y seguridad”, mientras ratificó la “lealtad y obediencia a nuestra Jefatura Suprema”, en referencia a Ortega y Murillo.