20 de julio 2021
El veterano político conservador Noel Vidaurre, precandidato presidencial de la Alianza Ciudadanos por la Libertad (ACxL), no titubea al explicar las razones por las que considera que en Nicaragua se vive bajo “una dictadura” que está definiendo el rumbo del actual proceso electoral, pero considera que “son las condiciones que hay” y se debe participar en las elecciones.
Esta es la tercera vez que Vidaurre, de 66 años, renueva sus aspiraciones presidenciales. Antes fue candidato por el Partido Conservador en 1996, y en 2001 declinó a una candidatura presidencial para no dividir a los votantes y “para que no ganara Daniel Ortega”, en las elecciones en las que triunfó el expresidente Enrique Bolaños como candidato del PLC.
A pesar de su experiencia y trayectoria política, Vidaurre aparece en los últimos lugares de preferencia, entre los precandidatos de la oposición, en las encuestas realizadas hasta mayo. Incluso la presidenta de CxL, Kitty Monterrey, se refirió a él y su contendiente, el informático Américo Treminio, como “los que quedan”, tras el arresto de los seis aspirantes a la presidencia que gozaban de mayor intención de voto en las encuestas. Pero Vidaurre cree que todo cambiará cuando inicie la campaña electoral.
En esta entrevista con CONFIDENCIAL y Esta Semana, el político afirma que a pesar de la desconfianza en el sistema electoral y el encarcelamiento de seis precandidatos presidenciales, los nicaragüenses saldrán a votar porque “estamos hartos de Daniel Ortega, hartos de esta dictadura, hartos del Frente Sandinista y queremos cambiar”.
A cuatro meses de las elecciones, el régimen de Daniel Ortega ha encarcelado a seis precandidatos presidenciales, reformó la Ley Electoral y nombró magistrados del FSLN en el CSE para contar los votos. ¿Hay condiciones para una elección libre, transparente y competitiva?
Condiciones verdaderamente democráticas, libres y transparentes, al más puro estándar internacional, no hay en nuestro país. Ciertamente, los magistrados pertenecen en su mayoría a la militancia del Frente Sandinista, las reformas electorales no llenaron las expectativas ni cubrieron todos los ángulos que debieron haberse cubierto para tener unas elecciones limpias y transparentes. Sin embargo, pienso que son las condiciones que hay. Tenemos que recordar que estamos bajo una dictadura y que la dictadura es la que define las reglas del juego, nosotros tenemos que decidir si vamos a las elecciones con esas reglas del juego o no vamos a las elecciones. Yo creo que el único camino para salir de Daniel Ortega y el Frente Sandinista es ir a las elecciones, salir a votar masivamente.
Algunos sectores políticos consideran que al participar en la elección sin garantías, le están haciendo el juego al régimen para legitimar las elecciones. ¿Por qué consideran que se debe participar a pesar de la falta de garantías?
Yo creo que la pregunta importante que hay que hacerse es: ¿queremos salir de Daniel Ortega y Frente Sandinista o queremos continuar con Daniel Ortega y el Frente Sandinista? Si la respuesta de la inmensa mayoría de los nicaragüenses es: 'sí queremos salir de Daniel Ortega y el Frente Sandinista', tenemos que ir a las elecciones, tenemos que ir a votar, es el único camino para salir de Ortega. Ahora, los que no quieren salir de Ortega obviamente que no salgan a votar, que se queden en su casa.
¿Cómo se hará la selección del candidato presidencial de la Alianza Ciudadana?
Entiendo que las estructuras, las bases de CxL, son las que van a definir en una convención quién va a ser el candidato. Yo entiendo que están haciendo consultas con los sectores y que van a ser sus bases, sus estructuras, su organización y los convencionales, en una convención los que van a decidir quién es el candidato de la Alianza Ciudadana.
¿Será una selección de dedo o existirá competencia interna?
En una convención obviamente hay competencia, no sé cuántos son los convencionales de CxL, pero son muchos, y ellos van a tener que decidir. Entonces hay votación y hay quienes dirán sí o no. En fin, es una competencia democrática.
Con el arresto de los seis precandidatos con mayor opinión favorable e intención de voto en las encuestas, Ortega prácticamente vetó a los candidatos más competitivos de la oposición. ¿Por qué considera que a usted se le permitirá competir por la oposición?
Yo no sé si me van a permitir o no, esa es una decisión que toma el Gobierno, eso habría que preguntárselo al Gobierno. Yo hasta el momento he sido un precandidato debidamente inscrito y tengo más de dos meses de estar inscrito. En todo caso, la decisión corresponde a los estamentos del Gobierno. Daniel Ortega es el que toma la decisión.
La presidenta de CxL, Kitty Monterrey, ha dicho que elegirán a su candidato entre los aspirantes “que quedan”, y estos son usted y el señor Américo Treminio. ¿Es suficiente ser “el que queda” para ganarse el voto popular?
Lo importante en esto es cómo va a responder la gente a la campaña que se tiene que hacer. Nadie ha hecho campaña, más que el Gobierno que hace campaña en sus medios de televisión. Pero la oposición, la Alianza CxL, no ha hecho ninguna campaña puesto que no tienen candidato. Yo supongo que, en cuanto tengan un candidato, van a hacer campaña.
¿Se puede hacer campaña electoral bajo estado policial?
No se puede hacer una campaña electoral normal en un Estado en el que no podés reunirte con la gente. Es una de las exigencias que hay que hacerle al Gobierno, al CSE, para cuando la campaña se abra (inicie). Si no se puede hacer campaña es como que no hubiese elección, pero yo creo que con la exigencia de la población y la exigencia de los partidos políticos, el Gobierno tendrá que permitir que —una vez que se abra la campaña— se puedan hacer reuniones de los partidos.
En las encuestas realizadas en mayo, su nombre aparece en los últimos lugares de personalidades con opinión favorable. ¿Cómo podría usted remontar ese desconocimiento en solo tres meses de campaña?
A comienzos de mayo que se hizo esa encuesta, yo ni siquiera era precandidato, así que no sé siquiera si me midieron. Aquí ha habido muchas encuestas y todas han sido en plataformas digitales, pero las plataformas digitales no responden al criterio científico de una verdadera encuesta… Otras encuestas las hacen por teléfono, pero en Nicaragua hay mucho temor, miedo. Entonces cuando alguien te llama por teléfono y te dice “estoy haciendo una encuesta”, no sabés si es una trampa, si es el Gobierno el que te está queriendo probar.
Una encuesta de CID-Gallup realizada antes del 21 de mayo, antes de la captura de los seis precandidatos, revela que el 80.5% del electorado sandinista está decidido a votar y entre los no sandinistas solo el 39.9% está dispuesto a hacerlo. ¿Cómo va a motivar al electorado azul y blanco a que salga a votar?
Creo que esas encuestas fueron por teléfono, entonces es muy difícil que —por el miedo que tenemos los nicaragüenses— contestemos por teléfono. Una verdadera encuesta debería hacerse en una caja negra y presencial, para que el que está haciendo la encuesta no se dé cuenta cómo está votando el encuestado. En todo caso, yo creo que el pueblo nicaragüense estamos hartos de Daniel Ortega, hartos de esta dictadura, hartos del Frente Sandinista y queremos cambiar. Queremos transformar Nicaragua, queremos tener un nuevo gobierno, una verdadera libertad, democracia, institucionalidad, educación, trabajo con salario digno para todos y estamos claro que solamente derrotando a Ortega podemos transformar Nicaragua... Y sabemos también que votar es el único camino cívico para cambiar a Ortega, a su dictadura y al Frente Sandinista.
Desde hace 25 años su nombre ha aparecido entre los candidatos a la presidencia y lo más que ha obtenido es el 2.2% de los votos en 1996, luego en 2001 se retiró de la contienda, ¿por qué insiste en ser presidente de Nicaragua?
Solamente una vez he sido candidato debidamente inscrito. En el 2001 decliné la candidatura precisamente para que no ganara Daniel Ortega y, efectivamente, con mi declinación, cuando iba arriba del presidente Bolaños (en las encuestas) —yo tenía 22.6% y él tenía 20%—, así logramos que no ganara Ortega, que iba arriba de los dos.
Yo creo que este es un momento para servir a Nicaragua y para devolverle a Nicaragua todas las cosas bonitas y lindas que me ha dado en la vida: educación, trabajo. En fin, dedicarme un poco a hacer por Nicaragua un trabajo con honestidad, con seriedad, para sacar adelante al país.
¿Cuáles son los sectores que lo respaldan?
Diferentes sectores. Hay de todo, hay sectores políticos, sectores de la sociedad civil, estudiantes, sectores profesionales. Diferentes sectores.
Antes de inscribirse en la Alianza CxL usted lideró un bloque de centro derecha llamado República Avanza ¿Qué pasó con ese proyecto?
Ese proyecto funciona muy bien, tenemos directivas en prácticamente todos los departamentos del país, excepto en las dos regiones atlánticas y Río San Juan. Tenemos un consejo político, nos reunimos todas las semanas y hacemos trabajo político en los diferentes departamentos.
¿Cuál es para usted el principal problema de la crisis política nacional? ¿Es una cuestión ideológica de diferencia entre derecha e izquierda, o entre democracia y dictadura?
Yo creo que estamos bajo una dictadura. No hay libertad total en Nicaragua, no hay institucionalidad, no hay separación de poderes del Estado, Daniel Ortega domina todos los poderes del Estado, entonces cuando tienes a una persona que domina todo el Estado, tenés una persona que es un dictador. Estamos en una situación en la que la dictadura es quien controla el país; sin embargo, debo decirte que en 1979 era lo mismo. Cuando Somoza decía que los sandinistas eran comunistas, los sandinistas decían 'no, este no es asunto de ideología de izquierda o derecha, este es un asunto de democracia contra dictadura'. Cuando llegó el Frente Sandinista al poder lo que nos impuso fue una dictadura peor que la de Somoza. Una dictadura marxista, leninista, comunista, al más puro estilo cubano y al más puro estilo soviético. Entonces, ¿era cierto que era entre ideologías? Por supuesto.
Ahora estamos en una cosa igualmente que en los años 80, tenemos otra dictadura de izquierda y lo que necesitamos es un gobierno de centro-derecha que le devuelva a Nicaragua los valores y los principios morales que teníamos y convertir a Nicaragua en un país verdaderamente libre, al estilo occidental, democrático, institucional, donde todo el mundo tenga cabida porque la democracia es así, pero que se respete la Constitución, que se respete la ley y que se respeten los derechos humanos de los ciudadanos.
¿Cuál es su agenda política como aspirante a la presidencia? ¿Qué propone para enfrentar el principal problema del país?
Lo que hay que hacer es declarar a Nicaragua un país democrático, eso significa que haya libertad para los ciudadanos, que no se vuelva a castigar a nadie por pensar u opinar distinto. Luego tiene que haber separación de los poderes del Estado, el Poder Ejecutivo tiene que ser independiente del Poder Judicial, ser independiente del Poder Legislativo, no pueden estar supeditados a una sola persona porque entonces no tenemos una democracia, lo que tenemos es una dictadura y tiene que haber institucionalidad.
El sistema económico también tenemos que cambiarlo, hacerlo mucho más abierto a todos los ciudadanos. El Estado tiene que proteger a los pequeños y medianos empresarios, tiene que proteger a los pequeños y medianos industriales, el Estado no está para proteger a los grandes porque los grandes se protegen solos.
¿Cómo desmantelar el poder de la dictadura de Ortega y Murillo, el control que tienen de toda la estructura del Estado, y su poder económico?
El solo hecho de que salga Daniel Ortega del poder ya representa un cambio importante en la mentalidad de los nicaragüenses y de los servidores públicos, porque va haber nuevos funcionarios de alto nivel en cada ministerio del Estado, que van a imprimirle una mentalidad democrática, una mentalidad de verdadero servicio a los ciudadanos… Va haber una Asamblea nueva, porque se va a elegir también el 7 noviembre y esperamos que sea diferente… Se tiene que elegir un nuevo Poder Judicial porque se les venció el periodo. Igualmente va a cambiar el Poder Electoral, que en lugar de ser el CSE un poder del Estado, que sea una institución que no sea poder del Estado.