5 de agosto 2016
El Consejo Editorial del New York Times, uno de los diarios más influyentes del mundo, en un editorial publicado este viernes sentó su posición sobre la instauración de la dinastía familiar Ortega-Murillo: “La relativa seguridad del país no es razón para tolerar la represión y el autoritarismo”, asegura el periódico, en referencia a que Nicaragua no es azotada por el fenómeno de las maras.
El New York Times sostiene que la “competencia política genuina y la prensa libre son curas necesarias para la corrupción y la ineficiencia que tan a menudo corren los sistemas autoritarios”.
El Consejo Editorial del periódico repasa la destitución de los 28 diputados opositores del Parlamento, una medida gestada por el Consejo Supremo Electoral y ejecutada por la Junta Directiva de la Asamblea Nacional. También hacen referencia al fallo de la Sala Constitucional del Poder Electoral que sacó de la competición electoral a la Coalición Nacional por la Democracia, que iba a participar en el proceso bajo la casilla del Partido Liberal Independiente (PLI), y cuya representación legal ostentaba el diputado Eduardo Montealegre.
El paso del comandante Daniel Ortega en la vida nacional es retomado por el editorial, que contextualiza a los lectores del diario sobre el derrocamiento a la dinastía somocista en 1979. Y advierte: “El curso de la propia historia política de Ortega debería servir como recordatorio de que el derrocamiento de un gobierno puede ser la respuesta de los ciudadanos cuando se cierran todas las otras vías para la disidencia”.
El diario neoyorquino sostiene que las elecciones del seis de noviembre “no serán un ejercicio democrático”. La proclamación de Rosario Murillo como candidata a la vice presidencia por el Frente Sandinista “es la señal más clara”, dice el diario, “de que tienen la intención de establecer una dinastía autoritaria”.
El editorial es titulado “Dynasty, the Nicaragua Version” y es acompañada con una ilustración que muestra una bota militar negra sobre un fondo rojo, y en el empeine del zapato la forma de una urna de votación con una papeleta.
El New York Times resalta que desde que Ortega regresó al poder en 2006, “reformó con rapidez la estructura política del país”. Sostiene que en las elecciones municipales de 2008 (cuando fue denunciado fraude electoral) Ortega descalificó a los rivales. “Desde entonces, el partido sandinista ha utilizado una combinación de incentivos financieros y casos legales arbitrarios para cooptar a sectores de la oposición y dejar de lado al resto”, reza el editorial.
Para el New York Times, “la pequeña economía” de Nicaragua ha crecido ya que el gobierno de Ortega ha conseguido trabajar con donantes e inversores internacionales, el sector privado nacional y la ingente ayuda venezolana, que fue privatizada por la familia presidencial. Una deuda de tres mil 500 millones de dólares de la cual no se ha rendido cuentas.
“Nicaragua, que tiene una gran fuerza de policía que vigila de cerca a sus ciudadanos, también se ha mantenido más seguro que los tres países vecinos del norte: Honduras, El Salvador y Guatemala. Las pandillas y el tráfico de drogas ha causado que decenas de miles de personas de esas naciones huyan a los Estados Unidos en los últimos años”, sostiene el New York Times. Sin embargo, concluye el editorial, “no es razón para tolerar la represión y el autoritarismo”.