5 de junio 2022
La Conferencia Episcopal de El Salvador se solidarizó este domingo 5 de junio con la Iglesia católica de Nicaragua y expresaron su preocupación por la seguridad de monseñor Rolando José Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, y también por el sacerdote Harving Padilla, de la Iglesia San Juan Bautista en Masaya, ambos víctimas del asedio del régimen Ortega Murillo.
En el comunicado, firmado por 11 obispos salvadoreños- entre ellos el cardenal Gregorio Rosa Chávez- lamentaron la situación social y política que atraviesa Nicaragua y dijeron compartir el dolor de un pueblo "noble, trabajador y tan sufrido que aspira vehementemente a vivir en un clima de respeto pleno de sus derechos fundamentales para alcanzar una vida digna".
La posición de los jerarcas católicos salvadoreños es el tercer pronunciamiento a favor de una Iglesia perseguida, tras el asedio de policías del régimen a Álvarez, Padilla y el despojo del canal 51 a la Conferencia Episcopal para entregarlo a una sociedad vinculada a la familia presidencial.
Compartimos comunicado de la Conferencia Episcopal de El Salvador #CEDES en solidaridad con la Iglesia de Nicaragua. pic.twitter.com/GQGutpt0GL
— Conferencia Episcopal de El Salvador (CEDES). (@iglesia_sv) June 5, 2022
Antes de los salvadoreños, los obispos de Panamá y Costa Rica también expresaron su solidaridad. Los religiosos salvadoreños aseguraron que estarán unidos en oración a la CEN en Nicaragua pidiendo a Dios por la paz, la comprensión, la tolerancia y el diálogo. "Invocamos al Espíritu Santo en la solemnidad de Pentecostés para que la unidad y la armonía sean pronto una realidad en ese querido país", señalaron.
Desde el asedio a Álvarez y Padilla, reconocidos en sus comunidades por su labor pastoral y su voz de denuncia contra las violaciones de derechos humanos, el régimen ha incrementado aún más la persecución religiosa con la detención la semana pasada del sacerdote Manuel Salvador García, párroco de la Iglesia Jesús Nazareno de Nandaime, Granada.
Los medios oficialistas emprendieron una campaña de difamación contra García, apoyados en la denuncia de una mujer identificada como Martha Candelaria Rivas Hernández, quien acusó al sacerdote sin pruebas de golpearla la noche del 30 de mayo pasado.
Álvarez pide no responder al "mal con mal"
Aunque ni la Diócesis de Granada, ni la Conferencia Episcopal de Nicaragua, se han pronunciado hasta ahora sobre el arresto del religioso en Nandaime-el primero en medio del clima de persecución contra la Iglesia, avivada por el discurso de odio de Rosario Murillo- el Obispo Álvarez afirmó este 5 de junio que no se debe responder "al mal con el mal, porque así lo que se hace es darle más fuerza al mal".
Álvarez pidió al Espíritu Santo renovar “esta patria nuestra”. “Sopla tu aliento en todos nosotros, y sostennos en la esperanza de construir un país fraterno, un horizonte de paz, líbranos de la cultura de la muerte, de la cultura del descarte, de cualquier resquicio de venganza que quiera infiltrarse en los corazones. Líbranos de toda maldad, líbranos del maligno”, agregó en su homilía desde la catedral de San Pedro Apóstol en Matagalpa.
El obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, exiliado desde 2019, dijo desde la parroquia de Santa Agatha en Miami que es el Espíritu Santo el que hace que la Iglesia se mantenga fiel a la verdad del Evangelio, y por ende no puede quedarse callada ante las injusticias.
“Muchos quieren una Iglesia ciega frente al dolor de la humanidad y muda frente a los atropellos de los injustos. Sin embargo, el Espíritu, como viento fuerte, la empuja siempre por los caminos del mundo a la aventura de la misión, al testimonio del amor y al riesgo de la profecía”, expresó.
«El Espíritu, como viento fuerte, empuja siempre a la Iglesia por los caminos del mundo a la aventura de la misión, al testimonio del amor y al riesgo de la profecía» (De mi homilía de Pentecostés) @carmelitequotes #BáezHomilía. pic.twitter.com/dSvFs03qaU
— Silvio José Báez (@silviojbaez) June 5, 2022
Báez agregó que “la acción poderosa del Espíritu de Dios anima los esfuerzos de quienes luchan por construir un mundo más humano y pacífico y conduce a los pueblos sometidos a soñar, a organizarse y a luchar por su liberación”.
Para Báez, el Espíritu Santo es también el gran artífice de la libertad auténtica, ya que "nos libera también de las ideologías que nos impiden conocer la verdad, sentir el dolor de los demás y amar en modo eficaz".